jueves, 17 de octubre de 2013

Despertar




-- Hola, Maruja. ¿Cómo estás? Pareces cansada.
-- Calla, mujer. Anoche tardé muchísimo en dormirme, y cuando lo hice sonó un despertador muy ruidoso. Ya no pude pegar ojo. Debe de ser de los del segundo, voy a pedirles que lo cambien.
-- Si sonaba muy fuerte, creo que es el despertador de mi hija.
-- ¿Cómo va a ser el de tu hija? Vivís en el quinto y yo en el primero. Tiene que dejarla sorda.
-- Suena muy fuerte, sí, pero a ella no la despierta. Ni se entera.

Así era. Podía estallar la bomba más potente a mi lado mientras dormía, que yo no me enteraba. Era un suplicio para mi madre despertarme cada mañana. Ella temía ese momento del día, porque debía intentarlo una y otra vez, de las maneras más inverosímiles, para lograr que volviera a la vida desde mi profundo sueño.

Excepto los domingos. El mágico ritual de los domingos, que conseguía despertarme suavemente sin necesidad siquiera de abrir la puerta de mi habitación.

En mis sueños se colaba siempre un aroma, un agradable olor que se filtraba por debajo de mi puerta hasta llegar a mi nariz, envolverme entera y alertar todos mis sentidos, llevándome a un placentero duermevela en el que aguardaba la señal definitiva para levantarme de un salto y saludar sonriente al nuevo día.

Era un olor dulce, cada vez más intenso, que se imponía al sueño más profundo y sacudía mi honda pereza. Era imposible resistirse.

Una vez abiertos los ojos, lo que ocurría un rato después de que se activara mi olfato, sólo había que esperar unos minutos. El olor era el “preparados”, la apertura de ojos era el “listos”, y el “ya” llegaba cuando se abría la puerta de la casa y oía a mi padre diciendo: “Ya están aquí los churros”.

En menos de diez segundos ya estaba sentada a la mesa de la cocina para disfrutar el exquisito chocolate que preparaba mi madre y que inauguraba oficialmente todos los domingos de mi infancia.

29 comentarios:

  1. Desayunos de domingo que duermen en nuestra memoria de niños.

    Delicioso.

    Besos.

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  2. Toro Salvaje: El chocolate sí que era delicioso. Besos.

    Victoria Ramírez: Sí, historia real, recuerdo de infancia. Besos

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  3. Nunca desaparece
    el olor que con cariño
    impregnaba nuestra
    infancia.

    Un abrazo enorme.

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  4. El mas tentador y eficiente despertador!

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  5. Puedes tener mucho sueño, pero el sentido del olfato es mas fuerte, cuando se trata de los exquisitos churros con chocolate recién hechos por tu madre, como a mi también me ocurría...

    besos

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  6. Hay sabores de infancia que tienen aromas de recuerdo.
    Lo que daría yo por uno igualito ahora mismo.
    ;-)
    Besos.

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  7. Muy bueno esos olores que nos traen agradables recuerdo de la infancia. Un beso.

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  8. Maravilloso recuerdo. El olor, los olores de la infancia ya nunca serán los mismos. Están junto a una canción bonita dentro de un anuncio de nuestra vida, nuestra idea primera, propia y perfecta de la vida. Se forjó con aquellos olores, sabores que recrean una felicidad sensorial, imposible de olvidar.
    Me gusta mucho como nos lo has traído. Huele a chocolate.

    Besos

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  9. en mi casa lo preparaba mi abuela pero en lugar de churros hacía torreznos (pan frito en aceite).

    ¡que rico, por favor!

    ¡que recuerdos!

    biquiños,

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  10. Quien recuperase los despertares de la infancia... (o tal vez los tengo idealizados? -de pronto se colaron termitas-)

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  11. Que lindo!
    Un abrazo grande y gracias por compartir éste lindo post, con esos buenos recuerdos.
    Un abrazo e infinitos momentos más de felicidad.
    mar

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  12. Jajajajaja. Entre semana no te despertaba ni una bomba y el domingo solo el aroma del chocolate te sacaba de la cama tan contenta, tiene un nombre: vaguitis.
    Jajajajajajajaja.

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  13. Un relato delicioso, con lo del desayuno hummm...
    Por cierto. Yo, que estoy medio sordo, no me despierto ni a tiros, y además tengo insomnio jaja.

    Bsos!

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  14. Bello. Creo que los olores de la infancia, los que nos llenan sobre todo, son imborrables.

    Beso grande

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  15. Que recuerdos, a mi barrio venía el churrero y nos acercaba los churros por la ventana, hasta mis hijos llegaron a disfrutarlo, pero ya se nos a jubilado, una penita, mi hija lo echa de menos.

    Un besote.

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  16. ¡Ah, la felicidad de la infancia! Esos pequeños detalles que nos conforman y que nunca olvidaremos.
    Besitos dulces.

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  17. El sentido del olfato,el gusto y como no...del oido¡¡
    Excelente texto¡¡

    Saludos.

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  18. Muchos nos hemos identificado con tu historia y es que chocolate con churros, en un idioma secreto que conozco, quiere decir domingo por la mañana.

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  19. De pequeño me atraía esa combinación de forma irresistible, ahora el estómago pide dosificar la cantidad.
    Besos sin merienda de por medio.

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  20. Eu esperto ben pero supoño que co ese cheiro espertaría millor.

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  21. Marisa: Lo pienso y regresa a mí ese olor. Y con él las ganas de tomar chocolate. Bicos.

    Magah: Todavía me sorprende lo bien que funcionaba conmigo. Besos.

    Lucrecia Borgia: Si te ocurría también, entiendes perfectamente lo que cuento. Besos.

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  22. La Zarzamora: Yo también daría algo (mucho) por uno igual ahora. Besos.

    Maruja: No sólo es el sabor, exquisito, sino también el momento feliz. Un beso.

    Antonio Misas: Sí, era un momento muy feliz, aunque no siempre era consciente de ello. El tiempo y el recuerdo repara ese error. Gracias. Besos.

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  23. Aldabra: Los churros los comprábamos. Lo que mi madre hacía exquisito era el chocolate. Me babo sólo de pensarlo. Biquiños.

    Zeltia: ¡¡¡Qué alegría verte por aquí!!! Te echaba de menos. Creo que sí, que cuantos más años tenemos, más idealizamos la infancia. Bicos.

    Mar: Gracias. Un abrazo enorme para ti.

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  24. Pitt Tristán: jajajaja. Recién llegas y ya me descubres. Tendré que tener cuidado contigo. Pero que conste que me pasaba eso. Bienvenido. Un abrazo.

    moderato_Dos_josef: Yo también tardo mucho en dormirme (es vicio, porque me gusta la noche) por eso en la mañana me cuesta un mundo despertar. Besos.

    Horacio: Sí, recuerdo algún olor más de la infancia que me acompañará siempre. Un beso grande.

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  25. Odry: También me alegra muchísimo verte por aquí. Los churros me gustaban, pero no tanto. El chocolate sí lo echo de menos, y en Chile no he encontrado un lugar donde lo hagan como en España. Seguiré buscando. Besote grande.

    Virgi: Me gustaría recordar, además del momento, la receta de mi madre. La sabía, pero se me borró y nunca me sale el chocolate como entonces. Besos.

    Cascarilleiro: Sí, eran muchos sentidos los que se despertaban casi al mismo tiempo. Bicos.

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  26. Steppenwolf: Me gustó eso de que chocolate con churros quiere decir domingo por la mañana. En mi idioma significa lo mismo. Un abrazo.

    Nómada planetario: Yo sin churros puedo pasar, pero el chocolate lo echo mucho de menos. Besos achocolatados.

    Paideleo: Ben motivados sempre se esperta mellor. Unha aperta.

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  27. Liz Gallegos: Y si probaras ese chocolate te parecería aún más rico. Besos

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