- Hoy tendremos una
clase diferente.
Todos sabían que
cuando Isabel hacía ese anuncio, la clase de Literatura sería aún más
entretenida de lo que ella ya sabía hacerla habitualmente. En el fondo, su
frase significaba simplemente que ese día se saldrían del programa establecido.
- Leeremos y
analizaremos un texto de un autor desconocido. Bueno, no tanto, porque es un
relato de uno de vosotros, aunque no diré quién.
Laura intuyó que se
trataba de un cuento que había escrito y entregado a su profesora para conocer
su opinión y sus consejos. A fin de cuentas, ella le transmitió el verdadero
placer de la lectura y el gusanillo de la escritura.
No se equivocaba.
En cuanto Isabel comenzó a leer reconoció el cuento que daba menos miedo del
que Laura intentó transmitir y que tenía un final más previsible de lo que
hubiera deseado. Cubrió con las manos el rostro para disimular su sonrojo y fue
escurriéndose en la silla hasta casi desaparecer debajo del pupitre.
Los comentarios de
sus compañeros a la forma fueron bastante benignos. Sin embargo, sus
interpretaciones sobre lo que escondía el texto, sobre el mensaje que quería
transmitir, sí sorprendieron a Laura. La relación con su padre, cómo se
integraba en la sociedad, alguna supuesta denuncia social, la frustración, el
deseo… una retahíla de temas en los que ella por supuesto ni había pensado
cuando escribía el cuento, que no tenía muchas más pretensiones que entretener
y, si fuera posible, sorprender.
Al finalizar la
clase, Isabel le pidió que se quedara un momento para conversar.
- ¿Qué te pareció
la experiencia, Laura? ¿Por qué esa cara?
- Estoy un poco
decepcionada. Yo no quería transmitir nada de lo que han comentado, y aunque
algunas ideas sí me reflejan, otras no tienen nada que ver conmigo. Parece que
no supe hacerlo bien.
- Tienes que tener presentes dos cosas. La primera es que dejamos en nuestros textos más de nosotros mismos de lo que creemos y queremos.
Y, en segundo lugar, que un relato sólo te pertenece mientras lo escribes, porque
cada vez que alguien lo lee lo hace suyo y lo interpreta desde su propia
experiencia. Al final, hay tantos relatos diferentes como lectores.
Totalmente de acuerdo con la profesora.
ResponderEliminarBeso grande
Es verdad!!!
ResponderEliminartodo depende con los ojos de cada alma que nos lee.
Muy bien!!!
Un abrazo grandeeeeeeeeeeeeeeeee
mar
ResponderEliminarMuy bueno, Alís.
Fíjate que Laura a través de tu pluma, lo ha vuelto a conseguir : vernos reflejados en cada letra que mente o corazón asimila.
Un beso grande.
Si.
ResponderEliminarEs como dices, pero eso no quita que al escritor le "moleste" comprobar que lo que quería transmitir al lector no lo ha conseguido.
Incluso duele porque piensa que no escribe bien.
Besos.
Un sobresaliente para la profe.
ResponderEliminarBesos, Alís.
;-)
El lector lee desde su propia experiencia, como dices, desde su propio referente del mundo. Un lector experimentado se acerca más a lo que el narrador está contando, leer es como escuchar, no debemos quedarnos con fracciones de la conversación o identificarnos sólo con lo que nos interesa, para leer es necesario tomar cierta distancia, ser un observador de lo que se cuenta.
ResponderEliminarAlis, me parece un relato muy bueno, sencillo y bueno, muy didáctico, donde se ve muy bien lo que ocurre en la relación que existe entre el narrador y el lector, contado desde esos primeros acercamientos a la literatura, a la escritura y a la lectura.
Se lo voy a pasar a una amiga Maestra con la que a veces he hablado de estas cosas.
Es muy bueno.
Besos
Cantas veces dicimos unha cousa e enténdenos outra totalmente distinta !.
ResponderEliminarUnha verdade coma unha casa a que dixo a profesora.
Cuantas más interpretaciones genera un relato mayor es su riqueza. Y para un autor nada debe de ser más emocionante que leer los relatos que los demás son capaces de escribir mientras el suyo.
ResponderEliminarBesos.
Moito saben as profesoras!
ResponderEliminarEs así. Uno escribe algo, y los que le leen interpretan algo. Y este algo no tiene por qué coincidir con la idea primigenia del autor. Esta es precisamente la magia de la escritura y la literatura.
ResponderEliminarBesos.
Buea esa profe, sí.
ResponderEliminarSe ve que tiene experiencia y le gusta enseñar.
Un fuerte beso
Sabias palabras las de la maestra. Así es: cada cual tiene una manera de ver y de mirar la vida que puede ofrecernos otra tonalidad. Somos uno y muchos.
ResponderEliminarBuen relato, amiga.
Es cierto, a veces escribimos e interpretan diferente a lo que pensamos, esa es la magia de la escritura.
ResponderEliminarCuando escribo, tengo consciencia que esos versos me pertenecen en su totalidad sólo, cuando los tengo frente al teclado, en el momento que los edito y viajan a diferentes lugares, sé que se adaptarán al lector que lo interpretará a su acomodo y razón. Alguien -que no recuerdo- dijo que ese acto enriquece el texto porque lo hace verdadero y corporal,
ResponderEliminares posible.
Un abrazo Alís.
me encantò
ResponderEliminarme dieron ganas de correr a inscribirme en un taller literario.
que dirán quienes me lean. horror.
Totalmente cierto, escribir es como una construcción donde cada lector pone su granito de interpretación. Muy lindo. saludos.
ResponderEliminarHoracio Beascochea: Imposible no estarlo, ¿verdad? Un beso grande.
ResponderEliminarMar: Uno no puede desprenderse de quien es para leer. Un abrazo enorme.
Juncal: Muchas, muchas gracias. Un beso enorme.
Toro Salvaje: Así es, comparto con cierta frecuencia esa frustración, aunque sea comprensible. Besos.
ResponderEliminarLa Zarzamora: Sí que se lo merecía. Un beso grande, Eva.
Antonio Misas: Podemos aprender a leer mejor para distanciarnos en lo posible de quienes somos, pero es imposible hacerlo del todo. Gracias por tus palabras, sabes que me animan mucho. Un beso grande.
Paideleo: Claro que cando entenden algo totalmente distinto senta un pouco mal. Unha aperta.
ResponderEliminarXuanRata: Sería interesante conocer esos relatos en los que se convierte uno que hemos escrito. Besos.
Chousa da Alcandra: Por iso son profesoras, non sí? Aínda que mágoa que non se poda dicir o mesmo de todas. Bicoss
Miguel: Magia mientras sólo sean interpretaciones de lo que escribimos. Cuando se entiende algo totalmente diferente puede ser frustrante. Besos.
ResponderEliminarVirgi: Muy buena la profesora. De ésas que permanecen en la memoria para siempre. Beso grande.
Maria Coca: No hay dos lecturas iguales. Incluso si una persona lee un texto en dos momentos distintos de su vida es probable que haga interpretaciones diferentes. Gracias. Un abrazo.
Boris Estebitan: Magia salvo cuando escribimos con la intención de que se entienda precisamente lo que queremos decir. Difícil tarea. Un saludo.
ResponderEliminarTaty Cascada: Lo que está claro es que un texto existe "más" cuando es compartido. Un abrazo.
Salomé: Anímate e inscríbete. Y aunque no vayas a un taller literario, escribe. Gracias.
Eduardo Mancilla: Una obra conjunta. Es bonito verlo así. Un abrazo
ResponderEliminarPor eso la magia de la lectura, porque nos reconocemos, como lectores, en los textos de otros.
ResponderEliminarotros nos descubren.
Esa comunicación entre lector anónimo y escritor, existe.
Zeltia: Es imposible desprenderse de uno mismo para interpretar un texto. Bicos.
ResponderEliminar