miércoles, 18 de diciembre de 2024

La lista de deseos


 


- Así que una bufanda, una agenda y un perfume... -Fernando hace una pausa para acercarse a su espalda y, juguetón, susurrarle al oído-. El de siempre.

 

Laura esconde su sonrisa y la disfraza con su cara de pocos amigos, mientras sigue preparándose un café como si no hubiera escuchado nada.

 

- Sabes que lo de la wishlist era una broma ¿verdad?

 

Ahora Laura lo fulmina con la mirada.

 

- Como sigas usando la palabrita en inglés me voy a enfadar en serio.  

- Lo sé, lo sé. Lo hice para provocarte. ¡Lista de deseos! ¡Lista de deseos!

- Tampoco me gusta lo de hacer listas, porque es pedir y un regalo no se pide, se ofrece. Aunque entiendo su lado práctico, que los tiempos lo agradecen.

- Igual no quisiera quedarme sin saber tres cosas que quieras y una que desees.

- Ya te dije que si respondo a eso lo sabrás todo de mí. Y me asusta.

- Bueno. Insistiré.

 

Fernando lo dice mientras camina rápido hacia la puerta tras besar a Laura. A esa hora le gusta ir a correr. Ella, riéndose, lo avisa justo antes de que salga.

 

- Por cierto. Yo también te hice una broma: Cambié tu lista de música.

 

Cuando a los pocos segundos oyó la carcajada de Fernando en la escalera, Laura supo que ya estaba escuchando. 

 

En los audífonos de Fernando sonaba una lista de villancicos. El primero de ellos, el de la Carey (All I want for Christmas is you *).


* "Todo lo que quiero para Navidad eres tú" 

viernes, 13 de diciembre de 2024

Resurrección (Demasiado tiempo...)

 



Llevaba demasiado tiempo disfrutando de su soledad.

Y de la distancia.

Tanto, que ya no disfrutaba.

Tanta, que ya no disfrutaba.

 

Había elegido refugiarse en el campo. Lejos de todo.

Y de todos.

Vivir sin sobresaltos.

Convertir la rutina en paz.

Convertir la rutina en seguridad.

 

Tanto se había acostumbrado, que ni se dio cuenta.

No era calma, era muerte.

Echó de menos la vida.

Echó en falta la vida.

 

Llegó el momento en que el deseo le ganó al miedo.

Tomó las riendas.

Al menos, volvería a vivir.

En otros ojos abrió su mirada.

A otra mirada abrió su corazón.

 

Regresó al bullicio, al ruido, a la luz de las calles.

Volvió a abrazar la ciudad.

La vida bullía por sus venas.

La alegría volvió a sus ojos.

 

Llevaba demasiado tiempo sin disfrutar de su soledad.

 

domingo, 8 de diciembre de 2024

La "wishlist"


 
Fotografía: R. Garrido


- Recuerda hacer la wishlist para tu cumpleaños. Pon tres cosas que necesites.

- O no.

- ¿Qué?

- ¿Por qué tienen que ser cosas que necesito? ¿Por qué no cosas que sólo -lo remarca- quiero o deseo?

- Tienes razón. ¡Buena idea! Haz tu lista de tres cosas que quieres y una que deseas.

- Pero…

- ¿Qué?

- Si te respondo eso lo sabrás todo de mí.

- ¿Te asusta?

- Claro.

 

La propuesta de Fernando hizo que Laura se asustara tanto de lo que podría desear que no quiso ni preguntárselo. Pero ya en la soledad de la noche no pudo evitar pensar en qué tres cosas quería y qué deseaba. Y en la diferencia entre querer y desear.

Tomó su cuaderno y empezó a escribir la lista que le pidió Fernando.

 

Quiero que sigamos conociéndonos. Siempre. Con las mismas ganas, con la misma curiosidad.

 

Quiero que no cambien tu habilidad y tu intención de siempre hacerme sentir contigo en puerto seguro. En calma.

 

Quiero que continúe esta magia de reencontrarnos siempre, porque nunca nos despedimos. No del todo.

 

Deseo un tiempo de paz, que se (me) acaben las batallas, que no todo (me) cueste tanto... Deseo esa paz de los días en que estás. Descanso tanto en ella…

 

Laura relee lo que escribió. Siente el vértigo de la vulnerabilidad. Arruga la hoja, la tira al papelero y empieza otra lista mientras se reprende en voz alta:

 

- Lo quiero y lo deseo, pero necesito protegerme.

 

Y en el papel va completando su nueva wishlist:

 

Necesito:

- una bufanda.

 -una agenda.

- y un perfume. El de siempre.

 

 

lunes, 2 de diciembre de 2024

El cumpleaños de Marina


 

 

Marina era igual que su barrio, la Habana Vieja: alegre, extrovertida y con el cuerpo a mal traer, por los años y por la falta de medios. Pero la escasez nunca le quitó las ganas de pasarlo bien. La conocí el día de su cumpleaños, a punto de iniciar una gran fiesta que había organizado con lo poco que tenía.

 

En medio de la celebración, Armando, su hijo, me guiñó un ojo y me dijo: “Ya tú verás”. Y se dirigió a su madre en una escena que parecía tradición entre ellos:

 

- Mamá, ¿cuántos tú cumples?

- ¡34!

- ¿Cómo vas a tener 34, si yo ya tengo 33?

- Ay, mijito, usted es libre de cumplir los que quiera. Yo dije que me plantaba en 34 y ahí me quedé. Desde la primera vez que los cumplí son los que celebro cada año.

 

 ...   ...   ...

 

Pues eso, que hoy yo también cumplo 34.