Asiduo de la cafetería del Club Náutico, le gustaba sentarse siempre en el mismo lugar. Era la mesa del fondo, situada justo enfrente de la gigantografía de las galerías de La Marina. Poco amigo de conversar con otros, pasaba horas observándola.
Nadie se había percatado, pero él sí detectó cómo la fotografía cobraba vida. Lo primero que percibió fue cómo desaparecía en ella un cartel de Se Vende en uno de los últimos pisos. Sorprendido, puso más atención y en los siguientes días, semanas, meses pudo observar, por ejemplo, una cortina nueva que ondeaba hacia el exterior; un perro asomado que olía el viento; una señora mayor que fumaba, como si fuera a escondidas, en la ventana… La imagen mostraba la vida en movimiento en esos edificios escaparate. Y él se entretenía descubriéndola.
Hasta una tarde en que vio cómo dos operarios, con buzo de trabajo, se acercaban hacia él. Ya cerca, se colocó uno a cada lado y, de repente, en cuanto salieron de su campo visual, se vio en volandas. Cuando volvió a sentir la firmeza del suelo a sus pies, volteó la mirada y puso observar cómo en la pared que había dejado a su espalda se marcaba la huella del cuadro en el que siempre habitó.
ohh qué bonito el final! Me encantó el relato!
ResponderEliminarUn beso grande.,
Me atrevo a decir que el relato refleja más el desajuste emocional y las expectativas del personaje cuando se enfrenta a su propia e ignorada realidad. Saludos.
ResponderEliminarUn giro inesperado. Un beso
ResponderEliminarTu presentación se inicia con una descripción casi fotográfica del lugar y del ambiente, luego tu trama invita y alimenta mi curiosidad. Cada nueva frase me hace sospechar que, tu protagonista padece una insania mental que lo lleva a una percepción delirante. Sigo la lectura y con el último renglón, recibo de tu obra un balde de agua fría que me deja una sensación de sorpresa e intriga.
ResponderEliminarObviamente tu obra no explica ni habla de definiciones académicas, pero sí narra perfectamente los efectos que describen a lo que sería un “portal bidimensional”. Y estos son “puertas” que conectan “mundos paralelos” ubicados en “dimensiones” distintas, coexistiendo en el mismo universo, pero a la vez separados por el espacio o por el tiempo.
Al margen de lo que cada uno puede interpretar en un final abierto, vivimos en un mundo donde “todo es relativo” y usando ese criterio, el personaje de tu texto pudo imaginarlo todo o haber encontrado un ingreso a una cuarta dimensión.
Autora, una vez más rompiste tu (alto) record de creatividad y originalidad… te admiro.
Me gusto mucho tu relato el final no me lo esperaba. Te mando un beso.
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