Me llamas, una vez más, porque has intentado quitarte la vida. De nuevo buscas a qué, a quién aferrarte.
Me conmuevo por ser la persona en quien piensas en un momento tan trascendental como el de asomarte a la puerta de la muerte. Y de alguna manera me alegra ser quien buscas cuando es tan frágil el hilo que todavía te ata a tu ser, suponer que soy la única compañía que concibes y deseas cuando sólo tienes ganas de morir.
Y repentinamente me invade una profunda tristeza: me pregunto por qué no me recuerdas cuando tienes ganas de vivir.
En ese caso no serias tan importante. La pregunta es si vale la pena ser tan importante.
ResponderEliminarY Dios no quiera que un día llegues tarde.
Abrazoo, Alís, y espero que sea ficcion
Buena tu pregunta, Gabiliante.
EliminarUn amigo está enamorado de una mujer que sólo se acuerda de él en este tipo de situaciones. Y él está disponible siempre. Eso sí, él no se hace la última pregunta. Me inspiré en su historia y en lo que me genera para escribir este relato.
Besos
El drama es que no quiere vivir, ni siquiera contigo.
ResponderEliminarAbrazo.
Alfred, no estoy tan segura. Claramente no quiere vivir con esa persona, pero lo demás me parece más un llamado de atención.
EliminarBesos
La retórica de esa pregunta tan retórica lleva implícita la respuesta y por eso te entristece. Se ve todo tan tóxico en esas llamadas.
ResponderEliminarJulio, también creo que hay mucha toxicidad en esta historia. Y me temo que oscuras intenciones.
EliminarUn abrazo
Suena a chantaje emocional.
ResponderEliminarSi te quiere, no puede cargarte con semejante responsabilidad. Un error de cálculo y su muerte pesará sobre ti largo tiempo.
Un beso.
Ilduara, como decía anteriormente, si bien el relato está inspirado en una historia real, no me pasa a mí. En todo caso, creo que de nosotros depende no permitir a nadie, sea quien sea, que nos cuelgue esa responsabilidad.
EliminarBicos
Menuda responsabilidad. Un beso
ResponderEliminarSusana, así parece, pero creo que nunca debe ser responsabilidad de quien recibe la llamada.
EliminarUn abrazo
Solo te puedo decir, que siento el poema como que no quiere vivir, no quisiera sobre mi espalda esa responsabilidad. Besos Alis
ResponderEliminarParece una gran carga.
ResponderEliminarSería mejor que el recuerdo fuera completo. Tal vez no sería necesario pedir ayuda, si la recordara, en los mejores momentos.
Bien contado.
Besos.
Encontraría mas lógico llamar antes de intentarlo, como pidiendo auxilio. No le veo sentido a hacerlo cuando ya ha ocurrido. Quizá sea mucho pedir coherencia a una persona en esa situación.
ResponderEliminarEl razonamiento del último párrafo me parece impecable. No se puede estar con unos a las duras y con otros a las maduras.
Besos.
Cuando una persona intenta irse de este mundo es complicado estar a la altura no siempre se consigue, pero hay que tener presente que la ayuda se la brindas , pero cuidado, cuando esta bien también sería bueno mantener una conversación de la acción que hizo o iba a realizar, no solo se llama para males del alma , sino para revivir las ganas de vivir.
ResponderEliminarUn beso.
Por mi experiencia, los suicidas no buscan llamar la atención, lo hacen y punto, si bien, dan ciertas pistas, pero temo que aquí no es el caso.
ResponderEliminarUn besote Alís
Pues tremendo dilema. Alguien no asocia valores con vida. Alguien persigue la búsqueda del afecto ante la desesperación. Alguien pretende recabar una atención para que otro/a le resuelva la papeleta de sus problemas, que solo él debería resolver.
ResponderEliminarMe has recordado una situación que podría parecer de todo menos ¿cuerda? ¿real?...
ResponderEliminarLa he contado mas o menos ya en alguno de mis blogs. Y es mas o menos:
Cuando en el 78 ella decidió que se había enamorado en París (en un mes) y yo entendí dejar que se fuera, y digo esto porque una de las ultimas noches que pasamos juntos en su coche al besarla como de costumbre en la nuca, me rogo que no lo hiciera de nuevo pues si volvía a repetirlo no podría irse.
Pues bien, mientras esperaba en Madrid su llegada de Francia busque infructuosamente un libro que aun no se había puesto a la venta. Luego ya separados por fin lo editaron y lo compre, y una amiga común de los dos y muy especial para ambos me cogió el libro para ojearlo, me imagino que se horrorizo al ver que estaba lleno de subrayados y al leerlo y como por entonces y estaba pasando por aquella ruptura que aun duele pensó que iba a hacer alguna barbaridad y sorpresivamente me perdió el dichoso libro.
Ya ves, a veces los amigos...
Inocente de todas maneras, porque el libro sigue en una de las estanterías de mi biblioteca, una copia nueva claro... Y yo no he hecho ninguna barbaridad que no fuera llorar como un tonto todas las tardes a eso delas cuatro mientras escuchaba nuestras músicas.
Beso
No lo digo por decir: si sólo lo intenta, puedes estar tranquila. La persona que de verdad quiere acabar, acaba.
ResponderEliminarMe quedó rondando tu pregunta final y, pienso, que en ese caso la persona del relato olvidó o extravió el concepto de vida, ya sea por enfermedad física o mental. El verdadero suicida se quita la vida sin avisar, pero el que intenta lo único que desea es dar a conocer su sufrimiento. Compartirlo con otro, entonces, cuando esa persona llama a otra y le habla, extrae parte de esa carga emocional que lo invalida y recibe ese aliento que tanto necesita. El problema es que la persona que actúa como mediador o amigo queda con una carga y responsabilidad que no es justa. Pienso que una vez pasado el bajón emocional, el mediador debería hablar con esa persona para que busque ayuda psicológica o psiquiátrica.
ResponderEliminarBesos Alís y buen finde.
Muy buen final, que nos llamen cuando están borrachos de vida, no cuando piensan en matarse, que ya son ganas.
ResponderEliminarUn abrazo
No podemos modificar lo que somos en los demás.
ResponderEliminarEs duro eh...
Si esa llamada la hubiera recibido yo, no sé si sabría soportar la ansiedad y la carga de responsabilidad que supondría la más mínima respuesta que ofreciera.
ResponderEliminarNo seré yo quien lo juzque... en la cara y cruz de esa moneda podemos algún día encontrarnos y ver a alguien colgado de una cuerda, o ser nosotros mismos quienes hagamos desesperados esa última llamada de auxilio y sin respuesta, o con alguna respuesta fuera de lugar en ese momento extremo en el que sí, puedes fallar el tiro, o no... nadie tiene el don de saber en qué punto se encuentra la desesperación de un ser y si bien es chantaje, o querer saltar para siempre jamás.
ResponderEliminarLa mente humana es inextricable, más que los designios de un Dios...
:)
Y ahí lo dejo. Como no tengo el poder de ser un Dios, pese a todo, le contestaría... y ya arreglaríamos cuentas, si eso, después...
Besos, Alís.
No me gustaría estar en ese lugar, pero de ser así yo también me preguntaría lo mismo. Cuando solo estás para lo malo (yo acabo por cansarme...) Beso grande.
ResponderEliminarOhh es tremendo, ese profundo sentido de ser invisible tal vez? o simplemente ser vista cuando "hace falta" Tremendo...
ResponderEliminarBesos.
Te pones en el lugar de la otra persona. ¿Quién se pone en el tuyo?
ResponderEliminarBesos.
Si quiere irse de este mundo, no hay quien se lo impida, no hace falta llamar a nadie.
ResponderEliminarAbrazos Alís.
Que triste arrastrar a quien alguna se amo en algo tan enfermo y toxico, se debe cerrar la puerta y dar vuelta a la pagina para liberarse y seguir adelante y a la chica que dios la bendiga y aclare su mente.
ResponderEliminarAbrazos.
Es una buena pregunta la final, sobre todo invitando a la reflexión de la posibilidad que aquello se vuelva un círculo vicioso que se repite tomando ribetes de manipulación eventualmente.
ResponderEliminarTe mando un gran abrazo,
Tienes razón, debería llamar para invitar a una cerveza o algo así. Hay que estar para las buenas y para las malas.
ResponderEliminarSalu2, Alís.
Cuando se tienen ganas de vivir no se recuerda a los demás. Eso también es parte del problema.
ResponderEliminarSaludos,
J.
¡En su pregunta final están todas las razones!
ResponderEliminarLa vida a veces está llena de contradicciones. Si alguien te busca solo cuando está cerca de la muerte, es porque ve en ti la salvación.
Si no te busca en la vida, es porque la vida misma lo aparta de tu camino...
Pero el momento de la muerte... ¡siempre es más cierto!
Besos...
No salió mi comentario. Lo siento.
ResponderEliminarUn saludo, Alís.
Creo que hay que estar más en los malos momentos.
Salu2.
Buena pregunta.
ResponderEliminarLeerte siempre ha sido un auténtico placer, querida Lady Alís. ¡Me ha encantado este trágico y trascendental relato!
ResponderEliminarBesos.
Pues si no te recuerda cuando tenga ganas de vivir para gozar así del privilegio de tenerte a su lado que se suicide de una vez y por favor... antes de que lo haga no le contestes la llamada.
ResponderEliminarBesos Alís.
En el encanto del oxímoron. Un abrazo. Carlos
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