jueves, 11 de diciembre de 2014

La traición de los ojos azules




- Dios mío! No me había fijado. ¡Tienes los ojos azules!

En cuanto escuchó esa frase, después de dos años casi viéndose a diario, supo que él ya no le gustaba.

Lo supo porque lo primero que pensó fue: “¿Será que ya no me dilata la pupila?”.