Fotografía: "Paraguas", de Henri Cartier-Bresson
Qué bonitos eran los tiempos en que sólo nos preocupábamos de retozar. Nunca los he olvidado. Nos parecía que todo sería siempre fácil, que estaríamos así eternamente, besándonos bajo un paraguas para ocultarnos de la mirada de los curiosos.
La única inquietud que teníamos era buscar mayor intimidad, donde dar rienda suelta a las ganas de conocernos mejor, de explorar nuestros cuerpos para que no quedase ni un solo rincón por descubrir. Y siempre nos las arreglábamos para hallar el lugar y el momento oportunos. La vida sonreía, como nosotros, que llevábamos la felicidad tatuada en el rostro.
Pero estalló la guerra. Los tiempos se pusieron difíciles. Y de un día para otro tuviste que irte. Lejos, muy lejos. Al otro lado de ese mar que observábamos juntos y que ahora todavía me susurra tu nombre cuando solitaria vengo a la playa a llorarte.
Te perdí para siempre, pero me dejaste un recuerdo imborrable.
Me juraste que volverías y siempre supe que era una promesa verdadera que nacía de lo más profundo de tu corazón. Pero también supe que jamás podrías cumplirla. No te guardo rencor. ¿Cómo podría hacerlo? ¿Cómo podría odiarte después de haberte amado tanto? Comprendo que iniciaste otra vida. Otro continente, otro mundo, otra gente… seguramente otro amor.
Lo único que le pido al mar cuando me habla de ti es que seas inmensamente feliz. Tanto como me hiciste a mí en esos meses que creímos que serían eternos.
Yo sobreviví todos estos años abrazada a tu recuerdo, feliz de tenerlo, completa porque conocí la felicidad. Se fue contigo, es cierto, pero me quedé llena.
Nada te reprocho, nada te pido para mí y jamás me hubiera atrevido a romper la tranquilidad en la que te sueño. Pero tengo una razón para escribirte ahora, tantos años después. Me dejaste un recuerdo imborrable… se llama Amanda y quiere ver a su padre. Y yo no puedo negaros a ninguno de los dos la dicha de conoceros.
Ella es quien te ha entregado esta carta.
Siempre en mi corazón
Amalia
.
¡Wowww! ¡Qué final! Buenísimo... Me sorprendiste totalmente.
ResponderEliminarbesos
Armando no puede contestar.
ResponderEliminarHa sufrido un infarto.
Creo que no saldrá de esta.
Besos.
Por eso prefiero los e-mails, que luego pasa lo que dice Toro Salvaje.
ResponderEliminarMuy buena la historia, como siempre.
Mordiscos
E que tanto retozar debaixo dos paraugas é o que ten: que se non te mollas por fora, acabas empapada por dentro e despois...
ResponderEliminarArmando e Amalia acabaron por armar unha Amanda.
Estupendo final del texto, no tanto para Amalia. Fantástico.
ResponderEliminarUn beso.
No sé por qué, pero siempre pasa que cuando se pone mar en medio de una relación, la relación acaba...
ResponderEliminaraunque el amor se quede para siempre.
Un besito mi Alís, me has emocionado.
El comienzo me ha recordado cierta época de amores e inconscienda donde la pasión nos hacia ciegos respecto a la gente del alrededor y el ansia del contacto y de refriega de nuestras pieles superaban todo pudor.
ResponderEliminar¿Qué te voy a decir que te haya dicho ya del texto? Qué sabes hacernos habitar entre sus líneas, compartir los sentimientos de la protagonistas y hacernos respirar la situación.
A mi el final no me sorprendió, básicamente porque no imagine ninguno y aceptaba a donde me quisiese llevar el texto. Cualquier final era buena meta.
Saludos
Después de haber amado tanto,que mejor recuerdo que esa preciosidad.
ResponderEliminarMe apasionan tus relatos.
Besos mil.
DIOS ME ENCANTO!!!!
ResponderEliminarTodo el desde el principio hasta el final.
Es buenisimo.
Besos.
A mí me ha encantado:)) tiene sus líneas nostálgicas y también tiernas, me ha gustado mucho el final, aunque me imagino otro final más bonito que Toro:) la fotografía es estupenda:)) desprende calor:)) biquiñossss
ResponderEliminarTodo queda tan bien sentido en tus relatos, que se siento cómplice de ellos al leerte...
ResponderEliminarUn abrazo
Saludos fraternos...
Que disfrutes de un fin de semana de los mejores...
Estupendo, Alís. Perfecto. Me fascinan tus relatos.Muy buena historia.
ResponderEliminarUn beso
Seguramente que Armando está encantado de la vida.
ResponderEliminarSiempre es bonito tener un recuerdo de algo que se amó y no hubo lugar al desencuentro antes de la pérdida.
Los herederos de Armando son otro cantar: Ay señor... ¡que va a haber sangre en este blog tan blanco!
Precioso, Alís.
ResponderEliminar¡Ay... esos recuerdos imborrables!
Me ha gustado mucho, aunque no sé si me gustaría tanto que me diesen esas noticias de esa forma
ResponderEliminarMadre mia! que preciosidad de relato ;))))
ResponderEliminarLa vida es cruel, pero podemos hacerla un poco más bella.
Besos bonitos
"Ella es quien te ha entregado esta carta", qué buen efecto. Me ha encantado el relato tal y como lo has construido. Genial. Esa es mi niña!
ResponderEliminarBesitos narradores
Ay de esta Amalía...o es una enamoradiza incorregible o una cínica de aquellas...mira que ponerle Armanda a la niña! :)
ResponderEliminarSos una divina, hermana, siempre con el cuchillo bajo el poncho para la estocada final!
Bicos, Alis, genia!
Alis,
ResponderEliminarCon el estilo epistolar me parece que va perdiendo fuerza, que no se recupera hasta el final. La idea es muy buena y en el final no retumba porque en el conjunto de la carta has gastado todos los recursos posibles, se llega a duras penas con el interés muy justo.
El final, efectivamente es de miedo, de infarto, como alguién ha sugerido por ahí.
Insisto que deberías buscar por donde empezar, como una sugerencia.
Y hoy se me ha ocurrido al leerte que deberias de ir abandonando la fotografía y poner toda la carne en el asador.
Ya me contarás algo del taller.
Me gusta mucho leerte y como siempre, que me des la oportunidad de decir lo que pienso... aunque algunas veces no salgas bien parada. Te lo agradezco.
Muchos besos y gracias.
Ay, el fruto del amor...
ResponderEliminarBesos
Hola, Alís,
ResponderEliminarGracias por tu regalo. A mi vez ye regalo unos versos traducidos al castellano por José A. Goytisolo, que forman parte de una canción catalana de Joan Manuel Serrat, que es una de mis favoritas y en la que tu narración me ha hecho pensar:
Se dijeron:
Hay que ganar tiempo a los sueños,
hay que ir mucho más allá de las palabras,
ser como somos,
de cepa y raíz.
Quemar las naves,
navegar a pelo
sobre la cresta de la ola.
Amor valiente para ti,
para ganarle terreno a la vida
y contemplarla
compartiéndola.
Hasta que hay que decirse adiós.
Uno en del otro
y cada uno en su sitio
[...]
Me emociona este AMOR VALIENTE SIN LÍMITES
Y QUE SABE que dura lo que dura...
Un beso
Iba a hacer, segun yo, un comentario profundo pero al leer el comentario de Toro me he doblado de risa.
ResponderEliminarCon tu escrito s eme ha venido a la mente la cancion del muelle de san blas..ella siempre esperando, siempre recordando, siempre añorando ese gran amor.. buen fds Alís!!! Bises
A mí esto me da mala espina, tanto amor guardado, tanto secreto... no sé si puede acabar bien
ResponderEliminarSe veía venir, lo del "recuerdo imborrable". Pues hala, Armando, a pasarle una pensión a la niña.
ResponderEliminarArmando nunca quiso tener hijos y mira lo que provoca explorar tantos rincones...
ResponderEliminara cuadrito se habra quedado...
(no me voy a ningun lado, jeje, solo me iba a mi casa)
Alís, ¡joer hija-mujer! qué escritora más prolífica, no me das tiempo a leer un post que ya has escrito otro. XD!
ResponderEliminar¡Hale! que cuando lo acabe de leer te dejo un comentario más elaborado.
El final es fantástico!!!! Impresionante. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ni un ápice de rencor, lo que habla de la grandeza de una mujer, de lo enorme de su amor.
ResponderEliminarBuen texto.
Bicos.
Hola Alís, como estás ?
ResponderEliminarQue hacen esas personas en la playa debajo de los paraguas ?
Acaso está lloviendo ?
Un beso
Me pregunto el número de casos reales que vivieron historias semejantes a la de tu relato.
ResponderEliminarY me vuelvo a preguntar si lo que condiciona ese imborrable recuerdo de felicidad juvenil no es ni más ni menos que la presencia de esa hija, impidiendo el olvido día a día, año a año.
Tiempos inmaduros de la vida que quedaron mitificados con el nombre de Amanda.
Un beso.
Pd
¿Los recuerdos y Amanda siempre inseparables?(Victor Jara)
Sublime amor en que todo se perdona y sólo se ama,
ResponderEliminarenternecedor relato en que
lo vivido vuelve a llamar a la
puerta.
Ojalá que casos así
acaben en dicha.
Tienes el don de que tu
palabra toque el corazón.
Besos
Alis...
ResponderEliminarQue hermosos relato.... me encanta
Un beso
¡Qué divinoooooooo! Dulce, nostálgica y conmovedora historia, de esas en las que uno se queda pensando aún después de terminar de leerlas.
ResponderEliminarUn beso grande, Alís, buen fin de semana :)
Yo me imagine que podías ser tú o tu hijita, es que todo lo veo real, es una fijación mental.
ResponderEliminarBesitos, te quiero mucho.
Gracias por tu lindo comentario en mi Blog, eres un amor.
mar
Te saludo desde mi blog Reflexiones al desnudo y te confieso que al terminar la lectura suspiré por ese dolor de ausencia que plasmas con delicadesa y con ternura a la vez.
ResponderEliminarun abrazote!!
"Nada te pido para mí"...ya lo tenía todo.
ResponderEliminarUn beso Alís,precioso.
Qué carajo tendrá Cartier-Bresson que inspira relatos tan redondos como éste.
ResponderEliminarChapeau!
Disiento con Antonio Misas: a mí me gusta el género epistolar, quizás porque en el fondo conservo imágenes que me rondan: veo a mi vieja escribiendo en bloc de cartas, sus poemas y esperanzas. De tu relato, diré que el fina es excelente y me gustó mucho esto:
ResponderEliminar"Lo único que le pido al mar cuando me habla de ti es que seas inmensamente feliz. Tanto como me hiciste a mí en esos meses que creímos que serían eternos.", es muy dulce.
Beso grande
Sorprende el final... en ningún momento llegas a pensar que sea la propia hija de ambos la que entrega en mano, esta carta a su padre biológico y desconocido para ella.
ResponderEliminarEstá genial, me gustó todo (soy poco exigente): las formas, el amor prolongado e idealizado, la existencia resignada y paciente de esa mujer, la vida apagada en stand bye, aplazada para un futuro inexistente... muy bien escrito.
(gracias por tu comentario tan amable. Realmente me sentí mal al descubrir aquella falta ortográfica, de ahí, el último post, para intentar disculparme...).
saludos.
Bonito recuerdo imborrable; qué facilidad tenemos las mujeres para cargarnos de recuerdos imborrables. Apuesto lo que quieras a que el magnífico amante ni recuerda lo que dejó atrás.
ResponderEliminarY te hablo desde el conocimiento personal; soy nieta de una de esas personas, nacida de un pequeño pueblo. No tienes ni idea del sambenito que es llevar ese recuerdo imborrable a cuestas. Mi abuela no llevaba una letra escarlata en el pecho, pero sí grabada en todo el cuerpo: cada vez que la señalaban con el dedo.
Que bien escribes.
ResponderEliminarAy, las cosas del amor. No es fácil hablar sobre algo tan etéreo, y que se entienda.
Besos
:-)
Hola, descubro hoy tu blog y me ha parecido muy lindo,seguiré tu senda. Saludos
ResponderEliminarEs necesario dar esa oportunidad.
ResponderEliminarBesos
hay amores que no se olvidan, que siempre perduraran, sin embargo, en el papel.
ResponderEliminarEse recuerdo es de los imborrables.
ResponderEliminarCrecen y crecen...
Besos, Alís.
Pobre Amanda. Cuando por fin te decides a presentarle a su padre, según Toro, le ha dado un infarto.
ResponderEliminarEstas cosas se tienen que saber y no andar por esos mundos sin conocer la existencia de una hija. Que no es cualquier cosa.
Cuantas Amandas.
Cada día te salen mejor los relatos.
Envidia me das.
¡Qué fuerte! Pero qué bonita persona es esa Amalia. Sí que entiende del amor.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso, guapísima. Un honor leerte de nuevo :D
Un beso muy grande Alís.
ResponderEliminarla vida te da sorpresas, que dice la canción.
ResponderEliminarbiquiños,
De cenizas
ResponderEliminarGracias. Me alegra haber logrado sorprendente. Besos.
Toro Salvaje
Jejeje. Ésa era una de las opciones de continuidad de la historia, pero se terminaría muy pronto. Besos.
Zarzal (Anto)
¿Los emails previenen los infartos? Jeje Besos.
Chousa da Alcandra
E non é calquer cousa armar unha Amanda ¿verdade? Bicos
Daniel Rioja
Muchas gracias. Besos.
Zayi
ResponderEliminarCréeme, algunas empiezan con un mar en medio… Besitos.
Uno
Las pasiones de juventud tienden a ignorar todo lo que les rodea. Después para el tiempo y el cuento cambia… Muchas gracias por tus palabras. Besos.
Morgana
Desde luego un hijo es un gran recuerdo de un amor… lo convierte en inolvidable (aunque se quiera). Gracias. Besitos.
Lucia-M
Muchas gracias por tu entusiasmo. Besitos.
Plinnn…
Muchas gracias, sobre todo por tu optimismo para imaginar un final más feliz que el de Toro :)) Besos.
Adolfo
ResponderEliminarAgradezco tu complicidad. Un fuerte abrazo.
Sabela
Muchas gracias. Tu incondicionalidad me anima mucho. Besos.
Fiebre
Jajajaja, sangre no creo, pero te confieso que tu comentario me hizo seguir la historia. Besitos.
Matapollos
Sí, cuántos quebraderos de cabeza nos dan esos recuerdos imborrables… Gracias. Bicos.
Miguel Baquero
Supongo que recibir esa noticia no debe de ser muy agradable. Yo lo sé: no me gustaría. Gracias. Besos.
Dani
ResponderEliminarTienes razón, de nosotros depende hacer la vida menos cruel. Besos de ternura.
Mercedes
Qué faena ¿no? Una cosa es comunicar la noticia, otra plantártela delante, jajaja. Gracias. Me animas mucho.
REL
Amanda, no Armanda. Un poco cabrita parece Amalia, por eso de comunicar así las noticias, pero no tanto como para ponerle ARmanda a la hija, jajaja. Bicos.
Antonio Misas
Yo creo que esto debía ser una carta. No lo veo de otro modo, pero agradezco tu crítica porque me estimula (aunque a veces me recuerdas mucho a mi padre). Por supuesto que puedes decir lo que piensas. Faltaría más. Pero no te va a salir gratis. Cuando pasemos por Madrid tendrás que invitarnos a una buena comilona. Así que ve ahorrando o moderándote, jajaja. Besos.
Joyce
ResponderEliminarY menos mal si es fruto del amor. A veces no es tan idílico… Besos.
Enric Batiste
Qué bello regalo el que me dejas, y avalado por Serrat y José Agustín Goytisolo, dos poetas que me llegan al corazón. Gracias. Bienvenido.
V de Tierra
También me reí con el comentario de Toro. Pero fíjate que no estoy tan segura de que la protagonista haya estado esperando… (claro que ahora cuento con información privilegiada). Besos.
Claudia
Todo acaba bien o mal, depende para quién… No digo más, aunque ya he publicado parte de cómo sigue. Besos.
Paseante
Una pensión, parte de la herencia… vaya regalito le llegó a Armando ¿no? Besos
VeróniKa
ResponderEliminarMuchos no quieren tener hijos, pero eso hay que prevenirlo antes de explorar rincones… Me alegro de que no te vayas. Besos.
Carlos Fox
Ya me gustaría ser escritora y también prolífica. Sólo me estoy ejercitando, pero tranquilo, que los textos se quedan aquí y esperan. Tómalo con calma, no te me estreses. Besos.
Maria Coca
Muchas gracias. Que tú me lo digas tiene un sabor especial. Besos.
Fonsilleda
Cuando son las circunstancias las que mandan y no la decisión de uno u otro es más fácil asumir la distancia, creo yo. Gracias. Bicos.
Lucrecia Borgia
Está lloviendo, pero debajo del paraguas… Besos
Juncal
ResponderEliminarSin duda, la hija hace imborrable el recuerdo. Tal vez también lo sería sin ella, pero es menos probable. (Asociaciones de ideas del subconsciente… Las pillas todas). Besos.
Marisa
Con el tiempo los recuerdos de amor siempre se endulzan… o se olvidan. En este caso, olvidar no parece posible. Gracias por tus palabras. Bicos.
Sara
Muchas gracias. Besos.
Liliana G.
Muchísimas gracias. Me gusta que haga pensar. Besos.
Mar
Ni soy yo, ni es mi hija… jajajaja. Siempre lo advierto: la mayor parte de lo que aquí publico es ficticio. ¿O no? Besitos.
Lully, reflexiones al desnudo
ResponderEliminarMuchas gracias por ese suspiro y por tus palabras. Bienvenida.
Nela
“No te pido” no es lo mismo que “no espero nada de ti”, pero bueno… Gracias. Besitos.
Más claro, agua
Cartier-Bresson hacía fotos maravillosas. Quizá sea eso… Y gracias por la parte que me toca. Besos.
Horacio
Gracias por tu apoyo. A mí también me gustan mucho las cartas. A veces encierran textos más hermosos que el mejor de los relatos. Y generalmente mucho más sentidos. Besos.
Lemaki
Mujer, no me digas que eres poco exigente después de contarme que te gustó mi texto, jajajaja. Ahora en serio, gracias por tus palabras. Un abrazo.
Titajú
ResponderEliminarTodavía ahora, pero más en tiempos pasados, requería de mucho valor tener un hijo sin su padre. A mi modo de ver, eso hace más grandes a esas mujeres. Besos.
Food and Drugs
Muchas gracias. Aunque no sé si es algo tan etéreo… Besos.
María
Bienvenida a esta casa. Siéntete cómoda para curioseas cuanto desees. Un abrazo.
Albino
Y más vale tarde que nunca… ¿o no? Bicos.
Enrojecerse
Así es. Hay amores que superan todas las cribas de la memoria. Besos.
Eva
ResponderEliminarY qué rápido crecen, además. Besos, Eva.
Tecla
Demasiadas Amandas, sí. Para ellos es más fácil desprenderse de un hijo… sobre todo si no llegan a enterarse de su existencia. Gracias, Tecla, pero no digas que te doy envidia, que me falta mucho por aprender hasta escribir como tú. Besitos.
Espérame en Siberia
Muchas gracias. Siempre es una alegría que pases a leerme. Besitos.
Aldabra
Y algunas sorpresas son para recibirlas sentado. Bicos.
Guao... pues hoy que estoy saco un tiempo para vistar a mis amigo, tomo palco me espera una gran historia, menos mal que no tengo mar de por medio... podemos vernos en tren, en avion, en carro o hasta a pie...
ResponderEliminarTe sigo leyendo, inevitable
Un abrazo
BB