Eva Mendes, en el calendario Campari 2008
viernes, 18 de octubre de 2024
Caperucita feroz (y el lobo rojo)
domingo, 13 de octubre de 2024
martes, 8 de octubre de 2024
Cuando fuimos un gigante
- ¿Recuerdas cuando juntos fuimos un gigante?
- Siempre estás con lo mismo.
- Es que fue maravilloso. Una bella metáfora de nuestra relación. Lo recuerdas ¿verdad?
- Claro, aún me duele.
- Tú y tu manía de quedarte con lo malo. No entiendo por qué no puedes recordar lo que sí fue genial.
- ¿Quizás porque para mí no lo fue?
- Era divertido. Podíamos verlo todo. Nos divertimos. Nos miraban y nos reíamos.
- Eso lo dices porque a ti te tocó arriba. Yo estaba abajo, sosteniendo, escuchando vuestras risas y sin poder ver apenas nada… ¡Oh, tienes razón! Es la perfecta metáfora de nuestra relación.
jueves, 3 de octubre de 2024
Por prescripción
sábado, 28 de septiembre de 2024
Gota a gota
Laura se mira perezosa en el espejo del baño, preguntándose qué hacer con ese día en que prefería no haber nacido. Lo percibió en cuanto abrió los ojos, o más bien cuando escuchó el primer sonido, porque sus oídos despiertan antes que su mirada.
Una opción es maquillarse, pero le da demasiada pereza. Pintarse los labios será suficiente, con ese rosa oscuro que le regalaron recientemente. Ella sólo tenía labial rojo y su ánimo no es el adecuado para sostenerlo.
Opta finalmente por perfumarse. Le sienta bien vestirse con su aroma preferido. Elige el favorito en ese momento de entre los tres que la acompañaron toda la vida. Primero, siempre, en el cuello, detrás de la oreja.
Ladea la cabeza.
Laura sonríe frente al espejo del baño, acariciada por ese olor y eligiendo dónde poner la siguiente gota. Y recuerda que Coco Chanel decía que una mujer debe ponerse perfume en los lugares donde desea ser besada.
Laura sonríe. Y ahora el día también.
domingo, 21 de enero de 2024
Deserción
miércoles, 1 de noviembre de 2023
Ya no duele
sábado, 28 de octubre de 2023
Debilidades
jueves, 19 de octubre de 2023
La cortina rota
Hace ya demasiado tiempo conocí a un locutor de radio. Me fascinaba su voz.
Son muy vagos los recuerdos que tengo de él. Se llamaba Rafael, o Ángel, o algo así. No sé cómo, aunque supongo que yo llamé a la radio, hablamos por teléfono. No sé tampoco cómo ocurrió, pero a esa conversación en el aire le siguieron otras privadas, incluso diría off the record.
Tampoco sé cómo, sin duda por insensatez juvenil, lo invité a casa a cenar. El hombre que apareció en la puerta no se parecía en nada al que yo imaginé conteniendo esa voz. Lo instalé inmediatamente en el plano de la amistad y seguí actuando con normalidad. No sé qué ocurrió, pero sí que intentó besarme y yo no quise. No recuerdo tampoco la escena que siguió, salvo que logré que se fuera y que yo quedé preocupada por una cortina rota.