jueves, 13 de febrero de 2014

El jardín feliz




A Catalina Errázuriz le faltaba algo para ser completamente feliz. Ocupaba un lugar destacado en la alta sociedad santiaguina y disfrutaba de una intensa vida social, gracias fundamentalmente a su apellido vinoso y a una cuantiosa herencia familiar. No había acto cultural o fiesta que se preciase que no contara con su presencia. Soltera porque ella así lo quiso, de firmes principios religiosos, hacía gala de un magnífico sentido del humor que animaba cualquier reunión.

Doña Cata, que era como todo el mundo la llamaba, residía en una mansión que había sido de sus padres y antes de sus abuelos y bisabuelos. Debido al crecimiento de la ciudad, la casa rodeada de un extenso terreno que había sido construida en las afueras estaba ahora en pleno centro urbano, y frente a su fachada pasaban a diario cientos de personas que se sorprendían al comprobar cómo, a pesar de la acomodada situación económica de la propietaria de la finca, ésta lucía un jardín descuidado.

Ese comentario generalizado apenaba a Catalina Errázuriz, quien pese a sus esfuerzos no había encontrado ningún jardinero que lograra resolver el problema que le impedía ser totalmente feliz.

Fue Francisca Gutiérrez, Keka, una mujer recién llegada al entorno de Catalina Errázuriz, y que según los rumores había ascendido socialmente por su buena relación con los hombres más ricos del país y por un oportuno matrimonio con un anciano adinerado meses antes de que éste falleciera, quien le habló de una nueva empresa: “El jardín feliz”.

- Puede estar usted segura, doña Cata, que si ellos no pueden arreglarle el jardín, nadie podrá hacerlo.

Fabián visitó la propiedad antes de aceptar el trabajo y causó muy buena impresión a doña Cata, pues le pareció serio y responsable, además de muy atractivo. Una semana después observaba desde el balcón de su habitación cómo el joven de sudoroso torso desnudo se esmeraba por revivir las plantas agónicas del antejardín.

- Caserita –le gritó Fabián-, le voy a tener que fumigarle el bambú, que se está muriendo por la peste. ¿Le parece bien?

- Fumígueme lo que usted quiera, mijito, pero déjeme bonito el jardín.  

Fabián no pudo esconder su sonrisa pícara y entendió que no encontraría mejor momento para exponer a su jefa el método de trabajo que tan buenos resultados le estaba dando a la empresa que lo contrató. Jardinero por vocación, explicó a doña Cata que no bastaba con cavar, abonar, podar o fumigar para resucitar las plantas.

- Caserita, las flores y los árboles de su jardín se alimentan de usted, de su alegría, pero la de verdad, la que va por dentro. Déjeme arreglarla, mi yeina, y le aseguro que el jardín revivirá solito.

- Me pongo en sus manos.

Catalina Errázuriz dijo esas palabras sin pensarlas, dictadas por un instinto que hasta ese momento siempre había mantenido bajo control. Y literalmente se puso en las manos del jardinero, quien le demostró su excelente profesionalidad.

Sabido es que las plantas crecen mejor y más bellas con música. Así lo hicieron las de doña Cata, que desde que contrató los servicios de “El jardín feliz” pasa los días cantando en su casa y redujo drásticamente su vida social.

En las fiestas a las que ya no acude, la ausencia de doña Cata es un tema de conversación inevitable. Todos preguntan a Keka Gutiérrez, la nueva mejor amiga de Catalina Errázuriz y ahora centro de las reuniones, quien responde siempre con una sonrisa y un “tranquilos, ella está bien; está completamente feliz”.

23 comentarios:

  1. ¡Qué contentas las flores! :) Música, riego, mimos...


    Bss

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  2. Un macizo jardinero, las flores estarán contentas. Feliz fin de semana.

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  3. ¿Le puede usted decir a Doña Cata que me pase el teléfono de "El Jardín Feliz"? Estoy realmente interesada en recibir sus servicios, que yo ya me he ocupado de la poda y el desbroce del jardín, pero necesito que me rieguen y abonen una y otra vez.

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  4. Puede haber hadas en el fondo del jardín, que te traigan un buen jardinero. No hay ninguna prueba de que sea así, pero tampoco puedes probar que no haya ninguna...

    besos

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  5. El mito erótico moderno del jardinero tiene mucho tema. Gabrielle, en mujeres desesperadas también utilizó ese recurso para obtener la felicidad.
    Estoy pensando en hacerme Jardinero, no te digo más.

    Besos, Alis.

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  6. Una empresa así nunca viene mal, siempre tendrá clientela. Y además...¿qué mejor objetivo que dar felicidad?
    Un beso, querida Alís.

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  7. Yo quiero ese jardinero, así quien no está feliz jjijii.
    Besos para ti, muy buen post.
    mar

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  8. Crecen feraces las sonrisas entre el follaje, : )
    Te mando dos besos para tu propio jardín,
    rafarrojas

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  9. :) quizá el cuento sobrestima el poder del sexo!
    "el sexo y la soledad" (joan margarit? no recuerdo)

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  10. Noto eu no sorriso de Keka que ela tamén ten o seu xardín contentiño.

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  11. Siquiera de forma tangencial, a tu Catalina le pasa un poco lo mismo que a mi personaje de hoy,... Sonrío.
    Gracias por tu comentario y por tus buenos deseos, Alís.

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  12. Arreglarán terrazas de departamento? si es así (y si no también) quiero el contacto. Muy buena historia Alís. Un beso!

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  13. Un buen jardinero es capaz de hacer sonreír a la flor más triste...

    Besos.

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  14. Todo jardín necesita sus cuidados y desde luego un buen...jardinero.
    Excelente relato¡¡

    Saludos.

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  15. Jajaja, sin duda nos arranca una sonrisa pícara tu relato. ¡Bien por doña Catalina!


    Muchos besos.

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  16. Dame esa dirección, pero ya....
    Y no te la guardes sólo para ti, pillina...
    ;-)

    Sonrío.
    Besos, Alís.

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  17. Toro Salvaje: Lástima que cada vez haya menos jardines, si no yo misma montaría la empresa. Y haría el casting, claro. Besos.

    De barro y luz: Qué más se puede pedir, no? Besos

    Maruja: Las flores y la dueña. Un beso.

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  18. Rita: Doña Cata no contesta al teléfono. Parece que está demasiado ocupada, jajaja. Un beso.

    Lucrecia Borgia: Habrá que investigar. Besos.

    Antonio Misas: De hecho, en etiquetas iba a poner "tópico erótico", pero lo erótico sólo está en la imaginación, por eso me contuve. Anímate a hacerte jardinero, seguro que te contratarían. Besos.

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  19. Virgi: Todo lo que sean ideas emprendedoras viene bien, sobre todo en tiempo de crisis. Un beso.

    Mar: Ese jardinero parece que ya tiene demasiado trabajo, pero seguro que puedes encontrar otro similar. Besos, Mar.

    Rafarrojas: Crecen, crecen. Mi jardín te agradece esos besos. Un beso también para ti.

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  20. Zeltia: Tes razón. Habendo chocolate, ¿quén quere sexo? ;-) Bicos.

    Chousa da Alcandra: Ninguén recomenda algo sin saber si funciona ou non, non sí? Bicoss.

    Raúl: Gracias a ti. Es un placer leerte. Besos.

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  21. Victoria Ramírez: Seguro que una terraza es más fácil que un jardín y tendrán más tiempo para concentrarse más, lo que se agradece ¿no? Un beso

    Miguel: En eso se nota si es un buen jardinero o no. Besos.

    Cascarilleiro: Por supuesto, necesitan cuidados, tiempo y dedicación. Gracias. Un abrazo.

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  22. Espérame en Siberia: Me alegra saberlo. Muchas gracias. Besos.

    La Zarzamora: Pillina no, es que no quiero descuidar mi jardín. Ya te pasaré el dato en privado. ;-) Un beso grande.

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