- Cállate yaaaaa
- ¿Qué te pasa?
- Que no me gusta tu conversación.
- ¿Desde cuándo?
- ¿En serio no lo sabes?
Sí lo sabía. Hacía un tiempo ya. Fue en un despiste, un pestañeo, así, de la noche a la mañana. De un momento para otro. Y para otro. Y otro.
No pudieron evitarlo. Tal vez ni siquiera quisieron. Llegó como llega una tormenta de verano, una ciclogénesis fulminante y letal, un terremoto de máxima intensidad. Y arrasó, devastó los últimos puentes entre sus almas. Sus cuerpos ni siquiera estaban en distintas orillas del mismo río.
Por eso bastaba un buenas noches para extrañar el silencio. Ese silencio que era ya lo único que les unía.
ResponderEliminarEl tiempo y las oportunidades andan escasas en estos días. Apenas para escribir, pocos para leeros y ninguno para responderos. Me pondré al día en cuando tenga la primera oportunidad. Me cuesta estar tanto tiempo callada.
Sí. Ya sé.
Shhhhhhh
Cállate yaaaaa
Buen día Alís.
ResponderEliminarMe consta lo de "me cuesta estar tanto tiempo callada"... En silencio!
Ese silencio que estalla, claro y contundente, en tu texto de hoy!
Fuerte abrazo amiga.
Las relaciones se van ajando. Luego, una simple oportunidad acaba en desastre cual terremoto, dejando a cada orilla, un corazón roto
ResponderEliminarUn abrazo y por las uniones que perduran, sin silencios
Sin dis llega el silencio y ya no se va más ,besitos
ResponderEliminarAveces, el amor acaba por cualquier cosa...... y solo queda el silencio.............saludos amiga.
ResponderEliminar"Y arrasó, devastó los últimos puentes entre sus almas...", "Ese silencio que era ya lo único que les unía." Sublime, Alís. Tu texto contiene esos ecos borgeanos que tanto me fascinan, ese dejo de sutil ironía. Uno puede imaginarse a esos seres entre quienes sólo se extiende el silencio, seres que de alguna manera riman con ese silencio que los anima...
ResponderEliminarAbrazos y más abrazos, amiga.
Incómoda situación.
ResponderEliminarEl silencio de la soledad se hace manjar ante esta realidad tan indigesta.
El amor se termina, a veces, sin que nos demos cuenta de ello, y de repente un buen día, nos damos cuenta del silencio y que estamos mejor con él que con la otra persona. Muy buen relato.
ResponderEliminarFeliz fin de semana, Alís
Cuando el silencio es el templo donde nos sentimos a gusto se hace insoportable cualquier "tipo " de conversación
ResponderEliminary ese yaaa demuestra no solo la muerte de una relación si no algo más duro y triste si cabe la ira o la impotencia de seguir que tener compartiendo techo ( y/o lecho).
cuando se llega a un extremo donde la voz se alza ... mejor carretera y manta
disfruta del finde
besitos :)
Un pestañeo y ya?
ResponderEliminarVaya don de interpretación!!!
Besos.
Cuando no se puede evitar la cosa no tiene remedio.
ResponderEliminarPerfecto.
ResponderEliminar¿Y qué pasa cuando todo está dicho y hecho, pero sigues ahí aguantando o esperando a que el hilo se rompa por el lado más débil y, nada de nada?.
Chao. Guillermo.
microbrevedades.blogspot.com
El silencio es el fin de todo tipo de relación.
ResponderEliminarCuando la palabra ya no sirve, a pasar página.
Besos, Alís.
Y cuídate mucho.
ResponderEliminarErnesto: También sé estar callada, no vayas a hacerte una idea equivocada, jajajaja. Un abrazo grande
Albada Dos: Parece un sólo evento, un sólo momento... y no es más que la gota que colma el vaso. Un abrazo grande
ResponderEliminarOdalys: En algún lugar de mí habita una optimista impenitente, y ella me dice que todo puede cambiar. A veces incluso a mejor. Besitos
Sandra Figueroa: Cuando acaba por cualquier cosa lo más probable es que ya venía herido de muerte... Gracias. Un abrazo grande
ResponderEliminarCarlos Perrotti: Eres tan generoso con tus comentarios!!! Hasta siento pudor. Y no dejes de hacerlo así, me alimenta la pasión por escribir. Muchísimas gracias. Abrazos, muchos, y besos
Juncal: El silencio elegido es un paraíso. El silencio impuesto, el que es una condena, es terrible. Besos
ResponderEliminarRita: Cuando no nos damos cuenta de que se termina es, tal vez, porque no lo estamos cuidando como debiéramos... Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo grande
MaRía: Ese yaaa, que es no de rabia sino de hastío, habla de que difícil es darle la vuelta a todo. Carretera y manta es una decisión que a veces cuesta tomar. Biquiños
ResponderEliminarToro Salvaje: Sí, un pestañeo y ya... Bueno, tal vez fueron dos o tres o... Besos
guille: Creo yo que quizá lo difícil es definir cuando ya no tiene remedio. Un abrazo
ResponderEliminarGuillermo Castillo: ¿Qué pasa? Supongo que un largo período de sufrimiento. Esperar a que se rompa es poner en otros el poder de decidir sobre nuestras vidas y no sé si es buena opción. Un abrazo
La Zarzamora: Sobre todo si es un silencio de palabras, gestos, caricias... Besos, Eva
Por eso bastaba un buenas noches para extrañar el silencio. Ese silencio que era ya lo único que les unía.
ResponderEliminarTengo que pedirte que no te calles.
Me gusta escucharte.
Yo también ando muy liada estos días...
me espera un mes complicado en el trabajo... así que de a ratitos vendré a dejarte todo mi cariño.
Besitos bonita.
ResponderEliminarLaura: Prometo no callarme aunque a veces me tiente hacerlo. Prometo luchar contra la inercia que me lleva a la cueva y, si acaso, invitarte a ella. No dejes de hacer escapadas por aquí. Me alegra siempre tu visita. Cuestión de preferencias... Beso enorme
Que estalle en un pestañeo no implica que lleve tiempo incubándose.
ResponderEliminarBesos.
ResponderEliminarAlfred: Tienes toda la razón. El pestañeo sólo devela lo que ya estaba incubado. Besos
Hay silencios que unen y silencios destructivos.
ResponderEliminarSalu2, Alís.
ResponderEliminarDyhego: Silencios que son un bálsamo y silencios como puñales... Un abrazo