Esa misma noche, mi hija dejó de lado el gatito de peluche que la acompañó en todos sus sueños desde que nació y quiso dormir con su nueva muñeca. “Se llama Wanga –me dijo—, y me cuida”. No pude negarme, parecía pegada a su mano. Mientras, su eterno compañero de descanso yacía abandonado en el suelo junto a la cama.
Cuando mi hija se duerme me gusta disfrutar del estar a solas. Fumo, bebo un trago, veo una película tendida en el sofá, leo..., respiro por y para mí misma. Son MIS horas. Pero no aguanté . Me fui al ordenador y dediqué varias horas a buscar datos sobre Wanga, es decir, sobre muñecas, texturas, significados, colores... Un océano de información se abrió ante mis ojos. Nada esclarecí, nada que me acercara a esta misteriosa muñeca. Al contrario, porque Wanga parecía reunir características de diversos rituales de diferentes países.
Algo sí me tranquilizó: entre toda la información que encontré, había coincidencia con respecto al color de la muñeca. El celeste es usado para aportar claridad, paz, tranquilidad y curación. Utilizado en muñecas, leí, puede hacer mucho bien en la habitación de un enfermo o en un ambiente donde se producen muchas discusiones.
También existe la creencia de que el color celeste aumenta la capacidad de concentración, propicia la creatividad, la inspiración, la amabilidad, la paciencia y la serenidad. De lo de la creatividad di fe en cuando mi hija despertó a la mañana siguiente. Por primera vez me contó un sueño, quizá porque por primera vez fue consciente de haber tenido uno.
“Mamá, soñé que montaba un pez-caballo que me llevó de paseo por el país de la lluvia. Los pájaros volaban de noche porque la Luna, grande, muy grande, los llamaba...”. Seguía contando, pero ya no era capaz de escucharla. Sólo la miraba, excitada, feliz, eufórica como nunca la había visto al despertarse. Todos nos levantamos de buen humor esa mañana.
Quizá contagiada por su entusiasmo, decidí acompañarla en su paseo matutino por el parque con los abuelos. Corrió, rio, saltó, volvió a correr, incansable como pocas veces la había visto, salvo por un instante. Un breve instante que sin embargo me pareció una eternidad. Me sorprendió ver cómo mi hija lanzaba una mirada cómplice a una anciana, de ojos muy claros, pelo muy blanco y un rostro lleno de arrugas, que sentada abrazaba un gran bolso de tela y tenía un libro abierto apoyado boca abajo en el banco.
La mirada que la anciana devolvió a mi hija me hizo intuir que ambas guardaban un secreto. Así que me quedé unos pasos atrás y me acerqué a ella. Sin necesidad de preguntarle nada, abrió su bolso, me mostró un montón de muñecas colocadas en su interior y me dijo:
- No temas. Wanga protegerá a tu hija. Reúne la magia de distintos pueblos que visité a lo largo de mi vida. Dediqué mi existencia a ayudar a los demás, pero no pude hacerlo con mis propios hijos. Los tres que tuve fallecieron siendo muy pequeños. Ahora poco o nada puedo hacer por los demás, soy demasiado vieja. Pero fabrico estas muñecas protectoras, que regalo a los niños que vienen al parque. Sólo a los que tienen una sensibilidad especial, a los que me recuerdan a mis niños, sólo a aquéllos que me la piden con la mirada.
No sé por qué, pero la creí. De mi boca únicamente salió un tímido “gracias” y una leve sonrisa. Al retirarme, me fijé en el libro que descansaba a su lado sobre el banco. Se titulaba “Imágenes y revelaciones de Santa María”.
Entretenido y simpático relato, que me imagino continuará.
ResponderEliminarMuxus Alís.
jod....
ResponderEliminara mi que estas cosas me dan yuyu...
y aunque deberia tranquilizarme, me pone los bellos de punta...
necesitaré una de esas muñecas?
besos
Entre el misterio, la magia y el temor. Bien llevado hasta el final. Muy visible todo.
ResponderEliminarUn beso.
Ala! Lady, pues yo que creo que lo has cerrado perfecto... ¡Qué buen final! Aunque he de reconocer que a mí me daría yuyu esa muñeca, Lady... estás de un misterioso... que no sé si quiero que siga o dejarlo estar...
ResponderEliminarMe encantó salir de paseo con tu Baby por el parque...
LADY JONES
Me gusta como has desarrollado el misterio en tu escrito..
ResponderEliminarMe quedo contagiado..
Un beso querida amiga..
Un abrazo
Saludos fraternos...
Precioso el relato... no obstante... me da mal "yuyu" la abuelita encantadora... no sé yo....
ResponderEliminarbesos
Gosto da imagens gosto das palavras Beijos!
ResponderEliminarEcantador relato,
ResponderEliminarme ha gustado mucho
en como se ha resuelto
el misterio y ese final
creo que dará paso
a otro episodio.
Besos.
Esa señora que da lo que tiene, es una auténtica abuela, así que no me lo estropees con una "parte cuarta" en que la abuela se convierte en una bruja del vudú, porfa.
ResponderEliminarQue bonitoooooooooo.
ResponderEliminarY que bien escribes, cada vez mejor y mejor.
Besos.
Hola, Alis, un relato muy bien llevado, dejando la tensión hasta el final. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn rampybeso.
Me ha encantado,enganchada hasta el final,de vez en cuando los vellos como escarpias pero no de yuyu,no,de emoción.
ResponderEliminarCuidad de Wanga,no es para menos :)
Un besazo
ES FICCION O ES VERDAD? FUE MI DUDA DURANTE TODO EL RELATO. QUIERO CREER QUE FUE VERDAD TODO CIERRA JAJAJAJA
ResponderEliminarPREFIERO QUEDARME PENSANDO EN UNA REALIDAD
FELICITACIONES NO PODIA PARAR DE LEER
MUY BUENA LA SECUENCIA DE RELATOS
SALUDOS Y SI ALGUNA VEZ NOS PONEMOS DE ACUERDO QUIERO UNA MUÑECA DE ESAS!!!!!!!!!!
Aunque tarde (debería haberlo hecho al publicar la entrada), quiero dar las gracias a Rudy, mi compañero, que me ayudó a "desentrañar" y a contar este misterio, o esta parte del misterio.
ResponderEliminarMontxu: Gracias. No sé si continuará. Depende de cómo se desarrollen los acontecimientos. Muxu mila.
ResponderEliminarCat´s: Si de verdad son efectivas, ¿ quién no necesita una de esas muñecas? Besos
María Coca: Gracias. Me animan tus palabras. Soy nueva en este tipo de textos. Besos.
Lady Jones: jajaja, muchas gracias. Para ser sincera, yo tampoco sé si quiero que siga o dejarlo estar. Y sí, tal vez te pida una cita, je, pero para pasear juntas a nuestras Babies. Besos.
Adolfo: Me alegro mucho de verte por aquí, porque eso significa que estás mejor de ánimo. Gracias. Un beso.
De cenizas: Ay, no me condiciones contra la ancianita, que bastantes sustos me llevo últimamente. Si vieras sus ojos no te daría yuyu... Besos
ResponderEliminarRebelde: Me alegra que te guste. Tengo problemas para ver tu página, pero pronto volveré a casa y volveré a visitarte. Lo echo de menos. Beijos.
Marisa: Eso sí que me asusta, pensar en otro episodio. Ya se verá... Bicos.
Titajú: jajajaja, tranquila, por su mirada no creo que le pase. Aunque nunca se sabe... Besos
Toro: Muchas gracias. Me anima mucho que me digas eso. La inseguridad siempre ronda... Besos.
ResponderEliminarRampy: Te agradezco mucho tus palabras y me alegra que te haya gustado. Besos.
Nela: Si además te emocionó, me alegro doblemente. Entre nosotras: a mí también me emocionó en algún momento. Besazo.
LuluZiña: Como todo en la vida, tiene parte de verdad y parte de mentira... Estoy pensando en hablar con la anciana y exportar esas muñecas. Ya te avisaré. Besos.
Alis, te lo diré en dos palabras: Im presionante.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Extraordinario Alís.
ResponderEliminar¿Me permites un consejo? Cualquier "continuará" restaría magia a la historia, como está está realmente perfecta.
Mejoras cada día, deber ser el aire de tu amada tierra.
Moitos bicos.
Todos los misterios acaban de dejar de serlo, porque tienen su explicacion. Pero sigo sin encontrar el atril y no recuerdo haberlo sacado a pasear. Pesaba demasiado.
ResponderEliminarCariños
Me ha gustado la ternura que has puesto en tus letras. Ternura inspirada por tu hija y que ha dado una feliz solución al misterioso caso de la muñeca venida de otros mundos.
ResponderEliminarA veces la vida nos depara sorpresas agradables.
Besos Alis
A mí estas cosas dejaron de pasarme hace tiempo, pero antes...
ResponderEliminarCarlos Fox: Muchísimas gracias. Tu comentario casi parece serio (por primera vez), jeje. Un beso.
ResponderEliminarJ.eMe: Gracias, amigo. A mí también me gusta así, no quisiera continuarlo. Pero soy sincera cuando digo que los acontecimientos hablarán, porque en esta historia hay un importante trasfondo de realidad.
El aire gallego siempre sienta bien. Bicos.
Albino: Si algún día encuentro el atril... lo siento, pero no puedo prometer decírtelo. Eso sí, lo cuidaría. Un abrazo.
Chinaski: Tú eres el que sabe escribir relatos de misterio, así que agradezco mucho tus palabras. Y sí, estando por medio mi hija, no podía tener un final que no fuera feliz. Mejor no tentar a la suerte. Besos.
Camaleona: Uyyyy, no me dejes así. Cuenta, cuenta. Un besazo.
Si ya salen virgenes...lagarto...besos.
ResponderEliminarQuisiera felicitarte por este magnifico relato, cada vez te veo mas cómoda en cualquier genero… reconozco que se aprenden muchas cosas de tu forma de escribir, admiro lo que haces y como lo haces.
ResponderEliminarUn abrazo Alis
brisa: ...??? No creo haber entendido bien tu comentario. Tal vez porque estoy espesa. Por si acaso, lagarto, lagarto, jajaja. Besos.
ResponderEliminarIván: Gracias de nuevo por tu generosidad en los comentarios que me dejas. Vuelvo a decir que no creo que pueda enseñar nada, pero me alegro de que te guste. Y sí, poco a poco me voy sintiendo más cómoda en este espacio. Un fuerte abrazo, Iván
Ayssss esto cada vez me pone más los pelos d punta...
ResponderEliminarbesosss.
Sólo decirte un gran relato,genial¡¡
ResponderEliminarAbrazos desde Coruña.
me ha encantado...que la magia siga viviendo entre nosotros.
ResponderEliminarmil besos..ya te contaré
No sé si esto es realismo mágico, pero de todos modos me ha encantado cómo se ha resuelto la historia. Me gusta tu estilo, engancha.
ResponderEliminarMil besos, Merche
ME GUSTÓ MUCHO TU RELATO... REAVIVA LA MAGIA DE LOS ANGELITOS BUENOS... Y TUS PALABRAS LE IMPRIMEN VIDA... ALEGRÍA... Y ESPERANZA... GRACIAS POR COMPARTIRLO...
ResponderEliminarUN ABRAZO...
Lucía: tranquila, parece que todo viene con buenas vibras. Y que siga así. Un beso.
ResponderEliminarCascarilleiro: Muchas gracias. Ay, ayer estaba ahí, y ahora te escribo desde Chile. Me supo bien ese abrazo coruñés. Bicos.
Mª José: Que siga la magia. Y seguimos en contacto. Besos.
Merche: Gracias, aunque ando muy, muy lejos del realismo mágico (ya me gustaría, ya). Me alegro de que te enganche, para seguir viéndote por aquí. Besos.
Blanca Libia: Gracias a ti por comentarlo y por estar. Es un placer recibirte (casi tanto como leerte). Besos.
Eres genial. Me has de nuevo transportado y haciéndome disfrutar de tu relato. Mucha mágia encierran tus post, me encantan.
ResponderEliminarUn beso y un susurro preciosa
Yemaya: Me alegro de que te haya gustado. Un beso.
ResponderEliminarHay tantos misterios para nuestra mente occidental aún enclaustrada en la razón decimonónica; y hay tanto por beber de otras fuentes de sabiduría. En tu relato, leo ese mensaje y lo recibo con los brazos abiertos.
ResponderEliminarNo puedo acceder a tu blog con mi perfil de siempre, así que te dejo mi enlace principal:
ResponderEliminarhttp://www.lacalarealidadyficcion.blogspot.com
Eva Magallanes: No hay ningún mensaje intencionado en mi relato, pero sí creo que nos faltan muchas respuestas por encontrar y que no debemos cerrarnos a hallarlas sólo en nuestro entorno. Bienvenida. Gracias por tu visita. Vuelve cuando quieras. Un abrazo.
ResponderEliminarSanta Maria Madre de Dios!!!!
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ResponderEliminarLaura: Amén!! Besos!
Ya ves que no te comente el (I) y (II), tantas eran las ganas de llegar al final de este misterio.
ResponderEliminarMe ha encantado y me ha permitido ver, lo bien que narras Alís, y no lo digo por decir. Tienes ese don, que permite ver todo lo que se va leyendo. Genial
Besos
Muchísimas gracias, Carmela. Me anima mucho lo que me dices. ¿Sabes? En esa época del blog me resultaba más fácil escribir relatos, en cambio ahora me sale más la poesía. Me siento insegura con los relatos y lo echo de menos.
EliminarGracias, de corazón
Besos