domingo, 20 de marzo de 2022

Paz y guerra


Si quieres paz, prepárate para la guerra. Es una de las frases que más he escuchado últimamente en las noticias que vienen de Europa. De hecho, varios países anunciaron que aumentarán sus presupuestos en Defensa. Una parte de la población apela a que son necesarios más médicos, más profesores y menos tanques, y escucho a una diputada respondiendo: "Todos queremos eso, pero estamos en una situación de guerra". Qué oportuna, pensé sin pensar.

Generalmente queremos aquello de lo que carecemos, y cuando lo tenemos dejamos de valorarlo y de ser conscientes de quererlo. Es decir, para querer la paz necesitamos perderla o tener la sensación de que la perdemos. Guerras ha habido y siempre hay para comprender que la paz es frágil, pero ni siquiera Siria estuvo lo suficientemente cerca de Occidente como para provocar más inversiones en Defensa. Así que surge una guerra en un extremo de Europa, en el que sólo un país sufre la destrucción, la tragedia, la muerte... Las grandes economías sienten tocado su corazón y el deseo (de paz) ya encontró la necesidad que lo despierta y que justifica prepararse para la guerra.

Si quieres paz, prepárate para la guerra. ¿Quién creó este eslogan? ¿Qué le movió a crearlo? ¿Con qué propósito lo hizo? Sin ánimo de entrar en teorías de conspiración, me lleno de preguntas sobre cómo funcionamos, como Humanidad, ¿qué nos mueve?, ¿qué nos impide respetarnos?, ¿cuál es nuestro límite?... Cada vez que escucho la frase la imagino en un anuncio publicitario de alguna empresa armamentística si pudieran emitirse por televisión. Cada vez que la escucho pienso en la habilidad que alguien tuvo para disfrazar de pacifismo una acción completamente opuesta. Una paradoja que convence en todas las direcciones.

¿Cómo sería prepararnos para la paz?