El resfriado la
había atacado fuerte. Apenas podía respirar y, por supuesto, había perdido todo
rastro del olfato. Tanto que casi arde su mesa de trabajo. No se dio cuenta
cuando se incendió su papelera y el incidente habría llegado a mayores si un
compañero no la hubiera advertido de que olía a quemado.
Se preguntó
entonces, como todos hemos hecho alguna vez, la carencia de cuál de los
sentidos sería más grave. Y decidió hacer un experimento.
No fue fácil. Lucía
ridícula caminando por la calle con un antifaz tapando sus ojos. Las risas de
algunos transeúntes fue lo más suave que escuchó. Comprobó en propia piel que
la ciudad no está construida para discapacitados y terminó la jornada llena de
moratones.
Con el sentido del
oído fue un poco más sencillo, al menos pasaba más inadvertida. Usó unos buenos
tapones y casi disfrutó del silencio que la acompañó todo el día. Aunque más de
una y dos veces estuvo tentada a destaparse los oídos, aguantó la prueba.
Incluso cuando un automóvil estuvo a punto de atropellarla porque no escuchó el
claxon que la avisaba de su proximidad.
Para aniquilar el
sentido del gusto usó un gel de lidocaína, que aplicado en la lengua la privó
de percibir cualquier sabor. Esta experiencia fue más llevadera, aunque
aburrida, y pensó que no sería un mal método para adelgazar, porque no le
producía ningún placer comer. Tampoco percibió el sabor ácido del yogur que
estaba empezando cuando reparó en la fecha impresa en la tapa: llevaba más de
diez días caducado.
El último día de su
experimento fue el peor. Desde entonces su vecina la mira mal, porque le dijo
que había engordado mucho. Su mejor amiga dejó de serlo porque le confesó lo
que pensaba realmente de su nuevo novio, y perdió el trabajo después de llamar
gilipollas a su jefe.
Concluyó, pues, que
carecer de tacto conlleva las más graves consecuencias.
Conn el frío que debe hacer en Galicia, debe estar todo el mundo resfriado, tú incluída... ;-)
ResponderEliminarbesos
Buen relato, hace tiempo que no te veo querida Alis.
ResponderEliminarUn cálido y tierno abrazo
Si en vez de la hipocresía con la que actuamos a diario dijéramos la verdad de lo que pensamos la población mundial se reduciría rápidamente y habría menos contaminación, agua y alimentos para todos.
ResponderEliminarBesos.
¡ Qué bueno !
ResponderEliminarY totalmente cierto, además.
La carencia de tacto es un compendio de las otras insuficiencias. Falta de vista social,sordera hacia la voz de la sensibilidad y un absoluto y desagradable vacío del buen gusto.
Enhorabuena.
Un beso.
Genial, bien trenzado, con un remate cojonudo. Con todo tacto (del auténtico) te lo digo. Me ha encantado.
ResponderEliminarCarecer de tacto
ResponderEliminares ir por el mundo
como el caballo de Atila.
Cualquiera de los sentidos
es indispensable hasta
este que a simple vista
no parece tan importante.
Muy buena tu entrada.
Besos
Muy buena la metáfora,la falta de los sentidos corporales solamente perjudica a quien la padece,pero la falta de tacto además perjudica a todo aquel que la recibe.Tengamos sutileza pués.Un beso Alís.
ResponderEliminarMuy bueno¡¡¡¡ Cosas de la polisemia.
ResponderEliminarPodría utilizar el olfato para invertir en bolsa :)
besos
Muy bueno tu relato ,mi querida Alís.El mundo está lleno de personas sin tacto...
ResponderEliminarMi beso enorme.
aunque te prodigas poco últimamente no pierdes las mañas y sigues escribiendo estupendo.
ResponderEliminarbiquiños,
p.d.: el tacto es muy necesario, desde luego que sí.
Siempre encontrando un justo medio.
ResponderEliminarBesos, Alis.
Es importante saber decir las cosas, por que sólo así evitamos sufrimientos absurdos.
ResponderEliminarMe encanta tu forma de escribir.
Un besote, me alegro de leerte.
Interesante relato...
ResponderEliminarQué importante son los cinco sentidos y cuánto más aún el "sexto", jajajajaja.
Un abrazo.
Hai quen ve sin mirar, acariña sin tocar e incluso oe sin escoitar; sentidos sobreexcitados tal vez?.
ResponderEliminarBicos de contacto
Lo peor es tenerlo y no emplearlo. Muy buen punto de reflexión.
ResponderEliminarUn beso grande
Así es, dicen que hablar sin tacto nos mete en líos...pero con los años, mi querida Alís, uno aprende a usar el tacto lo menos posible, sobretodo con los que no queremos.
ResponderEliminarUn besito, linda.
Alis:
ResponderEliminar¿Me puedes escribir a mi correo personal?, aparece en el perfil de mi Blog. Necesito hacerte una consulta.
Taty
Qué buena entrada, Alís. Siempre es un gustazo leerte.
ResponderEliminarMuy buena reflexión. Si.
Un abrazo muy sentido
Muy bueno, el final: excelente.
ResponderEliminarBeso
Es cierto: todos en alguna ocasión nos hemos hecho la pregunta sobre qué carencia nos sería más gravosa.
ResponderEliminarAbrazos.
Lo que yo pienso del "tacto" es que es simplemente un método del sentido "común" para hacer la convivencia más placida para unos y otros. El ser "educado" y tener "tacto" es muchas veces, decir lo contrario de lo que piensas y aun así, lo dices, porque el otro te importa un carajo. Es mentir. No tener "tacto" nos priva de razón ante la comunidad y nos excluye. Y en esta, haciendo buen uso del "tacto" nos incluimos y convertimos en uno más, uno entre un ejercito de idiotas, entre un sin fin de hipócritas. El "tacto" pues es un arma para "tocar" vanidades, para desencadenar verdades.
ResponderEliminarBuen relato, moral, pero bueno, ético y hasta épico.
Gracias por venir, aunque te cueste.
Me alegra ver fotos de tus 3 pequeñas.
Besos Alis
Sin duda.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
¡que bueno Alis! hay tanta falta de tacto en nuestro mundo...no miramos al prójimo, no somos considerados, incluso en ocasiones le despreciamos...cada día más. Trato de inculcar a mi hijo el respeto por el otro, que sea considerado, que no haga lo que no le gust que le hagan..en definitiva ¡que piense en los demás! y que aprenda a amar
ResponderEliminarJajaja. A veces somos demasiado comedidos...jaja.
ResponderEliminarUn abrazo
genial, como siempre.
ResponderEliminarSe que te debo una visita, llegando a Santiago estaré en tu casa.
Noe te envia saluditos
Un beso
10
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe ha gustado , y me he quedado sin palabras para definir mi estado de ánimo después de su lectura, me da qué pensar, la lectura y sus efectos.
ResponderEliminarLo asomo a mi ventana.
Mil besos desde el Sur.
Gustoume !.
ResponderEliminarLembroume a historia dos Luthiers cando falan de Yugurtu Engué.
Un abrazo amiga, cuando publicas?
ResponderEliminarUN beso
jajaja, buenísimo remate.
ResponderEliminarUn beso rescatado ¿o era recatado? (no, que hace tiempo que no te mandaba uno)
A ver amiga Alis, me ha encantado tu relato y me ha hecho reir el final. Porque el sentido del tacto quiere decir palpar, tocar, acariciar; y tú lo has aplicado al habla. Tener tacto hablando es una forma de expresarse, no de sentir.
ResponderEliminarDe todas formas, repito, me encanta ese final, le da un toque especial a tu relato.
Besos.
¿Volverás pronto?
Te esperamos.