viernes, 30 de septiembre de 2011
Díselo con flores
El proceso de divorcio estaba resultando especialmente engorroso. Su marido, a pesar de ser quien lo solicitó, se empeñaba en poner trabas a cada trámite, como queriendo hacerle la vida imposible también en el último episodio de su relación.
Susana estaba desesperada con esta situación. Tanto, que cada vez que meditaba sobre ello su mente saltaba de un pensamiento a otro, pero terminaba siempre recordando a la misma persona: uno de sus primeros pacientes.
Era Vicente, el Popeye, un individuo con un extenso prontuario policial que llegó con múltiples heridas de arma blanca al hospital en el que ella inició su carrera como cirujana. Parecía condenado a una muerte segura, pero la destreza de Susana, tal vez algo de suerte y, sin duda, la fuerza de él se confabularon para salvarle la vida.
Ésa fue la primera cirugía que realizó con dos policías custodiando la puerta del quirófano. Vicente también estaba vigilado por dos agentes cuando recibió el alta y quiso saludar a Susana antes de abandonar el hospital e ingresar en prisión. Llegó con un ramo de flores.
- Doctorsita, quería agradecerle por salvarme la vida.
- Vaya, no sé qué decir. Me sorprendes. No era necesario que comprases flores.
- No, si no las compré. Mi madre tiene una floristería, así que fue fácil. Yo, en realidad, quería darle esto – dijo Vicente entregándole en la mano un trozo mal cortado de una hoja de cuaderno, con un número de teléfono escrito a lápiz.
Susana miró con extrañeza. No entendía qué pretendía Vicente dándole su número y se incomodó un poco pensando que tal vez intentara seducirla.
- Guárdelo, puede necesitarlo. Y si algún día le sobra alguien, llámeme.
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wooow que bueno, tal vez a todas nos hace falta un Vicente de de vez en cuando.
ResponderEliminarQue alegria que estas escribiendo, nos vemos pronto, lo prometo.
Un beso
Ali:
ResponderEliminarEstás de regreso preciosa. Me alegra verte de nuevo en la bloggósfera. Me perdí un par de entradas tuyas, porque he tenido problemas con mis actualizaciones...Veo que tienes dos hermosas razones de vida, dos trocitos de carne, vivaces y bellas. Bienvenida seas tú, y tu cajón de relatos.
¿Qué pensaría la doctora?, ¿sacarse rápidamente en forma: "limpia, sin huellas" al molesto de su marido?, que interponía uno y otro artilugio para evadir el divorcio?...La mente es rápida, cuando deseamos elaborar salidas para nuestro descanso.
Un beso Ali.
Sencillamente genial! Aguante Popeye :P
ResponderEliminarBesazos, Alís
Ves como hay que tener amigos hasta en el infierno y allí muchos más, je je je
ResponderEliminarMe gusto muchísimo.
Un besazo guapísima
Alis,
ResponderEliminarMe da mucha alegría que ya estés generando relatos estupendos. Siempre has sido una referencia y me alegra saber que sigues escribiendo y que tendré la oportunidad de seguir leyéndote. Reconozco que tiene mucho valor para mi poder leer lo que escribes, contar con tu genialidad.
Hasta el diablo es un ser agradecido y está ahí cuando lo necesitas. Está la tentación como opción, no es la única, aunque a veces pueda parecer una solución rápida, práctica y liberadora. Luego habrá que darle explicaciones a la conciencia por eso del bien y el mal.
¡Estupendo! como todas tus historias, que siempre tienen que ver con esto que nos pasa a los seres humanos mientras vivimos.
¡Muchos besos!
¡Quien no goce de amigos en todos los sitios que empiece a temblar!
ResponderEliminarUn beso
Bueno es saber que existe otra posibilidad, me hace recordar
ResponderEliminarla película," La tentación vive arriba"
Me alegran tus relatos, ya los
echaba en falta.
Cúidate mucho.
Un beso
La verdad te digo que ese número de teléfono yo no lo hubiera tirado. Nunca se sabe. Hay que tener amigos hasta en el infierno.
ResponderEliminarQue no me dé ideas que igual llamo al Popeye... lástima que no hayas puesto el número. Sonrío.
ResponderEliminarBesos, Alís.
Jajajaja. Es buenísimo!!! Me ha encantado el relato. Sorprendente final.
ResponderEliminarBesoss
Esas flores y ese teléfono hay que aceptarlos, aunque huelan raro unas y no se vaya nunca jamás a utilizar el otro.
ResponderEliminarPero supongo que cada uno demuestra su agradecimiento como puede o sabe y eso nunca se ha de rechazar.
Al margen de que la vida es muy larga y nunca se sabe...
Genial relato. Me encanta que vuelvas aunque sea a poquitos, ¡lo que me extraña es que saques tiempo siquiera para pensar, so joía!
Eres una todoterreno.
¡Uissssssssss qué peligro!!!!
ResponderEliminarjajaja... muy bueno¡¡¡
besos
Joer, mi madre también es florista, pero que quede claro que no voy por ahí borrando a los que sobran, eh!!! ja ja ja
ResponderEliminarBesazos enormes guapa
De bien nacidos es ser agradecidos (yo pienso igual) o eso al menos dicen.El agente de policía ha sido muy agradecido-como no podía ser de otra forma-al regalarle flores y también por su disponibilidad a ayudarla en cualquier momento de su vida.La ayuda recíproca se debería de ver más a menudo.Un beso Alís.
ResponderEliminarHola Alís.
ResponderEliminarLo bueno de que existan Popeyes es darse el gustazo de no llamarles nunca.
Un beso
Donde menos se piensa salta la liebre, dicen los refranes.
ResponderEliminar¿Aún te queda tiempo?
Eres afortunada.
Me alegro mucho de leerte.
Qué fino y delicado, con flores.
ResponderEliminarBesos Alis
Ahora es el momento de usar ese número de teléfono y de que el agradecido Vicente le devuelva el favor.
ResponderEliminarSi está claro, los amigos son para las ocasiones.
de esos textos que me dejan sin palabras
ResponderEliminar:)
Y UN DÍA VOLVIÓ ALIZ!!!!!
ResponderEliminarJAJAJAJA GENIAL EL CUENTO. QUEDÉ INTRIGADA HASTA EL FINAL
UN PLACER QUE HAYAS VUELTO
SALUDOS
no sobra.
ResponderEliminarfalta.
.
guauu, ¡bestial!
ResponderEliminarMe viene al recuerdo...tantas cosas!!!!
ResponderEliminarSi no te importa, espero, lo asomaré mañana a mi ventana.
Mil besos desde el Sur.
Paso por acá para avisar que arranqué con un nuevo blog, si tenés ganas, date una vuelta:
ResponderEliminarhttp://vomitandoparrafos.blogspot.com
Gracias!
Pasaba a saludarte y desear
ResponderEliminartengas un bonito fin de semana.
un abrazo.
Hola Alis, me ha gustado tu relato, pero me ha entristecido ver que hace tiempo que no escribes. yo también tuve una mala temporada, ahora reinicio. Espero que continúes. Seguiré visitándote.
ResponderEliminarUN abrazo.