Estaba a punto de soplar las velas cuando vio que todos sus invitados la observaban con picardía en sus ojos.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué me miráis así? - Porque ya sabemos qué tres deseos vas a pedir. - Sí --rieron todos y gritaron al unísono--, ¡¡sexo, sexo, sexo!! - Esta vez tendré que ser más cuidadosa. No olvidéis que nueve meses después de pedirlo estaba pariendo a mis mellizas.
Laura cerró los ojos, tomó aire y sopló fuerte concentrada en su pensamiento: