jueves, 27 de agosto de 2020

El regreso



- Me alegra que hayas vuelto. 
- Aún no sé si me quedaré. 
- Espero poder convencerte. Me gusta que estés aquí. 
- No pensabas eso cuando te encamabas con tu secretaria. 
- No tiene nada que ver contigo. Quería sentirme más seguro. 
- ¿El sexo con ella te daba seguridad? 
- No el sexo en sí mismo. Era la seducción, excitarme, excitarla, poder responder sexualmente… No sé cómo explicarlo… Era sentirme vivo. 
- Claro, conmigo no te sentías vivo… 
- Reconócelo, habíamos caído en la monotonía, tantos años de lo mismo… Se nos iba la vida y todo era igual. No había sorpresas… 
- Pues parece que sí logré sorprenderte. 
- Es cierto. No esperaba que te fueras. No quería que te fueras… 
- ¿Y ella? 
- Ella no es importante. Nunca me importó. Sólo fue el instrumento… 
- ¿Y lo sabe? 
- Seguro que sí. Es inteligente y no he vuelto a estar con ella desde que te fuiste. Con tu partida se apagó mi deseo… Descubrí lo que de verdad me importa. Además, he cambiado de secretaria. 
- Debes saber que no estoy lista para que busques el deseo en mí… 
- Puedo esperar. Me siento tranquilo cuando cada mañana abro los ojos y te veo a mi lado. Eso me basta para sentirme seguro. 
- Me heriste. No te importó tirar por la borda más de treinta años de relación. 
- Nunca fue mi intención. Perdóname. No tiene que ver contigo. No son nuestros años juntos los que me pesaron, sino los míos.


domingo, 23 de agosto de 2020

Para Elisa




Empezó de pronto, pero fue sutil. Al principio no la identifiqué, sólo ese sonido típico de las cajas de música. Al prestar atención pude reconocer el “Para Elisa”. Nada atípico. Pero es que justamente estaba hablando de Elisa, de la que hace tanto tiempo no sabía.

De fondo, esa conversación a gritos, que no sé si era una o varias, pero que hacía que la noche pareciera extraña. Demasiados ruidos para un toque de queda en cuarentena. Y siempre voces de mujer. De mujer en problemas.
 
Primero oí aquel único “¡Por favor!” suplicante, por el que me asomé a la ventana pese a que nunca lo hago. Nada fuera de lugar, nadie visible en la calle. Aparente calma. Luego sonó la discusión, pero esta vez me limité a estar atenta desde mi banco. La risa que le siguió tampoco parecía normal.

Justo antes de comenzar la música la escuché vomitar. No sé si era siempre la misma mujer o varias, en realidad. Tal vez ninguna, o quizá todas. Tal vez era Elisa contándome en la distancia que estaba en problemas. No supe entenderla. No pude llegar a tiempo. 

jueves, 20 de agosto de 2020

Hoja en blanco


Fotografía: Jaymantri (en Pexels)

Qué más inspirador que lo que está por comenzar, cuando todo está por decir, antes de agotar las palabras o los intentos. El vértigo del vacío, de lo nuevo por descubrir, unido a la curiosidad completa y genuina. El espacio en blanco en el que todo es posible, porque todo está por inventar.

Qué más estimulante que lo ya conocido, cuando empieza a parecer todo dicho, y sobre todo el silencio. El deseo de permanecer, los argumentos en contra, los destellos de supervivencia y los primeros síntomas de deterioro. La travesía para mantener vivo el poema que construimos verso a verso, beso a beso.
 
Qué más desafiante que lo que sabemos finito, cuando todo está ya escrito, cuando nada queda por decir. La profecía (auto)cumplida, la caída de las hojas en el otoño, la mirada del adiós y si hay suerte con gratitud, la posibilidad de lo imposible, la sucesión de los ciclos y la esperanza de un nuevo inicio inspirador.
 

lunes, 17 de agosto de 2020

Y sigue

 

Sigue a vueltas 

esta puta manía  

de rasgar mi luz. 

Y la sombra esconde 

oscuras intenciones.

 

domingo, 9 de agosto de 2020

Tu luz

 

- Creí que te habías puesto celoso. 

- ¿Por qué creíste eso? 

- Porque andabas triste y malhumorado. 

- En absoluto. Me gusta que otros, como yo, también vean y se enamoren de tu luz.

 

(Me dices algo bonito y yo no sé cómo reaccionar. No sé recibir tu amor. No sé recibir amor. No sé recibir. En una extraña necesidad de lo que quizás considero el equilibrio, cuando me dan amor, yo me lo quito. Y respondo cualquier cosa que le reste valor a lo que tú o cualquiera me haya dicho… Me dan ganas de esconderme…).

 

Laura piensa esto mientras se pone a recoger los platos de la mesa. Necesita esquivar su mirada cuanto antes o dirá algo que la minimice, y quiere quedarse con esas palabras. Con pasos cortos y rápidos se dirige cabizbaja a la cocina. Y con cierto orgullo, disimula también su sonrisa.

 

viernes, 7 de agosto de 2020

No soy yo sin ti

 

Foto de Bianca Salgado en Pexels

 

Develaste cada secreto que cargaba; me alivianaste. Me fuiste desvistiendo los misterios e hilvanando otros nuevos. Me acompañaste de la mano por mis sombras y de tu asombro me alimenté. Fuiste mi espejo y me devolviste una sonrisa. Te volviste plácido lecho y tu hombro, un mar para mis lágrimas. Me escuchaste y moldeaste tus juicios para convertirlos en caricia; y acicate, cuando lo necesité. Fuiste mirada, leíste lo visible, descubriste lo oculto… Y con tus gestos lo embelleciste. Abrazaste mis temores, confiaste en mí, me lo hiciste saber y te creí. Contigo me encarno. No soy yo sin ti.


miércoles, 5 de agosto de 2020

Me hice poeta


Fotografía: Vlad Artazov



Porque quise matarte
 
me hice poeta

(Y purgo mi deseo en cada verso)


lunes, 3 de agosto de 2020

En orden desalfabético




Zapatero y xilófago, weón veraz, un tanto silencioso, rudo, que parece orangután, ñeque… no muere llamando la keniata, joven ilusa, herida gravemente, fiel enamorada del chachachá caliente bajo Andrés.


sábado, 1 de agosto de 2020

En orden alfabético




Andrés bebía con chulesca displicencia en fondas grotescas, húmedas, inhóspitas. Jóvenes keniatas lo lloraban, mientras niños ñoños, ojerosos, pedíanle que repusiera su teatro: un vacío western, xenófobo y zafio.