A ratos fue el vacío, tan lleno de nada.
A ratos, la nada, vacía hasta de sí misma.
A ratos (de repente)… TODO,
en un ínfimo instante
(…máis rápido que a dúvida,
máis súbito que a lágrima)*
Lo supe en cuanto me descubrí despertando con una sonrisa.
Fue a principios de año. Todo estaba por delante. Todo por
hacer. ¡Y tanto por hacer!
Lo hice. Casi todo y es suficiente. Pocos años en mi vida he
terminado sintiéndome orgullosa de mí misma. Hoy lo hago. Igual que hice todo
lo demás.
Un día Violeta, practicando caligrafía me pidió que le
dijera una palabra poética. Lo primero que se me ocurrió fue averno. Me lo callé
y le dije poesía. ¡Gran imaginación! Fue lo segundo que se me vino a la mente en
cuanto evité hablarle de lo que estaba viviendo. Yo sí recibía la señal.
Y me adentré en ese averno, lo recorrí. Todas esas cámaras
oscuras llenas de monstruos (míos y extraños). Llegué a conocerlo como si fuera
mi hogar, quizás porque se concentraba entre las cuatro paredes que confinaron
mi territorio este año. Cuando llegué a lo más sombrío apareció la luz, súbita,
cálida. Fue allá por la segunda mañana con sonrisa. Tardó, ¡pero qué bien supo!
Aprendí a soltar, aprendí a pedir, fui consciente de la
confianza de base que me acompaña y me ampara, fui mujer, fui grande como también
fui pequeña, fuerte y lábil a la vez. Lo fui todo igual que lo hice todo. O
casi todo, que no es lo mismo, pero da igual.
Me visitó la risa, como lo hizo el llanto, aprendiendo a
convivir. La nostalgia, la tristeza, alguna rabia, la esperanza, de nuevo la
confianza, el asombro y hasta el entusiasmo. Y ese duelo latente reclamando su
momento y ya algo enojado por tener que esperar tanto.
Todo a la vez, porque las cosas nunca ocurren de una en una.
Lo supe en cuanto me descubrí despertando con una sonrisa.
Un día de no hace mucho. Y al otro. Y el otro… Estoy en paz. Bueno, prácticamente
en paz. Agradezco a este 2020, tan cabrón con muchos, por empujarme y ayudarme
a descubrir que puedo, paso a paso, sin prisa y sin pausa (lamentablemente, ¡qué
bien me vendrían unas vacaciones!). Ojalá aprendamos todo lo que ha venido a
enseñarnos. Y estoy lista para recibir el 2021, sobre todo porque me
tranquiliza saber que sólo se trata de un día más.
"…máis rápido que a dúvida,
máis súbito que a lágrima"
es de la canción "Partilhar", de Rubel