- Dios mío! No me
había fijado. ¡Tienes los ojos azules!
En cuanto escuchó
esa frase, después de dos años casi viéndose a diario, supo que él ya no le
gustaba.
Lo supo porque lo
primero que pensó fue: “¿Será que ya no me dilata la pupila?”.
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Ni la pupila ni el corazón :(
ResponderEliminarBss
Caray,que´bueno. ¿y cómo ze iba a dilatar zi a la mirada (que no la vizta) le falta algo tan fundamental como ez el eztímulo ? Fiziología y emocionez. Zi ez que van de la mano, Alíz, eztán eztrechamente interconectadaz... Bezo
ResponderEliminarEn mi caso es la carne de gallina. Si un beso en el cuello no hace que se me erice la piel... Va siendo hora de decir adios.
ResponderEliminarjajaja... muy bueno! Saludos.
ResponderEliminarDos años tirados por la borda.
ResponderEliminarQue desperdicio...
Besos.
Que sería de nós se perdemos quen nos dilate...
ResponderEliminarPor certo, os ollos azuis sonche mentireiros; os traidores son os verdes.
Bicos con dilatacións
Y así como empiezan terminan los encantos, un abrazo querida Alis.
ResponderEliminarSara
Posiblemente sea eso
ResponderEliminarpasó, sin haber estado.
Mil besos
Dos años sin fijarse en el color de los ojos es demasiado para dos personas que siente atracción. De todos modos el final pone las cosas en suspense.l
ResponderEliminarFelices festas, e dígoo coas pupilas dilatadas!!
ResponderEliminarupsss... dos años sin mirarse de frente...
ResponderEliminarbesos
Bueeeno, bueeeno, non era para tanto. Igual era dos que pensan que amar non é mirarse aos ollos, senón mirar os dous na mesma dirección...
ResponderEliminarApertas e feliz ano.
Buenísimo Alís, me encanto.
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