- Así que una bufanda, una agenda y un perfume... -Fernando hace una pausa para acercarse a su espalda y, juguetón, susurrarle al oído-. El de siempre.
Laura esconde su sonrisa y la disfraza con su cara de pocos amigos, mientras sigue preparándose un café como si no hubiera escuchado nada.
- Sabes que lo de la wishlist era una broma ¿verdad?
Ahora Laura lo fulmina con la mirada.
- Como sigas usando la palabrita en inglés me voy a enfadar en serio.
- Lo sé, lo sé. Lo hice para provocarte. ¡Lista de deseos! ¡Lista de deseos!
- Tampoco me gusta lo de hacer listas, porque es pedir y un regalo no se pide, se ofrece. Aunque entiendo su lado práctico, que los tiempos lo agradecen.
- Igual no quisiera quedarme sin saber tres cosas que quieras y una que desees.
- Ya te dije que si respondo a eso lo sabrás todo de mí. Y me asusta.
- Bueno. Insistiré.
Fernando lo dice mientras camina rápido hacia la puerta tras besar a Laura. A esa hora le gusta ir a correr. Ella, riéndose, lo avisa justo antes de que salga.
- Por cierto. Yo también te hice una broma: Cambié tu lista de música.
Cuando a los pocos segundos oyó la carcajada de Fernando en la escalera, Laura supo que ya estaba escuchando.
En los audífonos de Fernando sonaba una lista de villancicos. El primero de ellos, el de la Carey (“All I want for Christmas is you”).
Un bello relato que me lleva a recordar mi propia lista de deseos navideños (una lista que no está hecha todavía), y reflexiono ahora sobre las cosas verdaderamente importantes de la vida.
ResponderEliminarLa gente, las personas en general, suelen pedir deseos de cosas materiales: el coche, la casa, el abrigo, la play station, etc.
Pero lo más valioso que una persona puede pedir, es lo inmaterial.
Como esta bella canción que nos mencionas de María Carey, que nos dice: Todo lo que quiero en esta Navidad eres tú. Un abrazo en amistad. Felices Fiestas.
Fernando desafia la paciencia de Laura.
ResponderEliminarBesos.
Me gusta esa canción y ¿Qué hará Fernando con el mensaje? Te mando un beso.
ResponderEliminar