Asiduo de la cafetería del Club Náutico, le gustaba sentarse siempre en el mismo lugar. Era la mesa del fondo, situada justo enfrente de la gigantografía de las galerías de La Marina. Poco amigo de conversar con otros, pasaba horas observándola.
Nadie se había percatado, pero él sí detectó cómo la fotografía cobraba vida. Lo primero que percibió fue cómo desaparecía en ella un cartel de Se Vende en uno de los últimos pisos. Sorprendido, puso más atención y en los siguientes días, semanas, meses pudo observar, por ejemplo, una cortina nueva que ondeaba hacia el exterior; un perro asomado que olía el viento; una señora mayor que fumaba, como si fuera a escondidas, en la ventana… La imagen mostraba la vida en movimiento en esos edificios escaparate. Y él se entretenía descubriéndola.
Hasta una tarde en que vio cómo dos operarios, con buzo de trabajo, se acercaban hacia él. Ya cerca, se colocó uno a cada lado y, de repente, en cuanto salieron de su campo visual, se vio en volandas. Cuando volvió a sentir la firmeza del suelo a sus pies, volteó la mirada y puso observar cómo en la pared que había dejado a su espalda se marcaba la huella del cuadro en el que habita.
ohh qué bonito el final! Me encantó el relato!
ResponderEliminarUn beso grande.,
Muchas gracias, Lunaroja!!
EliminarUn beso grande
Me atrevo a decir que el relato refleja más el desajuste emocional y las expectativas del personaje cuando se enfrenta a su propia e ignorada realidad. Saludos.
ResponderEliminarGuillermo, supongo que no es fácil descubrir que en realidad no existes o no como creías ser
EliminarUn abrazo
Un giro inesperado. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias, Susana
EliminarUn abrazo
Tu presentación se inicia con una descripción casi fotográfica del lugar y del ambiente, luego tu trama invita y alimenta mi curiosidad. Cada nueva frase me hace sospechar que, tu protagonista padece una insania mental que lo lleva a una percepción delirante. Sigo la lectura y con el último renglón, recibo de tu obra un balde de agua fría que me deja una sensación de sorpresa e intriga.
ResponderEliminarObviamente tu obra no explica ni habla de definiciones académicas, pero sí narra perfectamente los efectos que describen a lo que sería un “portal bidimensional”. Y estos son “puertas” que conectan “mundos paralelos” ubicados en “dimensiones” distintas, coexistiendo en el mismo universo, pero a la vez separados por el espacio o por el tiempo.
Al margen de lo que cada uno puede interpretar en un final abierto, vivimos en un mundo donde “todo es relativo” y usando ese criterio, el personaje de tu texto pudo imaginarlo todo o haber encontrado un ingreso a una cuarta dimensión.
Autora, una vez más rompiste tu (alto) record de creatividad y originalidad… te admiro.
Muchas gracias por tu lectura y tu comentario, Juan Carlos.
EliminarMe pasó mirando una fotografía, en la que me pareció percibir cambios de un día a otro. Y de ahí a imaginar que la fotografía era en realidad la realidad y yo sólo un cuadro me llevó pocos pasos. ¿Estoy loca? Puede ser, no lo descarto en absoluto, pero me divierte esta locura.
Muchísimas gracias
Besos
Me gusto mucho tu relato el final no me lo esperaba. Te mando un beso.
ResponderEliminarJ.P. Alexander, muchas gracias. Me alegra haber logrado sorprender
EliminarBesos
Sorprendente final. Te ha quedado genial.
ResponderEliminarBesos, meiga.
Muchas gracias, Macondo!! Era la intención, así que me alegro.
EliminarMe hiciste reír con lo de meiga, como un acuse de recibo. Gracias también por eso
Bicos
Amiga, qué decir... tu imaginación es muestra de gran talento. Todo un desafío para la comprensión del lector en cuanto al espacio y al tiempo. Pero con una deliciosa definición.
ResponderEliminarEl personaje no quiere ser centro de atención, por eso queda medio escondido, pero lo es inevitablemente.
Abrazos.
Muchas gracias, Eukel. No sé si talento o locura, si es que se diferencian en algo. Sí, me quedé con la sensación de que no estaba tan claro (mi hija no lo entendió cuando le pedí que lo leyera) y aún la tengo, pero me costó hacerle cambios. Sufro de una especie de sensación de traición cuando cambio ideas que nacen del instinto.
EliminarMuchas gracias por tu comentario
Un abrazo
Puedo explicarte que fruto de mi relación, profesional y no profesional (que tiempo ha habido para ambas condiciones), ahora disfruto muchísimo estudiando a los fotógrafos que me parecen interesantes. Eso me lleva a visionar fotos, en ocasiones, casi de forma obsesiva para comprenderlas y conseguir introducirme en la mente del autor.
ResponderEliminarA veces, como se suele decir: "me paso".
Entonces puede ocurrir que sueñe con esa fotografía concreta y oníricamente, la vivo.
En ocasiones es agradable; en otras, no.
Ricard, a mí me parece bonito cuando podemos observar una obra de arte (fotografía u otra) y le damos vida con nuestra mirada, nuestra interpretación y, a veces, como me ocurrió en esta ocasión, creyendo percibir esa vida en movimiento dentro de ella.
EliminarGracias por lo que compartes
Bicoss
Un final de cuento que firmaría Pere Calders.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Francesc. Aunque no conozco a Pere Calders, lo escucho como un piropo. Buscaré algo de él, seguro que me gusta.
EliminarUn abrazo
Alís, pero ¿no nos sucede esto cada día o con frecuencia? ¿No dejamos atrás reflejos, huellas, marcas...y olvido? Hermosa brevedad de relato.
ResponderEliminarFackel, en el mejor de los casos, sí sucede, jeje. En este caso, más que la huella del protagonista es la del cuadro en el que "vive", de esas huellas que desaparecen con una mano de pintura, una pintura similar a la que le "dio vida"
EliminarMuchas gracias
Besos
Magnífico texto!!!
ResponderEliminarDespués de meternos en el fantástico mundo de fantasía donde las fotos estáticas mutan, nos cambias la realidad por ficción y la ficción por realidad.
Y de modA... ¿han cancelado al observador por ver demasiado o por extralimitarse en sus funciones de observador que deja de no ver?
Bueno. es lo mismo
Abtazooo
Muchas gracias, Gabiliante. Tenía (y tengo) mis dudas sobre la claridad del relato y tu comentario me tranquiliza.
EliminarEn realidad, no había intención de "cancelar" al observador, más bien de jugar con la idea de que realidad y ficción se nos confunden a menudo. No son pocas las veces en que me siento un personaje de ficción, siguiendo un guion que algún autor con mala leche ha escrito. Otras veces, me gusta mirar fotos o cuadros como si fuesen ventanas a una realidad desde mi ficción... La locura, ya sabes.
Besos
Joder, qué bueno...
ResponderEliminarEste relato es de concurso y de ganarlo.
Qué ingenio y qué arte.
Mi aplauso por duplicado.
Y además un besazo!!
Muchísimas gracias, Xavi. Me alienta lo que dices. Como expresé en respuestas anteriores, me dio la sensación de que es confuso el relato, pero me divertí mucho escribiéndolo. Incluso me apasioné con la historia.
EliminarBeso grandote
Un cuento de primera, por como nos metes en la historia, conocemos la visión del personaje y su salida de campo. Genial!!!
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Alfred. Me gusta cómo lo has vivido y cómo lo cuentas. Si logré transmitir eso ya me siento feliz
EliminarBesos
Tan ensimismado estaba, que no se dio cuenta que formaba parte de aquel cuadro que parecía cobrar vida poco a poco. ¿Adónde irá ahora?
ResponderEliminarGenial el relato, me ha encantado.
Un abrazo.
Josep Mª, fue "perdiendo vida" mientras la realidad iba ganándola... Espero que lo cuelguen frente a otra ventana, para que pueda seguir observando la vida en movimiento y sentirse vivo con ello.
EliminarMuchas gracias
Un abrazo
Un precioso texto.
ResponderEliminarNos haces partícipes del escrito y nos vas metiendo en ese cuadro que formamos todos parte de él. Un besote te felicito.
Muchas gracias, Campirela. Me anima mucho que lo hayás vivido así. Era la intención
EliminarBesitos
¡Estupendo! Creaste la magia con que tu personaje nos llevó hasta el final. Además, muy breve. Te aplaudo.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Sara. Dicen que lo bueno si breve, dos veces bueno. Yo siempre añado que lo malo, si breve, menos malo. Todo es ganancia en la brevedad (con claras excepciones, jajaja).
EliminarTraes la palabra magia y para mí es un regalo.
Besos
Un relato surrealista y que sorprende en su final. Queda descubrir si el señor huye de la imagen o por el contrario, al irse, la echa de menos i le entra nostalgia.
ResponderEliminarMe gustó !. Feliz semana ;)
artur, intuyo que sí la echará de menos. Ojalá lo "cuelguen" siempre frente a alguna ventana con la que pueda seguir sorprendiéndose.
EliminarMuchas gracias
Bicos
Fantástico relato con un final bien sorprendente, lo mirado hace cuerpo con el sujeto mirador... sublime, me encanta
ResponderEliminarBesos Alís
Muchas gracias, Milena. Es como la paradoja de que quien cree estar mirando es, en realidad, el objeto de las miradas de otros.
EliminarBesos
No puedo dejar de preguntarme si habrá alguien que lo observe a él.:)
ResponderEliminarCabrónidas, espero que sí, porque a fin de cuentas ése es su propósito, aunque él no lo sepa. Para eso fue pintado ¿no?
EliminarBesos
Excelente relato, hasta la última línea uno se pregunta qué está ocurriendo en la escena que es tan extraña. Todo se acomoda en ese final abrupto.
ResponderEliminarBeso
Muchas gracias, Frodo. Me alegra haber generado esa extrañeza y que el final lo acomode. Tenía mis dudas. Yo lo veía claro, pero obvio que yo sabía de qué se trataba. Otra cosa es saber transmitirlo.
EliminarBesos
Hace años tuve una conversación con un personaje del cuadro del Pub O´donoghues. Le tengo un cariño especial aunque terminamos un poco peleados. Era una persona del siglo XIX y aunque coincidimos en algunas cosas en otras lo que me decía no podía llevarlo. No fue una mala conversación y sigo saludandolo cuando voy por allí. Pero es cabezón y ni si quiera cuando he ido a hacer las paces solo con algún whisky de mas me ha vuelto a hablar.
ResponderEliminarBubo, me encanta tu comentario. Gracias por sumarte al juego.
EliminarAunque se haga el ofendido, no dejes de hablarle. Estoy segura de que se siente feliz de que puedas reconocerlo como el ser vivo que cree que es. Y no le exijas demasiado, que si es del siglo XIX seguro que le cuesta aceptar cómo cambió todo.
Besos
Alís:
ResponderEliminarme ha gustado mucho.
Salu2.
Muchas gracias, Dyhego. Me alegro mucho
EliminarBesos
Se mimetizó en absoluta simbiosis con la gigantografía que tan bien conocía en modo Matrix ; ) ...En adelante, alguien le verá a él en alguna parte de esas galerías desde la misma mesita q el ocupaba ...hasta terminar por atiborrar las galería con toda la gente q absorbe la fotografía ; ) Estupendo micro ! Un beso y buena semana ALÍS!
ResponderEliminarMuchas gracias, María.
EliminarNo sé si lo colocarán cerca de las galerías o en otro lugar, pero ojalá que le permitan tener una ventana enfrente para seguir soñando con la vida.
Besitos
Original relato en esas marineras galerías que tanto he contemplado paseando frente a ellas...
ResponderEliminarHoy te sé a ti, de espalda al mar, frente a ellas.
De ese mar que acoge hoy en el puerto de
A Coruña unos barcos que, por su forma, parecen más bien de otro ayer.
Abrazos Alís.
PD: ¡Ya me gustaría hoy, precisamente hoy, pasear por las calles de esa ciudad!
Gracias, Ernesto. ¿Y también te tomaste algo en el café del Náutico?
EliminarSiempre me gustaron las galerías. Más me gustan los pisos que se esconden tras ellas, pero para mí son prohibitivos. De todos modos, con la imaginación puedo habitarlos y explorarlos.
Tienes tiempo. Anímate a dar un paseo por estos lares, aunque el clima ahora no es el más propicio
Un abrazo
Estupendo relato Alíz! Soubeste criar uma bela história, com um personagem muito bem imaginado e com um final surpreendente.
ResponderEliminarTe felicito!
Beijos.
Muchas gracias, A.S. Me alegra que así lo percibas.
EliminarBeijos
Creo que la imagen que habla muestra lo que pasa delante de él... alguien la tomó de un muro dejando la sombra atrás dejada por el tiempo... donde será la próxima exposición? . Se pregunta sin entender nada.
ResponderEliminarRodrigo Fúster, creo que descubrirse como cuadro debió sorprenderle mucho. A saber a dónde va a parar ahora. Espero que sea otro lugar en que pueda seguir soñando.
EliminarMuchas gracias
Un abrazo
Genial el relato. Me haces visualizar a ese hombre que pasa inadvertido observando todo, y me adentras en la fotografía, recobrándola vida. Y ese final sorprendente. Alís, eres una genial haciendo relatos tan diversos y distintos. Un diez en imaginación.
ResponderEliminarBesos.
María, muchas gracias. No sé si pasa inadvertido o si no logra advertir que lo observan porque está distraído mirando la vida como si fuese arte...
EliminarGracias por tus palabras. Me divertí creando esta historia, que nació de un despiste mío que me hizo creer que una fotografía cobraba vida, jaja
Besos
Alís, ¡gracias! Es muy estimulante lo que nos podemos apoyar entre compañeros. Cuenta conmigo.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
¡Qué linda eres, Sara! Gracias por venir a decírmelo. Aquí estamos para acompañarnos.
EliminarUn abrazo enorme
Gustoume moito este conto, é moi hopperiano e evocador. Por fin podo comentar no teu blog. No móbil e na tablet da casa éme imposible, son un desastre coas claves de google. Un bico Alís!! pero xa vexo que aínda que eu non comentase aquí tes moitos followers que che len e comentan!!
ResponderEliminarMoitas gracias, María. Pensándoo ben, puden buscar un cadro de Hopper para ilustralo, aínda que optei por traer unha fiestra a esas galerías que ve a personaxe. Hopper ten iso, que hai vida nos seus cadros e sentímonos, ou síntome como intrusa cando entro neles.
EliminarTeño sorte, sí, coas visitas que recibo. E iso non quita a ledicia que me da verte por aquí. Non tardes tanto
Biquiños
Me encantó, Alís. Y mucho.
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias, Carmela. Me alegra mucho. Intuyo que te gusta jugar, así que entiendo que así sea.
EliminarBesos
Al contrario de otros comentarios, opino que el final se fue anticipando a medida que se va describiendo lo que pasa con la gigantografía.
ResponderEliminarEs esperable que el personajes se adentrara en ella.
Saludos.
En realidad, Demiurgo, la intención del relato es que la gigantografía es en realidad un ventanal a la realidad y el observador es parte de un cuadro, al que finalmente trasladan de lugar. No estoy segura de haber sabido transmitirlo con claridad (ya dije anteriormente que mi hija no lo entendió cuando le pedí que lo leyera).
EliminarMe pasa primero que me castigo por no haber sido clara, y después que me gusta y me divierte ver cómo surgen diferentes interpretaciones del relato. A fin de cuentas, los textos son nuestros sólo mientras los escribimos, después pertenecen al lector. Y qué suerte que haya lectores para darles nuevas vidas.
Gracias por tu comentario
Besos
Nos vamos borrando en un presente plagado de olvidos que claman su Memoria...
ResponderEliminarGran micro, Alís.
Besos.
Muchas gracias, Eva.
EliminarEn este difuminarnos a veces ya no sé qué es realidad y qué ficción. Ni sé ya qué debería recordar y qué olvidar.
Besos