lunes, 29 de abril de 2019

Un día más



Encogerme.
Volverme bolita.
Rodar hasta ti.
Desplegarme.
Que no quieras más Sol que mis ojos.
Que mis ojos puedan verte.
Y si acaso acariciarte.
Reposar en tu sombra.
Adherirme a tu paso.
Inventar caminos.
Perdernos en ellos.
Y desaparecer.
Un día más.


Día tras día.
Año tras año.

sábado, 27 de abril de 2019

Silencio



- Cállate yaaaaa
- ¿Qué te pasa?
- Que no me gusta tu conversación.
- ¿Desde cuándo?
- ¿En serio no lo sabes?

Sí lo sabía. Hacía un tiempo ya. Fue en un despiste, un pestañeo, así, de la noche a la mañana. De un momento para otro. Y para otro. Y otro.

No pudieron evitarlo. Tal vez ni siquiera quisieron. Llegó como llega una tormenta de verano, una ciclogénesis fulminante y letal, un terremoto de máxima intensidad. Y arrasó, devastó los últimos puentes entre sus almas. Sus cuerpos ni siquiera estaban en distintas orillas del mismo río.

Por eso bastaba un buenas noches para extrañar el silencio. Ese silencio que era ya lo único que les unía.

miércoles, 24 de abril de 2019

Frío


Fotografía: Alexandra Van Iden

Siento frío cuando la distancia empieza a rondarnos. Esa distancia, hecha de miedos, inseguridades, de cierto hastío, que lo mismo nos protege de entregarnos como nos parte ese hálito de ilusión que necesitamos como pan nuestro de cada día.

Siento frío cuando nos comemos las ganas hasta atragantarnos con ellas, no vaya a ser que se gasten por saciarlas. Jugamos a ignorar la evidencia de que el deseo cuando nace está condenado a crecer y si lo oprimimos nos golpeará su rebeldía. 

Siento frío cuando la distancia me ronda, me rodea y me secuestra en una cueva negra y profunda como el miedo. Como ahora. A lo lejos intuyo tu luz, necesito tu mano para saber el camino y mi voz enmudece cuando intento pronunciar tu nombre.

Siento frío. 
Mucho frío.

lunes, 22 de abril de 2019

Cada mañana



Cada mañana se desviaba una buena distancia para pasar por su muro de los lamentos. De sus quebrantos, más bien. Su llegada al muelle coincidía con la hora en que el sol alcanzaba la altura necesaria como para proyectar su silueta en la pared. A cada paso iba creciendo y alcanzaba el tamaño real justo cuando se asomaba al abismo de la pierna tatuada en la pared. Nadie capturó jamás la imagen, pero dicen que al instante siguiente su sombra se separaba de él, traspasaba el cemento y se perdía en la cara oculta del muslo del cartel publicitario.

Cuentan que si permanecías atento el tiempo suficiente podías ver a esa pierna abriéndose.

Pero se cuentan tantas cosas…

sábado, 20 de abril de 2019

Hazme el amor



Hacen el amor nuestras palabras. Nos invitan a este trío arrebatadoramente irresistible… y ahí estamos, felices los cuatro.

Hacen el amor nuestros recuerdos. Tú me invitas, yo te invito. De tanta ida y vuelta se enredaron tus recuerdos con los míos y se hicieron nuestros.

Hacen el amor nuestros sueños. Parten solos como nubes y buscan las tormentas para encontrarse, para encenderse y para lloverse.

Hacen el amor nuestras soledades. Emergen perezosas de las sábanas revueltas cuando el sueño termina. Y se saben acompañadas por otra soledad huérfana de la misma caricia.

Ahora nos toca.
Hazme el amor
Pero de tu vida.

Fotografía: Acción poética

jueves, 18 de abril de 2019

Pétalos


Fotografía: David Ballester

Cada caricia tuya logra desplegarme pétalos. 

Sabes desnudarme vistiéndome de color, 

de calor 

y de esa pasión 

que derrite cualquier frialdad imaginable. 


Nadie acaricia mi alma como tú.


martes, 16 de abril de 2019

Ven



- ¿Qué temes?
- ¿Por qué crees que temo algo?
- Porque cada cierto tiempo encuentras una excusa para alejarte.
- Yo no quiero alejarme de ti.
- Lo sé. Tus gestos y las palabras que eliges así lo demuestran.
- ¿Entonces?
- No sé. Parece como si quisieras cansarme, como si quisieras que me aleje yo.
- ¿Y te canso?
- No. De hecho, cuando haces eso despiertas una ternura increíble en mí. Y más ganas de acercarme a ti.
- No soy consciente de lo que dices, pero ¿será por eso que lo hago?
- Para desear acercarme a ti te basta con ser. Y si quieres que me acerque más, sólo tienes que decir ven.

Fernando guarda silencio, pensando en las palabras de Laura y buscando en su cabeza una respuesta. Y decide dar voz a su corazón.

- Ven.

domingo, 14 de abril de 2019

La trenza dorada



No fue una buena abuela para la niña que fui. No recuerdo ningún gesto de cariño, me regalaba siempre comentarios hirientes, no se aproblemaba al decirme que era la nieta a la que menos quería… de modo que tuve que esperar a ser adulta para descubrir sus virtudes, que también las tenía, y sufrí por años la evidencia de que me parecía a ella.

Era una mujer de carácter, llevada de sus ideas, fuerte e incluso divertida, dispuesta a bailar y cantar en cualquier momento. Luego supe también que era vitalista, con una energía increíble para reponerse frente a las adversidades, con la risa disponible para superar cualquier dificultad, “porque para llorar ya están los demás”. Ello a pesar de que durante treinta otoños la escuché decir siempre lo mismo: “De este invierno no paso”.

La recuerdo siempre igual: vestida de negro, con un delantal de cuadritos sobre su falda, la cara arrugada, los ojos de un azul tan claro que lograban disimular su mala leche, y su cabeza siempre cubierta con un gorro de lana, fuera invierno o verano. Nunca vi su cabello, apenas unos pocos pelos que raramente escapaban de la lana negra.

Excepto una vez en que la sorprendí peinándose. Lo viví como si hubiera encontrado un tesoro, escondida tras la cortina del improvisado lavabo de su casa verde. Ella deslizaba el peine por una larga melena de la que me sorprendió que, a pesar de ser canosa, mantenía un intenso tono dorado. Disfruté también al observar la habilidad con que se hizo la trenza, que rápidamente cubrió con su gorro negro.

Nunca volví a mirarla igual. Había descubierto su secreto, su hermosa melena dorada que, aunque oculta, le confería una belleza nueva. E imaginaba que lo que realmente escondía eran los recuerdos trenzados de una juventud hermosa y aprovechada. 

viernes, 12 de abril de 2019

Llueve de adentro



Llueve de adentro,
ahí donde el mañana no existe,
ahí donde el hoy, esquivo, duele.

Llueve de adentro,
torrencial anega este sentimiento
que surge muerto antes de nacer.

Llueve de adentro,
rítmica letanía golpea las ventanas, 
que por no verte prefieren ser ciegas.

Llueve de adentro,
moja las palabras que nacen torpes
a fuerza de no hallar el nido preciso.

Llueve de adentro,
ahoga el grito que jamás has de oír,
ahoga palabras este llanto por ti.


"De vez en cuando la vida (...) saca un conejo de la vieja chistera, y uno es feliz como un niño cuando sale de la escuela", que cantaba Serrat. 

Jesús Acebedo, pianista y compositor barcelonés, es el mago de esta historia. Eligió este poema (que publiqué en mi blog "Partitura del corazón" el 8 de febrero de 2010) para convertirlo en música, para recitarlo en notas. La belleza de lo que ha creado podéis escucharlo en este vídeo.

Gracias, Jesús, por este precioso regalo, que me conmueve, que me honra y que me recuerda que la vida siempre nos premia cuando nos entregamos a lo que nos apasiona.

miércoles, 10 de abril de 2019

Ese grito que no sale



No logro distinguir si esta rabia que me quema por dentro es alimentada por la dignidad o por la rebeldía, que como nació siendo niña se viste de pataleta. Hay un no que pugna por salir en un grito desgarrado, también un basta, y hasta un cómo te atreves. Hay una furia en los puños que se aprietan y clavan sus uñas en mi propia carne, dura, contraída y adolorida. Hay una respiración que no alcanza los pulmones, corta, apurada y envenenada. Hay también un dolor en el pecho que sube hasta el cuello ahogándome y acallándome, escondiendo mi voz, que sabiéndose presa intenta emprender la huida por mis dedos sobre el teclado. Hay un fuego devorando mis entrañas, en lucha constante con el mar de lágrimas que por no poder asomarse me anega e impregna hasta mis huellas, hasta mi sombra. No distingo el por qué, ni tampoco el para qué. Sólo la intensidad del dolor que me provoca.

lunes, 8 de abril de 2019

Soñé




Anoche soñé que me amas.

(Fue justo antes de quedarme dormida).

sábado, 6 de abril de 2019

Desasosiego




Comenzó como una sospecha, una intuición. Una leve incomodidad del alma casi imposible de detectar, menos aún de ubicar. Era esa molestia indescriptible al percibir que algo está fuera de lugar sin saber exactamente qué para poder ordenarlo. 

Siguió como una desidia, un incipiente desinterés experto en disculpar lo inexcusable, una pereza estrábica que se apoyaba en las muletas de la comodidad, o de la esperanza, o de lo que sí funcionaba para saltarse las averías que desacompasaban el corazón.

Llegó luego la evidencia, como un muro invisible contra el que choqué una y otra vez intentando trascenderlo sin salir dañada, ilusa de mí, mientras me fui llenando de heridas, convirtiéndome en herida toda yo.

Fueron atropellándose las emociones. La frustración de la apuesta perdida, la culpa por el error no previsto, la rabia y la impotencia comandadas por el miedo, la tristeza por la pérdida inevitable, y el dolor del alma huérfana.

Ahora gobierna el desasosiego, un tirano que se impone cruel y sanguinario, como un gusano carcomiéndome, ocupándome, usurpándome. Alimentándose de mis últimos hálitos de vida, robándome las fuerzas que no tengo.

Y sospecho, con desidia, que este desasosiego evidencia el final.

jueves, 4 de abril de 2019

¿Y tú me preguntas? (2)


Imagen obtenida en Pixabay


- ¿Cómo estás?
- ¿Tú que crees?
- ¿Tu sonrisa dice lo que creo?
- ¿Qué otra cosa podría estar diciendo?
- ¿Puedes sentir lo mucho que me gustas?
- ¿Cómo negar con palabas lo que tu cuerpo está gritando?
- ¿Puedo besarte?
- ¿En serio necesitas preguntar?
- ¿Y si no puedo parar?
- ¿Por qué habrías de hacerlo?
- ¿Sientes tanto calor como yo?
- ¿Por qué crees que me quito la ropa?
- ¿No te arrepentirás?
- ¿De qué? ¿De hacer lo que llevo tanto tiempo soñando?
- ¿Esto está ocurriendo de verdad o estoy soñando?
- ¿No estamos hablando demasiado?

martes, 2 de abril de 2019

¿Y tú me preguntas?



- ¿Cómo estás?
- ¿Te interesa de verdad o sólo preguntas por educación?
- ¿Te ocurre algo?
- ¿Por qué debería pasarme algo?
- ¿Ya vamos a empezar?
- ¿Preferías que te respondiera bien, aunque no sea verdad?
- ¿Ahora es malo que te pregunte cómo estás?
- ¿No crees que deberías conocer la respuesta?
- ¿He hecho algo malo?
- ¿Qué te dice tu conciencia?
- ¿Qué tiene que ver mi conciencia en esto?
- ¿Qué tienes que ver tú en esto?
- ¿No crees que me importas?
- ¿Acaso tus actos no hablan con claridad?
- ¿Por qué no me dices lo que deseas decirme y te dejas de indirectas?
- ¿Por qué no lo adivinas tú que eres tan inteligente?
- ¿Me estás dejando?
- ¿En serio no entiendes nada?