Empezó de pronto,
pero fue sutil. Al principio no la identifiqué, sólo ese sonido típico de las
cajas de música. Al prestar atención pude reconocer el “Para Elisa”. Nada atípico.
Pero es que justamente estaba hablando de Elisa, de la que hace tanto tiempo no
sabía.
De fondo, esa
conversación a gritos, que no sé si era una o varias, pero que hacía que la
noche pareciera extraña. Demasiados ruidos para un toque de queda en
cuarentena. Y siempre voces de mujer. De mujer en problemas.
Primero oí aquel único “¡Por favor!” suplicante, por el que me asomé a la ventana pese a que nunca lo hago. Nada fuera de lugar, nadie visible en la calle. Aparente calma. Luego sonó la discusión, pero esta vez me limité a estar atenta desde mi banco. La risa que le siguió tampoco parecía normal.
Justo antes de comenzar
la música la escuché vomitar. No sé si era siempre la misma mujer o varias, en
realidad. Tal vez ninguna, o quizá todas. Tal vez era Elisa contándome en la
distancia que estaba en problemas. No supe entenderla. No pude llegar a tiempo.
Es un relato estremecedor.
ResponderEliminarDe inquietantes posibilidades.
El toque de queda obliga a las víctimas a convivir con los monstruos.
Besos.
Xavi, no dejo de asombrarme con qué naturalidad asumimos el toque de queda. Hace un año me parecía un nombre perdido en el pasado, y entre unas cosas y otras, y con algún paréntesis, llevamos cerca de un año con él. Si lo pienso mucho, me muero de miedo.
EliminarBesos
Bastante triste.
ResponderEliminarBesos.
Amapola, pensaba en las señales que recibimos y no siempre escuchamos, o no sabemos descifrar.
EliminarBesos
Toque de queda inquietante...
ResponderEliminarEn un país cómo en el que resides...
El relato, pinceladas de la vida!
Abrazos Alís
Ernesto, como le decía a Toro, en el último año ya hemos vivido aquí dos situaciones que "justifican" el toque de queda. Pasó a ser algo normal y no puedo evitar que eso me asuste y mucho.
EliminarAbrazo grande
En la noche retumban las voces y se hacen sólo una, la de la felicidad, la de la desdicha, la del miedo, amor, odio.. Una voz: la de la vida.
ResponderEliminarBss
De barro y luz, la vida no tiene descanso, no duerme, no hace pausas.
EliminarBesos
Un toque de queda que acentúa la mala convivencia de quienes por desgracia tienen que convivir con sus ogros.
ResponderEliminarUn beso, Alís.
Carmela, en el contexto de toque de queda me pregunto cuántos ogros más nos acechan.
EliminarBesos
Qué texto tan profundo y llenos de señales. Aún en la distancia el mal de alguien querido se hace sentir. Un fuerte abrazo Alis.
ResponderEliminarCampirela, me da miedo no llegar a sentir en la distancia el dolor de alguien querido, no saber interpretar las señales... y no llegar a tiempo.
EliminarBesitos
Malos pálpitos en la atmósfera. Y si es noche aún se amplifican.
ResponderEliminarBeso
Erik, fue una noche extraña, con distintos eventos no habituales. Era difícil no interpretarlos como señales, aunque no sepa de qué.
EliminarBeso
Con ese "llegaste tarde"... Todo está dicho.
ResponderEliminarAlí Reyes, qué terrible debe de ser esa sensación ¿verdad?
EliminarUn abrazo
Te deja el cuerpo frío y la cabeza latente.
ResponderEliminarAlfred, yo pensaba en cuántas historias trágicas están sucediendo al mismo tiempo que nosotros estamos tranquilos e incluso disfrutando.
EliminarBesos
La cuarentena no deja respiro a los suplicios de las víctimas. ¡Qué horror!
ResponderEliminarBesos.
Macondo, la cuarentena ha servido para sacar a la luz todo lo que a menudo no queremos ni mirar. En lo bueno y en lo malo.
EliminarBesos
Me destempló incluso con esta calor.
ResponderEliminaralasdemariposa, no quería destemplarte, lo juro.
EliminarUn abrazo grandote
Los monstruos nunca descansan y aunque no les veamos a plena luz del día, están allí acechando en las sombras a todas las Elisas. Desolador, Alís.
ResponderEliminarMil besitos con cariño ♥
Auroratris, estamos rodeados de monstruos. Y algunos operan desde adentro.
EliminarBesitos
De la ternura de esa cajita de música a la terrible monstruosidad del vómito auspiciado por alguien mal llamado hombre.
ResponderEliminarNo te atormentes, "siempre llegamos tarde".
Besos.
Juan, te aseguro que el sonido de la caja de música a esa hora no me sonó en absoluto tierno. De hecho, fue lo que más me asustó, parecía llegar del más allá.
EliminarYo quiero pensar que ese "siempre llegamos tarde" es porque cuando ocurre lo recordamos más y tal vez ni nos demos cuenta de todas las veces que sí llegamos a tiempo.
Besos
Las cajas de música tienen algo de inquietante. Pero no me esperaba el final. Espero que tengas noticias de Elisa
ResponderEliminarTerrorifico
Besosss, Alis
Gabiliante, esta caja de música sonando de madrugada desde no sé dónde fue realmente inquietante.
EliminarYo espero que haya cada vez menos Elisas.
Besos
Yo me disponía a leer un texto romántico,una hermosa coincidencia entre la música y la llegada de Elisa,pero,de pronto el giro,congela la sonrisa.
ResponderEliminarInquietante y dramático. No se puede preveer nada bueno.
NOs dejas con las ganas de saber qué pasó.
Muy bueno Alís!
Beso grande.
lunaroja, cuando empecé a escribir este texto no tenía ni idea de a dónde llegaría. Fui sólo recogiendo elementos de una noche extraña. El final llegó solo.
EliminarMuchas gracias
Beso grande
Sólo falta de fondo el ladrido de un perro, el descorche de una botella de cava y la sirena de una ambulancia. El universo urbanita de una noche de verano.
ResponderEliminar:))
Pat, curiosamente los perros estuvieron silenciosos esa noche y eso también contribuyó a que fuera extraña. Aunque son tantas las cosas que pasan en una noche en la ciudad...
EliminarBesos
Horrible!
ResponderEliminarTracy, lo tomaré como un "piropo".
EliminarBesos
En otro orden Alis: Felicitaciones, porque hoy 23 de agosto, se cumple un año más de esta "olvidada" y "obsoleta" red social blogger, que comenzó en 1999.
ResponderEliminarAlí Reyes, felicitaciones también a ti y gracias por recordarnos a los blogueros esta fecha.
EliminarUn abrazo
Dolorosamente horrible, un desgarrador sentimiento que causa impotencia, Elisa y la intriga de no saber que ocurrió al final me recuerda a un poema que escribí hace tiempo , llamado Elisa, que aunque no sea del todo compatible el tema, curiosamente este podría ser la primera parte o el the beginning.
ResponderEliminarQuizás si lo lees comprenderías, te dejo el link por si te interesa leerlo
demiiseratuser.blogspot.com/2017/01/Elisa.html?m=1
Hermoso tu sentir, un abrazo Alís, me encanto este relato, cuídate mucho
Jorge M, fui al link que me dejaste y dice que esa entrada ya no existe. Una lástima, quedé con ganas de leerlo.
EliminarMuchas gracias
Un abrazo
Alis querida, tu texto apretó mi corazón,
ResponderEliminarque triste y la impotencia de querer y no poder hacer nada,mi amiga trasmites todo
lo que escribes, es como estar ahi contigo,
mil besitos para ti, cuidate siii.
Besitos dulces
Siby
Siby, la impotencia es una de las emociones que más me cuesta manejar. Lamento que el texto te haya apretado el corazón.
EliminarBesitos
"O quizá todas..." Nítido relato testimonial que no necesita ser más explícito, Alís. Sacude igual.
ResponderEliminarAbrazo.
carlos perrotti, me asomaba a la ventana y no podía identificar de dónde venían esas voces. Por eso pensé que tal vez era una voz genérica, de todas las mujeres que se sienten en problemas.
EliminarUn abrazo
Que triste relato amiga... Saludos y abrazo.
ResponderEliminarSandra, no pretendía tanto que fuera triste como que transmitiera lo extraño de la noche. Parece que se me fue la mano.
EliminarUn abrazo grande
Qué angustia. Escuchar una discusión, tal vez entre borrachas, y quedarse con la angustia de qué pasó, si alguna quedó herida, por fuera o por dentro
ResponderEliminarBien narrado. Un abrazo, Alis
Albada, fue angustiante y a la vez extraño. A esas horas, en toque de queda, ni siquiera deberían escucharse esas voces que, además, no podía identificar de dónde venían.
EliminarMuchas gracias
Un abrazo grande
Gritos del silencio que se repiten en las gargantas de muchas Elisas.
ResponderEliminarAlargo e impecable relato.
Un beso.
Ilduara, eran gritos que rompían el silencio para casi inmediatamente después volver a dejarlo imponerse. No fue todo seguido, pasaba bastante rato entre unos y otros. Extraño.
EliminarMuchas gracias
Bicos
Amargo.
ResponderEliminarEntonces es cuando hay que pulsar los dígitos 0, 1 y 6.
ResponderEliminarCabrónidas, en algún momento pensé en llamar a emergencias. Y no sabría ni qué contarles. No fue una secuencia seguida, ni la tenía ubicada. Eran gritos que de vez en cuando rompían el silencio de la noche.
EliminarUn abrazo
O que fazer diante de uma situação incomum? Relógios enluarados podem nos deixar sobressaltados. Podem aparecer para nos interrogar. Vozes exteriores podem confundir-se com as vozes interiores. Em “O dedo”, Ligia Fagundes Telles constrói uma narrativa mais longa para falar dessas vozes. O narrador passeia pela praia e encontra um dedo com um anel valioso, é o que lhe basta para falar dessas vozes. As de fora e as de dentro.
ResponderEliminarComo a sua, a narrativa de Lígia convida o leitor a pensar sobre as vozes que pairam sobre nossas cabeças a propósito de tirar ou não tirar o anel do dedo.
Bem, é tempo de aterrissar. Acabou o meu voo, boa viagem...
Beijos,
José Carlos Sant Anna, creo que has dado en el clavo: cómo las voces interiores buscan el modo de manifestarse y para eso pueden usar las voces exteriores que probablemente siempre están ahí, pero que sólo las escuchamos cuando lo necesitamos.
EliminarMe encantó la palabra "enluarados", que no conocía, pero que encuentro lógica a partir de "luar" (una de mis favoritas).
Y sigue la adicción. No hay modo de sanarla, seguramente porque no quiero.
Beijos, muitos
Tan angustiante como una pesadilla en la que no ves, pero sientes, y siempre te deja con la pregunta de lo que podrías haber hecho y no llegaste a hacer.
ResponderEliminar¡Qué bien lo has contado!
Un abrazo Alís
Loles, me hiciste recordar esas pesadillas en las que corría y corría, y no avanzaba.
EliminarMuchas gracias
Un abrazo grande
muy fuerte...
ResponderEliminarf, a mí me pareció una noche muy extraña.
EliminarBesos
Desgarra el final. Qué bien tejido. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarCarlos Pereyra, supongo que es el reflejo de la impotencia.
EliminarMuchas gracias
Un abrazo
Tantos gritos de auxilio, de desconsuelo, y para que luego el teléfono dé comunicando, o los/las mejores amigos/as la dejen colgada por ser un coñazo que... y cuando ya es tarde, todos saldrán a aplaudir al balcón.
ResponderEliminarLo lamento si me excedí, (ya ves yo pidiendo disculpas y midiéndome- esa no soy yo-) pero este tipo de relatos me despiertan aún cicatrices , ya no en el corazón, ni en el alma, en el rencor ni en el odio, sino en la impotencia. Nada qué hacer... doy fe.
Besos, Alís.
Y un sal de ahí a todas las Elisas del planeta, sin esperar ayuda, tú sola ya que nadie entenderá lo que tú sola estás y estuviste viviendo ni las marcas indelebles que ya te han de seguir y te marcarán de por vida.
Eva, no siento en absoluto que te hayas excedido. Y creo que la impotencia es la emoción más presente en situaciones así.
EliminarBesos
De cada murmullo se puede extraer una canción, o incluso algo bello que los demás no logran encontrar, será tu para Elisa. Abrazos.
ResponderEliminarXan do Río, llegué a creer que era todo un sueño, salvo porque estaba muy despierta. Quizás de más...
EliminarApertas
Hace muchos años trabajé en la recepción de un centro deportivo cuyo teléfono tenía como tono de llamada el "Para Elisa".
ResponderEliminarMe tiré de junio a octubre oyendo los primeros compases de la canción unas noventa veces al día.
Nueve años después cada vez que la oigo me viene olor a cloro a la memoria y unas ganas irrefrenables de decir "Centro Deportivo, ¿digame?"
Besos traumatizados
Xanela, me sucede con una canción de Nina Simone que ponían para cerrar en un pub en el que trabajé hace... demasiados años. Cada vez que la escucho me nace el impulso de ponerme a recoger.
EliminarBicos, éstos sin traumas
Me has hecho erizar la piel,abrazo.
ResponderEliminarFiaris, no era la intención, pero supongo que es buena señal.
EliminarAbrazo
Hola Alis!!
ResponderEliminarCuando comenzo la cuarentena en Europa; llegaba la noticia de que habia un crecimiento de divorcios durante el encierro; y despues se me vino a la mente como seria la vida de esas mujeres obligadas a convivir con quien las maltratan; y comenzaron los casos de femicidios.
Tu historia me recordo toda esa terrible y triste situacion.Espero que esten contempladas de alguna manera.
Un beso Alis que estes bien!
Gra!, yo me separé tres semanas antes de empezar la cuarentena. Poco después mi ex me agradeció lo oportuna que había sido. "¿Te imaginas cómo estaríamos encerrados en la misma casa 24/7?". No es fácil llevándose bien, imagínate cuando hay problemas...
EliminarBeso grande
Me conmueve tu relato. Con la pandemia los monstruos han afilado sus garras. Hay que prestar atención a las señales para que no sea demasiado tarde. Besitos Alís y buena semana.
ResponderEliminarY no sólo los monstruos, Lady Blue. A todos nos afecta el confinamiento. La convivencia se vuelve más complicada cuando no hay respiros.
EliminarBesitos
Estimada Alís, pienso que cuando el ánimo está en suspenso, un ligero impulso lo hace inclinarse hacia acá o hacia allá.
ResponderEliminarSaludos míos.
Guillermo, me hiciste pensar con tu comentario, con eso del ánimo en suspenso... y me reconozco así.
EliminarUn abrazo grande
Me puso triste, es intenso y un poco misterioso pero luego recuerdo que lo escribiste tu y nuevamente me pongo contento.
ResponderEliminarBesos Alís.
Miguel, y tú, como es habitual, me arrancaste una sonrisa con tu comentario. ¡Muchas gracias!
EliminarBesos
Iba a decir que tiene bemoles la cosa, pero en realidad son sostenidos # y en Re. En Re de Reincidente ☹️
ResponderEliminarJuncal, no me queda otra que aplaudir tu ingenio, una vez más.
EliminarBesos
Sonidos de la noche, multiplicados por el confinamiento.
ResponderEliminarY nadie los denuncia y a nadie preocupan.
Si no llevarán mascarilla el edificio entero lo afearía.
Un placer leerte
Beso
Charly, estuve atenta por si debía llamar a la Policía, y sin dejar de escuchar todo eso que he contado y más, no llegué a identificar si era realmente una situación de riesgo. La voz venía de la calle y ésta estaba desierta. Y en medio de todo, risas de la misma voz... Verdaderamente extraño.
EliminarMuchas gracias
Besos
Tan real, tan horrible y tan triste...
ResponderEliminarEduardo, y el sonido de la cajita musical envolviendo todo en un contexto de misterio. Fue muy raro...
EliminarUn abrazo
hay quienes ensordecieron frente a la pandemia. También hay quienes han agudizados sus sentidos e incluso perciben mucho mas.
ResponderEliminarinteresante relato para pensarnos mirando mas allà de nosotros mismos.
Maga h, no sé a qué grupo perteneceré, pero no dejan de pasarme cosas raras.
EliminarMuchas gracias
Un abrazo
No llegamos a tiempo demasiadas veces 😞
ResponderEliminarBesos.
Devoradora de libros, ni nosotros ni quienes deberían llegar...
EliminarBesos
Elís:
ResponderEliminarhay demasiadas Elisas en el mundo. ¡Y no debería haber ninguna Elisa triste!
Salu2.
Dyhego, al menos no por las razones que todos intuímos.
EliminarBesos
Caray, cómo estás historias muchísimas aquí en México, muchas por aquí donde vivo.
ResponderEliminarGustavo, lamentablemente ocurre en todo el mundo y parece que no logramos descubrir el modo de acabar con eso.
EliminarUn abrazo
Nunca creí en hechizos o magias hasta que conocí a este lanzador de hechizos especial llamado Dr.WEALTHY. El hombre con el que quería casarme me dejó por otra mujer y mi vida estaba al revés. Estuvimos juntos durante 4 años y realmente lo amo mucho, me dejó por otra mujer sin ninguna razón, intenté llamarlo, nunca contestó mis llamadas y no quiere verme. Hasta que vi una publicación sobre Dr.WEALTHY sobre cómo ha estado ayudando a las personas y le conté al hombre lo que sucedió. me ayudó a hacer algunas lecturas y después de las lecturas me hizo darme cuenta de que la otra mujer había hecho algunos hechizos sobre mi esposo y esa es la razón por la que me dejó, me dijo que me ayudará a lanzar un hechizo para traer él de vuelta. Al principio era escéptico, pero lo intenté. En 4 días, mi esposo me llamó y vino a pedirme disculpas. No puedo creer que pueda volver a verme, pero ahora estoy feliz de que haya regresado y ahora estamos casados y vivimos como una familia feliz. Estoy publicando esto en el foro si alguien necesita la ayuda de este hombre. Puede contactarlo a través de esta dirección de correo electrónico: wealthylovespell@gmail.com o llamar / Whatsapp +2348105150446
ResponderEliminarJessica L. Smith, yo creo que el Dr. Wealthy le dio una excusa perfecta a tu marido, que tú has pagado. Volverá a "ser hechizado", no lo dudes. Y volverás a pagar por perdonarlo.
EliminarMe dejaste helada. Terrible lo que sucede a muchas personas que se han visto confinadas junto con sus victimarios.
ResponderEliminarBesos.
Sara, seguramente un infierno perpetuado, sin ninguna pausa.
EliminarBesos
Si ya de por sí, ha sido duro... no quiero ni imaginar lo que ha tenido que ser para aquellas personas que sufren maltrato (del tipo que sea).
ResponderEliminarMe puse a Beethoven para sentir calma...
Besitos.
Laura, yo creo que ni imaginamos las secuelas que dejará la pandemia, en todos los aspectos.
Eliminar¡Qué alegría volver a leerte! A ver si pronto también en tu blog.
Besitos
¡No me esperaba algo tan oscuro!
ResponderEliminarMe sorprendiste, en realidad me engañaste con la foto de la bailarina en esa cajita musical.
Me gustó mucho esta sorpresa. Bien escrito.
Hasta pude escuchar "Para Elisa" en los tonos de las cajas musicales.
Besos
Frodo, la bailarina de la foto tiene manchas de sangre, así que tanto no te he engañado, jaja.
EliminarMuchas gracias.
Besos
El sonido inquietante de una caja de música, que toca incesantemente "Para Elisa", acompaña a un grito, a una palabra suplicante, la noche... Podría ser una película de suspense que presagia un dramático final.
ResponderEliminarBesitos, tesoro!
PD: cuántos casos de maltrato están escondiendo las paredes del confinamiento...!
Merche, parecerá una alucinación, pero empezó a sonar de madrugada, sin saber bien de dónde venía, una y otra vez... Me llegó a dar miedo.
EliminarBesitos, a miles
Julio David, tal vez ocurra cada noche; creo que no. El caso es que en esta ocasión estuve más atenta y el "Para Elisa" de la caja musical le dio un contexto fantasmagórico a todo lo que escuchaba. Lo demás es un poco de imaginación.
ResponderEliminarMuchísimas gracias. No te cortes en seguir haciendo piropos. Me gusta.
Un abrazo