viernes, 31 de diciembre de 2021

Un día más


Ya no diré que no me gustan los balances porque, aún siendo cierto, inevitablemente lo hago cada fin de año, a pesar de que creo que mañana sólo será un día más. 

 

Hace 365 días escribía sobre mi sonrisa porque, por primera vez, finalizaba un año sintiéndome orgullosa de mí misma por todos los desafíos que había superado. Podría decir lo mismo en este 2021 que termina y, sin embargo, no lo cierro sonriendo, sino con una sensación de insatisfacción que me tiene entre malhumorada y triste. 

 

Recurrí este año a la misma estrategia que me permitió sobrevivir al 2020: vivir un día a la vez, no anticiparme (¿para qué?). Tal vez por eso perdí la perspectiva de todo lo logrado, de lo valiente que fui, de la fuerza que encontré no sé dónde y de los retos que vencí. Este texto me permite tomar conciencia de ello. 

 

No obstante, el sabor de boca que me queda es muy distinto, porque he tenido siempre la sensación de dificultad, de que fue un año cuesta arriba, como en esos sueños en que huyo no sé de qué intentando correr sin lograrlo, en los que cada movimiento que hago sólo evita que retroceda, pero no me permite avanzar. 

 

Mañana sólo será un día más, será un paso que no me permita llegar a donde quiero (si acaso supiera dónde es), pero me hará salir de donde no deseo estar.  

 

¡Adiós, 2021!

 

jueves, 2 de diciembre de 2021

Provócame

 

Fernando y Laura pasaban una tarde de sofá. Él jugaba ajedrez, serio, y ella leía en una posición tan extraña como desenfadada. Posó el libro en el suelo y puso música. 

 

Provócame 

Échame el humo a la cara. 

Provócame 

Provócame tú que sabes 

cómo aguantarme la mirada, 

cómo ponerlo difícil. 

Provócame tú que sabes  

cómo proponer un brindis. 

 

Provócame 

Dime qué perfume gastas, 

por dónde queda tu casa. 

Mándame un beso al marcharte. 

Provócame tú que sabes 

cómo llevarme de calle, 

cómo evitar que te evite. 

Provócame tú que sabes 

cómo jugar al despiste. (*)

 

- Eso haces con la canción, ¿verdad? 

- ¿El qué? 

- Provocarme. 

- Noooo… ¿Cómo se te ocurre? 

- Entonces quieres que te provoque yo. 

 

Eso sonaba bien. Tentador. Laura respondió con una carcajada espontánea y miró a Fernando. Con la más provocadora de sus miradas. 

Fernando no opuso resistencia. Más bien al contrario. 

 

..... ----- .....

 

Hoy Fernando es la vida y Laura soy yo. Porque hoy declaro que provocaré a la vida y dejaré que ella haga lo mismo conmigo. Hoy elijo el camino más agradable, que no es necesariamente el más fácil y a ratos, sí... Y llego juguetona.

 

Podría declararlo cualquier día, pero elijo hacerlo en mi cumpleaños. Como un rito. Porque hoy elijo celebrar la vida, celebrar la mujer que soy y celebrar que aún deseo tener sueños. Aunque vaya perdiendo uno tras otro. Aunque no sepa cuál tengo ahora.

(*) De la canción "Échame el humo a la cara", de Zenet   

viernes, 29 de octubre de 2021

La timidez de los árboles

 

- Existe un fenómeno llamado “timidez de los árboles” según el cual sus copas no se tocan… Son un claro ejemplo de respeto al espacio de los otros.

- ¿Dices que deberíamos aprender de ellos?

- Es la naturaleza manifestándose ¿no? Sobreviven y conviven respetándose…

- A distancia…

- La justa y necesaria para ser.

- ¿Insinúas que no podrían ser si se tocaran?

- No lo sé… Serían… distintos, seguramente. Y supongo que habrá una importante razón para que no lo hagan.

- ¿Y tú eres uno de ellos?

- ¿Yo? No, ¿por qué?

- Porque no estás tocando mi copa y a mí me da frío esta distancia…

 

lunes, 30 de agosto de 2021

Con manos de ciego

 

 

En algún lugar de la ciudad,

a esta hora, 

una pareja  

está mirándose 

con manos de ciego. 

 

jueves, 15 de julio de 2021

Como siempre

 
 
El silencio acompañó los primeros dieciocho minutos aquella tarde en que acordaron encontrarse en el que tiempo atrás era el café de siempre. Tranquilos, con tiempo. ¿Para qué las palabras cuando los cuerpos hablan tanto, también desde sus propios silencios?
 
Fernando fue el primero en no soportarlo y rompió el hielo.
 
- Ya no sé con quien hablo. 
- Conmigo. 
- ¿Y quién eres? 
- La de siempre. 
- ¿Estás segura? 
- Bueno, en realidad no. Todos cambiamos. Estamos vivos. 
- Cuando no conversamos siento que te vas desdibujando, como si fuera olvidando el rostro de tu alma. 
- Y yo me siento invisible cuando no me miras.
 
Laura dio un último sorbo a su café y cruzó los brazos sobre la mesa. Fernando miraba sus manos blancas, como siempre, y las intuyó frías, como siempre. 
 
Y se las calentó, como siempre.
 

domingo, 13 de junio de 2021

Borrón y beso nuevo

 

 
Fotografía: Alís Gómez

 

 

Quiero escribirte un beso 

y sólo me salen borrones.

 

 

(Un día de éstos te repaso y te paso a limpio)

 

 

lunes, 7 de junio de 2021

Me quiere, no me quiere...

 
 
Harto de que las margaritas siempre respondieran que no, buscó otros oráculos que deshojar. Nunca imaginó que esa decisión supondría el inicio de su debacle. Probó con un trébol de cuatro hojas que por fortuna encontró, sólo para descubrir que eso de que dan suerte es un mito. Probó con los gajos de mandarinas, pero todas le entregaban una respuesta ácida. Probó con racimos de uvas, y todos resultaron pares…
 
Ahora busca la respuesta que desea en botellas de vino. Se sirve una copa. Me quiere. La rellena. No me quiere. Me quiere. No me quiere… Dicen que varias veces obtuvo el sí deseado, pero estaba demasiado borracho para darse cuenta.
 

domingo, 16 de mayo de 2021

¿Se entiende?

 


Cuando hablamos usas una muletilla que al principio no percibía, después me resultó curiosa y ahora me molestaría si te diera importancia. Es una frase socorrida y habitual, no eres original con ella. ¿Se entiende?

 

Empecé a reparar en ella porque siempre la traías después de decirme algo que no, no había entendido. Me parecía curiosa porque la interpretaba como una toma de conciencia de que no habías sido claro, como si quisieras chequear si te habías explicado. Eso me recuerda que hace tiempo yo la dije una vez y me corrigieron: “¿Por qué en lugar de preguntar si yo entendí no preguntas si tú te explicaste?”. 

 

Entonces descubrí, y ahora compruebo, que un ¿se entiende? pone en el otro el esfuerzo compartido que requiere la comunicación. Y en cuanto comencé a responderte que no comprendía, ante tu falta de aclaración, me di cuenta de que no es más que una excusa, un comodín que usas para no expresar con claridad qué piensas o qué sientes. Tal vez porque implicaría hacerte cargo de lo que dices. 

 

viernes, 26 de marzo de 2021

Celebrar sola

 

 
Fotografía: Andreea Markocsanyi 

 

 

- Suenas triste. 

- Porque estoy triste. 

- Lo sé. Lamento mucho no poder acompañarte en esta fecha tan señalada. 

- Yo también lo siento. En días así la soledad se pone insoportable. Y los recuerdos, sobre todo los malos, ocupan los vacíos. Y lo llenan todo. 

- ¿Cómo celebrarías si estuviera ahí contigo? 

- No sé… Pediría sushi. Comeríamos rico. Jugaríamos ya sí una partida de ajedrez.  Me haría un pito… Yo estaría contenta. Tú te aprovecharías de que lo estoy … 

- Parece un buen plan. 

- En realidad, puedo hacer todo también estando sola. Salvo estar yo contenta y tú aprovecharte de que lo esté. 

 

jueves, 18 de marzo de 2021

La lección

 

 
Fotografía: Kelly Lacy 

 

- Yo no sé si podré ir. Tengo que hablar con María, a ver qué dice ella.

 

Todas se miraron sorprendidas. No reconocían a su amigo, acostumbrado a esconder su ternura en un disfraz de macho dominante. Ellas lo quieren porque conocen su corazón y no sólo sus formas. Es el único hombre en un grupo de mujeres, las escucha, las conoce y las quiere. Ellas le siguen el juego del patriarcado sabiendo que sólo es eso, un juego. Él también se ríe cuando se descubre en esas manifestaciones y sabe que los discursos culturales que nos definen no se sacuden de un día para otro.

 

- ¿Te volviste un corderito? 

- ¿Desde cuándo acatas lo que te dicen? 

- ¿Tienes que pedir permiso? 

- ¿Qué te pasó? Primero te cortaste el pelo, luego tenemos que insistirte para que te reúnas con nosotras y ahora no puedes decidir sin hablar con María… ¿Dónde está el Francisco que siempre quiere ganar las discusiones? Te desconozco. ¿Quién eres? Cuéntanos de ti…

 

Francisco observa divertido la reacción de sus amigas. Mantiene su postura: respaldado en la silla, sus piernas largas estiradas debajo de la mesa que le hacen ver aún más grande y las manos en los bolsillos de sus tejanos. Habla en un tono pausado inhabitual en él, como si sólo estuviera reflexionando en voz alta.

 

- No hay nada que contar. Supongo que me volví más sabio o más idiota… pero a estas alturas de mi vida, prefiero tener sexo que tener razón.


domingo, 28 de febrero de 2021

Placer culpable

 

 
Fotografía: Alís Gómez 

 

 ¿Por qué lo más vital es inasible? 

El aire, la sangre, el agua…

 

Desde febrero de 2020, cuando me mudé al departamento, tenía preparadas las sales para darme un más que merecido baño de tina. Demasiados meses para cumplir una promesa, aun siendo a mí misma. Pero valió la pena. 

 

Cierro los ojos y siento la cálida humedad del agua envolviendo mi piel. Me rescata y me pone a salvo de cualquier preocupación cotidiana. Mis manos juegan en ella, queriendo asirla, devolviéndole la caricia. 

 

Abro los ojos y veo mis rodillas asomando en el agua, como dos islas buscando un viento que las despierte, una brisa que calme el volcán que bulle en mi interior, un cabo que me mantenga atracada a puerto. 

 

La visión me trae el pensamiento de que el placer de este baño en diez años será un lujo prohibitivo, tal vez incluso prohibido. Y pensando en este derroche me inunda la culpa, más fría que el agua que contiene la bañera. Empiezo a moverme, incómoda, tentada a salir… 

 

¿Estoy derrochando o estoy aprovechando? Debo hacer que valga la pena. Con ese propósito, cierro de nuevo los ojos y me sumerjo en la húmeda tibieza que me sostiene, como en un útero. Y mis manos juegan de nuevo en el agua, acariciándola, intentando asirla…

 

domingo, 7 de febrero de 2021

Un trozo de mi vida

 

 
Fotografía: Idana Gómez Astudillo

 

 

Hoy pasé por delante de la casa en la que viví por más de diez años. Aún no se cumple uno desde que la dejé. Sin nostalgia, con la certeza de que era el cierre de un ciclo. Y no un cierre cualquiera. Éste venía de la mano con un inicio enorme y desafiante.

 

Hoy pasé por delante de la casa en la que viví por más de diez años y el portón estaba abierto. Había tres trabajadores en la puerta y se veían escombros. Me pareció ver medio derribada una de sus paredes amarillas, pero pudo ser una proyección.

 

Me gusta pasar por delante por curiosidad. Durante diez meses no ocurrió nada en ella, se iba abandonando, como si hubiera quedado triste por nuestra partida (la pandemia hizo el resto). Ahora que han comenzado las obras, quiero ver en qué se convierte.

 

E imaginando cómo será el nuevo espacio en el lugar de siempre, las nuevas vidas que lo ocuparán, apareció la pregunta de qué quedó de mí en esa casa. ¿Qué será…? Suspiros. No pocas lágrimas. Latidos. Las cenizas de Magoo. Algunos sueños. Ecos de risas… 

 

Un trozo de mi vida.

 

sábado, 23 de enero de 2021

Quince años

 

 
Ilustración: "Demetria", de Alba Garrido Gómez 

 

Quince años. 

Quince años ya.  

Quince años todavía.

 

Es un largo recorrido en algunos aspectos, apenas un inicio en muchos otros. Es la edad propicia para sentirse perdida. Todo en la vida parece nuevo, ya no sirven los caminos conocidos y los que asoman pueden dar miedo, desánimo e incluso enojo, pero también asombro, curiosidad y ansiedad por recorrerlos ya.  

 

Las fuerzas desfallecen a menudo. Algunos días nada parece tener sentido y otros lo encontramos todo en una sonrisa, en un abrazo, en un sueño loco… La vida se disfraza de caos, los límites dejan de ser un marco en el que sentirse segura para convertirse en una cárcel y nuestro cielo se cubre de nubes negras que, sin llegar a vaciarse, son una amenaza constante de tormenta. 

 

Y hasta ahora, nunca ha dejado de salir el Sol. (Ni la Luna, aunque no la veamos). Tú eres la prueba de ello, con tu luz anuncias cada nuevo inicio, cada nuevo día, la llegada del futuro… Tu nombre no es una casualidad, mi amada Alba. 

 

No podría hacerte ningún regalo que iguale el que tú has sido y eres para mí. La dicha de haberte conocido, la felicidad de haberte parido y el honor de acompañarte en la vida no puedo compensarlos. En un vago intento de hacerlo, te ofrezco mi amor incondicional, te ofrezco la vida entera para empezar… te ofrezco lo que soy para caminar a tu lado siempre que quieras, para sostenerte cuando lo requieras, para cuidarte a la distancia (o cercanía) que tú decidas. Estoy ligada a ti desde mucho antes de nacer. Siempre te supe. 

 

Te agradezco todo lo que me enseñas cada día, la maestra de vida que eres, el motor para seguir creciendo. Y lo hago con torpeza, con aciertos, pasión, desánimo, ansiedad, orgullo… porque como tú, también cumplo quince años. Como madre.  

 

Quince años ya. 

Quince años todavía.

 

 

Feliz cumpleaños, Alba 

 Te adoro

 

domingo, 17 de enero de 2021

Desnudándonos

 

 
Fotografía: Vasilpro@2012  

 

- Al final siempre eres tú quién, yéndote a dormir, decide cuándo zanjar la conversación. Y yo me quedo a solas y mal. 

 

- Ya, pero es que cuando la conversación se pone tensa es mejor pararla. 

 

- Cuando la conversación se pone tensa es mejor sostenerla y desnudarla. Sacarle los nudos, quiero decir. 

 

- Es que no puedo serenarme mientras discutimos. Me exasperas y sé que me hará decir cosas que no pienso sólo por ganar. 

 

- Como si de ganar se tratara… Así sólo se puede perder. 

 

- Pues tenemos un problema. Ya me dirás cómo desenredamos esto… 

 

- ¿Y si probamos a zanjarla cuando yo propongo, que es yéndome a dormir antes de iniciarla?

 

lunes, 11 de enero de 2021

Tu ombligo



 

Déjame pescar la Luna 

en la noche de tu ombligo

 

(Y exploremos juntos su cara oculta)

 

 

martes, 5 de enero de 2021

Ríe, ríe... Llora, llora...


Ríe, ríe, que ya llorarás…

 

Y como de eso se trataba y en eso estaban, la carcajada escondió el peso de la frase, la lápida que acababa de soltar. Así eran las noches de aquellos intensos días: había que ponerle risa a tanta profundidad. Parecía el único modo de salir airosos, lo justo y necesario para poder conciliar el sueño. Era importante descansar para encarar otro de esos días, desafiantes, pero que recuerda con más son-risas que lágrimas. 

 

Luego llegaron esos otros días en que prevalecía el llanto. No hacía falta un motivo, bastaba una respiración profunda para chocar con sus dolores. Y abría la espita de una fuente inagotable de húmeda pena. Toda ella era melancolía caminando por un mundo que parecía ajeno, aunque la ajena era ella. Extranjera en la vida, sólo necesitaba una voz alentadora recordándole que toda moneda tiene dos caras.

 

Llora, llora, que ya reirás.