- ¿¡Qué dices!?
- Que cortes aquí.
María insiste mientras ofrece su brazo a Ignacio. Él, inmóvil, tiene miedo en los ojos, y por primera vez un reflejo de compasión aparece en ellos.
- Toma. Corta sin miedo.
María pone un cuchillo en la mano de Ignacio y guía sus movimientos hasta hacerse un tajo en el brazo.
- ¿Ves? Ya no sangra.
Ignacio observa atónito esa herida limpia, sin una gota de sangre, sin poder reaccionar. Una lágrima recorre su rostro.
- No llores. Es perfecto. Ya me mataste. Podemos seguir juntos y tú puedes seguir siendo el mismo. Ya no duele.
Dicen que es Halloween. Los monstruos andan sueltos...
ResponderEliminarLos monstruos de verdad hoy hacen fiesta.No matan ni pegan. Es el día de la sinceridad para ellos,; no tienen que fingir.
ResponderEliminarAbrazoo
Gabiliante, muchos monstruos (tal vez los peores) ya ni se preocupan de fingir. Creo que encuentran placer en que sepamos que lo son.
EliminarBesoss
Muy duro, ingenioso y extremadamente doloroso.
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Ilduara. Y me quedo pensando en por qué doy gracias por lo de duro y doloroso, pero supongo que es porque logró transmitir lo que sentí al escribirlo.
EliminarBicos
Surrealista pero también hiper realista acaso como la vida misma. Según se vea. Me gustó.
ResponderEliminarFackel, sí, como la vida misma. Porque mira que tiene situaciones surrealistas ésta...
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Besos
... y mañana, y la semana que viene y me temo que siempre, esos monstruos seguirán sueltos.
ResponderEliminarJuan, también me temo que así será. Y tengo la sensación de que cada vez son más.
EliminarBesos
Impresionante como has tratado el tema. Me rindo a tus pues.
ResponderEliminarInmejorable. Un besazo, Alis.
Muchas gracias, Campirela. Brotó de manera muy instintiva.
EliminarBesitos
Qué duro y a la vez qué bien narrado.
ResponderEliminarMuy feliz día.
Gracias por lo de bien narrado, Marigem. También porque lo percibas duro, porque era lo que intentaba transmitir.
EliminarBesos
Hay personas que se complementan en las más oscuras tesituras.:)
ResponderEliminarTienes razón, Cabrónidas. Me asusta esa complementariedad, porque alimenta la existencia de cierto tipo de relaciones.
EliminarUn abrazo
Tremendo relato con una lectura subyacente muy interesante.
ResponderEliminarBesitos.
lunaroja, me gusta que siempre te fijas en lo que se esconde detrás de los textos. Gracias.
EliminarBesos
Brutal, es un micro, escrito con un estilete, el mismo con que su vida es cercenada.
ResponderEliminarBesos.
Alfred, qué pena que ese estilete no lo hubiera usado la protagonista para cortar esa relación, en lugar de para dejarse herir, aunque crea que ya no le duele.
EliminarBesos
Alís:
ResponderEliminares triste que una persona ya no sienta dolor porque ha sido tan maltratada.
Salu2.
Dyhego, así es, como triste es que por lo mismo esté dispuesta a seguir soportando ese trato.
EliminarBesos
Tal cual; mejor no podías decirlo o contarlo. Mi saludo te dejo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Guillermo
EliminarUn abrazo
Es muy triste. Uno se vuelve piedra a veces, y ya nada le duele.
ResponderEliminarUn abrazo, Alis
Albada, ¿será que realmente algo así puede dejar de doler? Supongo que opera algún mecanismo de defensa, pero es triste, porque impide la huida.
EliminarUn abrazo
Genial e impresionante relato. Felicidades, Alís.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Macondo.
EliminarBesos
Claro i contundente.
ResponderEliminarSalut !.
artur, una situación así no admite adornos.
EliminarMuchas gracias
Petons
Qué fuerte.
ResponderEliminarDe lo mejor que he leído.
Aplauso conmocionado.
Gracias, Xavi.
EliminarOjalá no encontráramos inspiración en historias así
Besos
Es como entra en un bucle, tremendo texto. Abrazos
ResponderEliminarRosana, y parece que ya no hay salida ¿verdad? Eso es lo que más triste me parece.
EliminarUn abrazo
Que deje de sangrar no significa que deje de doler. Tenemos tantas heridas cicatrizadas que siguen latiendo bajo la piel...
ResponderEliminarTe abrazo, Alís.
Laura, y a veces el hecho de que no parezca tan grave puede dar la sensación de que ya no duele. Supongo que el cerebro es experto en buscar explicaciones para soportar según qué situaciones, sobre todo si no hay valor para irse.
EliminarBesos
¡Que triste! Ha resbalado por mis mejillas alguna lágrima al leerlo.
ResponderEliminarAbrazos.
Conchi, lamento haber provocado tu llanto.
EliminarUn abrazo
Corta la respiración.
ResponderEliminarBesos.
Amapola, tanto como la piel, y el alma...
EliminarBesos
Puede interpretarse como algo literal, sobrenatural o como algo simbólico, emocional.
ResponderEliminarBesos.
Demiurgo, y seguramente tiene un poco de todo eso.
EliminarBesos
Ahí se queda, como una moneda en un bolsillo. Qué manera de querer tan quieta y tan absurda! Y qué real por más que me disguste!
ResponderEliminarUn abrazo Alís
Loles, hablas de la manera de querer y pienso qué tanto se puede querer a alguien sin quererse a uno mismo. Ojalá fuera pura ficción, pero lamentablemente existen todavía demasiados casos.
EliminarUn abrazo
Muy buen relato con tintes surrealistas y un tanto espeluznante…Me quedé pensando en la cantidad de heridas que tenemos todos, algunas cicatrizadas y otras abiertas que sangran cuando el día amanece gris o, simplemente la vida nos recuerda lo mucho que hemos sufrido.
ResponderEliminarAbrazos Alís
Tatiana, y pienso que si vuelven a sangrar es porque no están tan cicatrizadas. Aprendemos a vivir con ellas, simplemente...
EliminarBesos
Cuando se deja de sentir... Ya no duele. Impactante, Alís. Me encantó leerte.
ResponderEliminarMil besitos y feliz semana ❤️
Auroratris, y cuando se deja de sentir, también se aleja la posibilidad de algún momento feliz...
EliminarQué bueno verte de nuevo aquí
Besitos
Fuerte. Impactante... Leí tu historia entre lo emotivo y lo absurdo. Perfectamente surrealista. Tienes mucha creatividad Ális!...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Muchas gracias, A.S. No sé si es tanto creatividad o si es más observación, lamentablemente.
EliminarBeijos
Hace tiempo, con tu texto me hiciste recordar que en el bachillerato un tal Barajas, le da por darse navaja en el brazo de tal manera que no salpicaba mucha sangre, y parecía feliz pues no gemía. Supuse que era masoquista, y cambie de puesto. SAludos. Carlos
ResponderEliminarCarlos Augusto, me temo que esa práctica está siendo cada vez más habitual entre los adolescentes. Dicen que para evadir dolores mayores. A mí me parece terrible.
EliminarUn abrazo
Un texto impactante. Llega ese momento en la vida o en la muerte en el que algunas cosas no duelen. En la muerte, no duele porque no existes; en la vida, no duele porque te acostumbras, y el dolor se vuelve etéreo.
ResponderEliminarBesos!!
Rosana, ¡y qué terrible acostumbrarse a algo que nos hace daño! ¿no crees?
EliminarBesos
Las relaciones tóxicas mejor lejos, la otra opción es resistir y hacerte tan fuerte que no duele, pero no nos engañemos, sigue doliendo, la relaciones tóxicas enferman, mejor lejos, cuando se deja de sentir y sigues con la persona, estás muerta en vida. Besicos Alís
ResponderEliminarImpactante tu texto hoy,abrazo fuerte.
ResponderEliminarBuen micro, Alís.
ResponderEliminarLlega un día en que los golpes ya ni duelen... instinto de supervivencia le dicen.
El último golpe, es el que dice basta al sometimiento. Lo que más duele es tal vez el saberse en un callejón sin salida ¿?
Besos, Alís.
Llego unos días tarde, se nota que fue Halloween. Tenebroso. Oscuro.
ResponderEliminarBesos, Alís!
El ritual debe continuar.
ResponderEliminarLa sangre siempre es necesaria.
Saludos,
J.
Alis, esto es terrible...caray...
ResponderEliminarInquietante texto. Espero sigas publicando y deseo que tengas un buen año !! Beso
ResponderEliminarComo dice una amiga mía argentina... ¡lpdlc!
ResponderEliminarSe me ha borrado un cometario muy majo... Y ya no lo repito.
Preguntaba que si había alguien por aquí sin decir ni pío...
¿Todo bien?
Abrazos Alís.