miércoles, 27 de febrero de 2019

Te quiero libre


Fotografía: Tommy Ingberg


- ¿Dónde estabas?
- Aquí, como siempre.
- ¿Por qué no llamaste?
- ¿Me echaste de menos?
- Sí, claro. ¿Por qué no llamaste?
- Por si tú querías hacerlo. Te llamo siempre y no te doy la oportunidad de saber siquiera si tú querrías hacerlo o no.
- Ya sabes que yo no soy de llamar…
- No, no lo sé, no te he dado opción.
- Ya veo. O sea que a partir de ahora si quiero saber de ti debo llamarte ¿no?
- Bueno, algunas veces lo haré yo y otras tú. ¿No te parece bien?
- No. No me parece justo. Para ti es natural hacerlo, ¡¡¡pero a mí no me sale!!!
- No levantes la voz.
- ¡¡¡No la levanto!!! O tal vez sí. Es que no quiero que dejes de llamarme, te quiero presente.
¡Eh! No te quejes. Te estoy dando la opción de elegir llamarme o no, que no tienes cuando yo lo hago a diario. ¿No es eso libertad? Yo te quiero libre.

lunes, 25 de febrero de 2019

Llámame loca


Fotografía: Luciana Urtiga

Llámame loca porque transito por este agonizante verano contigo en el pensamiento, aliado con el Sol para templar mi febril delirio. Llámame loca porque mi corazón brinca feliz con el leve roce de tu nombre. Llámame loca porque te llevo conmigo y me cuelo en tu bolsillo para pasear tus caminos, tus palabras y tu corazón de niño.

Llámame loca porque nos sueño cómplices, traviesos picaflores libando la vida. Llámame loca porque no encuentro palabras que definan este terremoto que abre la tierra bajo nuestros pies, y nos traga y paladea.

Llámame loca porque no quiero sanar, porque sigo creyendo y porque no quiero sacar de mí este desatino. Esta bendita locura no tiene cura, que no la quiero. Esta locura me da la vida, me da latido, me da tu risa y me da pasión.

Llámame loca y sabré que estás tan poseído como yo.

sábado, 23 de febrero de 2019

Un regalo



- Te traigo un regalo.
- ¿En serio? ¿Y por qué?
- ¿Desde cuándo necesito una razón para hacerte un regalo, más allá de porque me apetece?
- Está bien, está bien. Si yo…, feliz de que me hagas regalos.

Ella siempre se ponía nerviosa viéndolo destrozar el envoltorio, pero en esta ocasión era la más ansiosa por que lo abriera.

- ¿¡¡Rosario!!?
- Sí, bueno…, tiene canciones bonitas. Dale una oportunidad. ¿Por qué no lo pones mientras jugamos?

Y él, que siempre decía que sólo era un tonto que daría lo que fuera por verla feliz aunque fuera diez segundos, puso el CD de fondo mientras abría la partida por donde la habían dejado la vez anterior.

- ¡Uy!, sube un poco el volumen, que ésta me gusta mucho. Escúchala.


La escucharon. Atentamente, sin dejar de jugar. En tan riguroso silencio que oían sus respiraciones y cómo se iban alterando. La partida continuaba.

Y por una vez, él se dejó ganar.

jueves, 21 de febrero de 2019

Orgulloso




- ¿Te acuerdas?

- No muy bien. Sabes que prefiero mirar hacia adelante, hacerme a la idea de que empezamos de cero.

- Pero no es así. Tenemos un pasado y eso fue lo que nos hizo permanecer al reencontrarnos. No reniego de haberte querido.

- Yo tampoco, lo que pasa es que… No sé… En realidad, bueno, que no me siento orgulloso de esa etapa de mi vida.

- ¿Cuándo te vas a perdonar?

- ¿El qué?

- Lo que sea que sientes que debes perdonarte, eso que no te permite sentir orgullo de lo que viviste. 

martes, 19 de febrero de 2019

Soy tierra fértil




Soy tierra fértil.
Si quieres siémbrame de sueños.

Árame con tus desaires, 
que me nutriré de fuerza.

Cávame con tu curiosidad,
que me abriré a tu semilla.

Abóname con caricias, 
con tus besos y el deseo,
que abrigaré tu larga noche
y la espera impaciente.

Coséchame con tus labios
delicados con mis frutos,
que saciaré tu hambre
y calmaré tu sed.

Soy tierra fértil.
Siémbrame de recuerdos.

martes, 12 de febrero de 2019

Presbicia


Fotografía: Worachai Yosthamrong

- ¿Te has comprado gafas?
- Sí. Ya es oficial: entré a esa edad en que cuesta ver bien de cerca.
- No están mal. ¿Quién te ayudó a elegirlas?
- Nadie. No necesito a nadie para elegir unas gafas. Con que me sirvan para leer es suficiente.
- Deberías habérmelo dicho. Me hubiera gustado acompañarte. 
- Disculpa. Ni lo pensé. Necesitaba gafas y las compré. No es para que pongas esa cara. Es una tontería.
- Ya sé que es una tontería. Pero una tras otra se convierten en algo más ¿no?
- Uy, uy, uy… Llegó el momento de los reproches. ¿Hay algo que quieras decirme?
- Pues eso, que siento que desde hace un tiempo haces casi todo sin mí. Te extraño.
- Deja de preocuparte, todo está bien. Ya te dije que llegué a esa edad en que cuesta ver bien de cerca. Y necesito la distancia para enfocar.

domingo, 10 de febrero de 2019

El silencio


Fotografía: "Monumento de los zapatos", en Budapest


El silencio se expande. Silencio de risas, de llantos. Silencio de vida desbocada. Silencio de mimos, de caricias, de besos y de juegos. El silencio irrumpe, castiga y permanece.

Y con el silencio llegan los ruidos. Y más ruidos. Y más… El portón, la nevera, la perra, mi respiración… Todo sonido es ruido. Ruido. Es el miedo que aprovecha la triste languidez tras la partida para despertar a los monstruos. 

Este mar cada vez guarda más barcos hundidos y los fantasmas los pueblan recitando cantos de sirena. La marea retrocede silenciosa y descubre en su vaivén el ruido de cada naufragio. Las cicatrices sangran, los oídos sangran, los recuerdos sangran… la vida sangra.

Depositada en la arena, quemada por el sol y la sal, me aferro a la vida sin un claro porqué, sin entusiasmo, ni resistencia.

Al menos hoy. 

viernes, 8 de febrero de 2019

Inconfesable




- Yaaaa. Cuéntamelo, por favor.
- Noooo.
- Pero, ¿por qué? 
- Porque no estoy listo. Me da mucha vergüenza.
- No sientas vergüenza conmigo, por favor. Además, yo también tengo un pasado.
- Seguro que no tan oscuro como el mío.
- El mío es muy oscuro, de verdad. Te pongo un ejemplo: de niña me encantaban los bocadillos de patatas fritas.
- ¡¡Venga ya!! Estoy hablando de cosas importantes. Eso no es nada.
- Ya es más que lo que tú me has contado.
- Tendrás que subir la apuesta si quieres que venza mi miedo.
- A ver con ésta: una vez robé un Toblerone en el supermercado colándolo en mi paraguas.
- Vas mejorando, pero tiene que ser algo que de verdad te dé vergüenza contarme.
- Uhmmm… Está bien, pero no te rías… ¡¡Y me juras que de aquí no sale!!
- Venga, que síiii, que seguro que no es para tanto.
- Me gustaba el rubio de Los Pecos

No supo reaccionar y dejó que se colara un incómodo silencio. Sólo pudo romperlo con una evasiva.

- Está bien, te lo has ganado. Pero durmamos ahora, ¿sí? Mañana te lo cuento.

miércoles, 6 de febrero de 2019

El largo de tu falda


Fotografía: Rodney Smith

Tus piernas me tuvieron distraído un buen tiempo. Lo seguirían haciendo si las mostraras. Sí, ya sé, dejaste de usar minifalda porque a veces me ponía celoso. Ahora sé que me equivocaba.

En cuanto decidimos compartirnos toda la vida empecé a tener que intuir tus muslos por la línea que insinuaban tus rodillas. Deseaba verte siempre sentada para aprovechar esos centímetros que se le ganan a la piel. Y cuando querías provocarme usabas el infalible cruce de piernas.

Con el crecimiento de la familia creció también el largo de tu falda, y tu rigidez. ¡Qué difícil era entonces contentarte! El amor se fue convirtiendo en un infierno, y creía que no podía ser peor. Ahora sé que también me equivocaba.

Tu rabia fue más contundente que tu rigidez. La comprendo ahora, pero en ese momento no supe enfrentarla. Sólo avivarla. Fui tan niño como tú. Eramos dos inmaduros disfrazados de adultos, y aún no entiendo cómo pudimos sobrevivir a esa prueba.

Ahora que tu falda llega a tus tobillos y la madurez serenó tu espíritu me distraigo con tus versos, que me capturan, y con los cuentos que me inventas para dormir, porque sabes que me despiertan las ganas de amarte. 

Ya no me distraen tus piernas. Ahora me concentro en ellas para rendirles tributo por traerte a mí y para agradecerles que siempre me llevan a ti, a ese nosotros imposible de separar.  

lunes, 4 de febrero de 2019

¿Subimos?


Fotografía: Alberto Esparza


- ¿Subimos?
- Uy… No sé… Mira, asómate. Falta mucho.
- Tú y tu manía de mirar lo que falta. Fíjate en lo que ya hemos avanzado.
- Lo hago, créeme. Y me satisface lo lejos que hemos llegado, pero ya no tengo las fuerzas de antaño. Y ya me puede el cansancio.
- ¿Para qué habría servido ese cansancio si no lo intentamos?
- ¿¡Para qué!? Celebro cada paso dado a tu lado. Para mí valió la pena. Las risas, las confidencias, la compañía…
- ¡Mayor razón para seguir! ¿No crees?
- Me cuesta. Temo que me duela.
- Te propongo algo: subamos sólo un escalón y sigamos conversándolo. ¿Te parece?

Como en una coreografía, sus pies derechos tocaron al mismo tiempo el siguiente peldaño, y apoyándose mutuamente ganaron altura.

sábado, 2 de febrero de 2019

Perdiéndote


Escultura: Aleksandr Milov




- (¿Cómo habrá encontrado el disco? ¿Por qué lo pone ahora? ¡Ya empezamos con las indirectas!). 
¿Tienes algo que decirme?

- (Cómo me gusta lo lista que es. Las pilla al vuelo).
Nada en particular. Si acaso, buenas noches ¿no? Has llegado hace unos minutos ya y aún no me has dado un beso.

- (Ya te vale. ¡Qué morro tienes!). 
¿¡Cómo!? Entro cansada, deseando llegar a verte, oyes la puerta y ni te mueves del sofá. No es una final en directo, es una serie que puedes parar en cualquier momento.

- (No lo había visto así. Tiene razón).
Tienes razón, no había pensado en cómo te sientes. ¿Empezamos de nuevo? Buenas noches, cielo.

Martín se acerca a Susana para besarla. Ya olvidó todo. Lleva todo el día esperándola. Ella esquiva sus labios girando la cara, hace una mueca triste y se queja:

- Hace ya un tiempo que siento que no me ves.

- ¿Se te ha ocurrido pensar que tal vez no te veo porque no estás?


“…tus gestos son más elocuentes,
al menos son signos…”.