Sofía sintió que había llegado el momento. Sentada sobre la alfombra de su habitación sostenía nerviosa la caja que su madre le había entregado en su lecho de muerte.
- Esta caja te pertenece ahora. Acompañó a las mujeres de la familia por generaciones. A mí me la entregó mi madre y a ella la suya, así sucesivamente desde hace siglos. Lo que verás en ella es muy, muy poderoso, por eso sólo debes abrirla en caso de necesidad, cuando sientas que tu vida necesita un cambio. Ahí encontrarás lo que necesitas para lograr lo que quieras.
Sofía tiembla. No está segura de querer recurrir a elementos mágicos para resolver sus problemas. Aún recuerda lo mal que lo pasó de niña cuando los vecinos acusaban a su abuela de bruja. Ella sabía que no lo era, simplemente era una mujer sabia a la que muchas personas acudían para pedir consejo, pero ese reconocimiento de muchos era visto por otros con recelo. Siempre pesó sobre las mujeres de su familia la sospecha de que practicaban el ocultismo.
La sensación de vacío era, sin embargo, insoportable. No encontraba salida a su situación, ni las fuerzas para intentarlo. Acababa de atravesar por un período de pérdidas tan dolorosas que la habían hecho perderse a sí misma. Necesitaba un aliciente, quizás un milagro, para rehacer su vida. Sin duda, había llegado el momento de abrir esa caja que por años había guardado sin atreverse ni siquiera a tocarla.
Lentamente, con las manos temblorosas, fue abriendo poco a poco la caja. Estaba aparentemente vacía. Se asomó a su interior para encontrar eso tan poderoso que, según su madre, guardaba.
Al hacerlo, un espejo adherido al fondo le devolvió la imagen de su rostro.
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Me animé a participar en el reto de los jueves. Esta vez lo convoca El Demiurgo de Hurlingham y el tema que propone es "la caja misteriosa".
Podéis encontrar el resto de relatos aquí.
Muy orioginal tu idea, Alís. Las cajas cerradas y más si las hemos heredado tienen mucho de ocultismo. Tanto que preservan como es el caso del relato la imagen de uno al día. Salud.
ResponderEliminarMuy bien llevado. Un beso
ResponderEliminarQué sorpresa, Alís, cuánto me alegra que te hayas unido a la convocatoria de Demiurgo, la que está teniendo un gran éxito.
ResponderEliminarY tu inspiración ha estado genial, una caja con sorpresa final, que fue entregada por su madre en el lecho de muerte, que ha pasado de generación en generación.
Besos enormes.
Oh, me ha encantado ese magnífico final!
ResponderEliminarLa caja misteriosa nos da impulso a todos ; )
Besos
Sabes, no me extrañó ese final :))
ResponderEliminarUn beso
Pues bienvenida a este relato de los jueves, y espero que no sea la última vez. Tu texto muestra cuando estamos desesperados buscamos soluciones y la solución está en nosotros mismos. Asi lo confirmo, ese espejo es nuestro reflejo.
ResponderEliminarUn besote grande, feliz noche.
Maravilloso este relato...para empoderarse!
ResponderEliminarbesitos
Me alegra que te hayas sumado.
ResponderEliminarEn cierta forma, es un recurso poderoso, a que Sofía podía recurrir. Que se presentara su propio rostro, el verse a si misma, para recordar su potencial.
Besos.
Buenísimo ese final, el poder está en uno mismo! Un gusto leerte! Saludos
ResponderEliminarTu relato me hizo reflexionar sobre el poder interno que a veces olvidamos que tenemos. Me gustó cómo la caja, que parecía contener algo mágico, en realidad reflejaba que la verdadera fuerza de Sofía estaba dentro de ella misma. Ese espejo es un y aunque al principio Sofía duda, finalmente se enfrenta a lo que realmente necesita: reconectar con su propio valor y poder. Me quedé pensando en cuántas veces buscamos fuera lo que ya llevamos dentro.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo
Me gustó mucho tu relato, el poder está en uno mismo, la fuerza para seguir.
ResponderEliminarQué bueno que hayas decidido participar, me gusto tu historia y el final inesperado.
Saludos.
PATRICIA F.