Fotografía: Lothian
Lo supe hace poco, hurgando en la hemeroteca municipal. Sin saber por qué me surgió la necesidad de averiguar qué ocurrió en mi ciudad cuando yo tenía 10 años.
Mucha noticia política, en un país que acababa de salir de un régimen y estaba iniciando una nueva etapa, llena de esperanzas e incertidumbres.
Por eso me llamó la atención aquella noticia local que robó portadas a la actualidad nacional. Una niña de 10 años fallecía en un trágico y oscuro accidente doméstico, conmocionando a la ciudad. Cuando vi su foto comprendí todo, lo que nunca supe explicaba la sensación de abandono que me acompañó toda la vida.
De Verónica recordaba los juegos, las risas, el estar siempre juntas, el sentirse perdida en el colegio cuando ella enfermaba, las salidas a la playa los domingos de verano con sus padres o los míos, las canciones que gritábamos juntas, las confidencias de los primeros quebraderos de cabeza por amor…
Y de pronto, simplemente desapareció. “Se fue. No volverá”, me dijeron, sin más explicaciones. Nunca entendí cómo había podido irse sin despedirse de mí, sin proponerme que me fuera con ella. Me abandonó y arrastré para siempre ese dolor.
Ahora sé que aprendí a decir adiós antes de saber qué significaba.
Sigo ausente, pero me dio el mono de escribir y llegó esta historia.
ResponderEliminarContestaré a los comentarios del anterior post, como siempre. En cuanto vuelva
Besos
Historia que roza demasiado, tal vez. También yo aprendí a decir adiós antes de lo debido, dura experiencia donde las haya.
ResponderEliminarEso sí, contado por tí, la historia parece otra.
Un beso
Me llegaste al alma cuantas cosas se me movieron por dentro.
ResponderEliminarTu sensibilidad es preciosa.
Un beso amiga y gracias por asta bella entrada.
Buen desenlace, muy elegante.
ResponderEliminarSiempre me ha llamado la atención lo escondida que tenemos la muerte en occidente, luego, un día encuentras el recorte y te queda una sensación rara. A estas alturas aún no he logrado averiguar de qué murió mi madre (yo tenía 3 años).
ResponderEliminarHay puzzles que se resuelven solos.
Un beso.
Cuando yo tenía 10 años también nos dejo alguién al que conociamos todos, no quiero restar protagonísmo a tu historía, que además me parece estupenda, que abraza a las ausencias definitivas de la infancia cuando aun no comprendemos el mundo y la muerte nos parece tan lejana. Me gusta como escribes del recuerdo y del no recuerdo, como planteas el mundo ideal y la línea de la muerte, las complejas divagaciones de un niño que los adultos cortan de raiz. Y como se aprende a martillazos que de pronto resuenan y luego se silencian, aprender sin saber que significa es una obligación en la infancia para no quedarte atras. Siempre pienso que tienes tanto que decir...
ResponderEliminarAh, que no se me olvide, aquel se llamaba Francisco Franco Bahamonde.
Mil besos!
Un millón de besos Alís.
ResponderEliminarMorgana
De esta historia podrías sacar otras tantas. Tiene gancho.
ResponderEliminarMejor conocer esta verdad cuando ya se tiene la madurez suficiente como para comprender la muerte.
Un abrazo
(Yo también he estado algo ausente, los exámenes...)
Cuando de mayores descubrimos parte de nuestra historia, porque convengamos de que descubrir que una amiga de la niñez había fallecido en aquel entonces, también es parte de nuestro pasado, hay algo dentro nuestro que se quiebra en el sonrojo de la mentira piadosa, del evitar dar la verdadera noticia para evitar,asimismo, que el/la niño/a no sufra. ¿No sufre? Claro que sí, y más aún no encontrando explicaión a un hecho sorpresivo...
ResponderEliminarMuy buena historia, Alís, pone de manifiesto los yerros de nosotros, los adultos, en nuestra omnipotencia para intentar arreglar parte del mundo de nuestros hijos.
Un cariño grande.
¡Qué triste, Alís! Cristina se fue cuando tenía 10 años, al salirse el coche de la carretera cuando su padre tomó mal una curva.
ResponderEliminarCristina y su padre se fueron juntos, y dejaron mucha tristeza detrás.
Hoy, tantos años después, sigo pensando en ella.
Que triste, y de la manera que lo escribes me pinchas en el estomago con esta historia. Besos enormes.
ResponderEliminares triste pensar en esas despedidas cuando suceden así...
ResponderEliminaramí me pasó una vez. espero que esto sea solo un relato alis y si no, supongo que no lo pasarías muy bien.
Besos y abrazos!
Pobre niña.
ResponderEliminarQue pena.
Besos.
Querida Alís, el relato es triste, duro, real, claro esta, pero creo que nunca estaremos preparados para decir adiós.
ResponderEliminarQuizás simplemente tomamos esa posición de aceptarlo aunque duela.
Siempre se recuerda, ya ves, escribiste esto por algo!
Besos y abrazos corazón!
Tenía ocho años y una amiga que vivía en el mismo piso que yo, falleció. Nunca pude entender su muerte, con los años he aprendido de viajes sín regreso, y de despedidas sín un beso.
ResponderEliminarMis cariños.
Qué tierna y triste historia Alís...
ResponderEliminarQué bonita capacidad de jugar ocn las emociones que tenés!
Cariños!
Bonito y triste a la vez.
ResponderEliminarBesos.
Hay veces en las que no somos capaces de decir adiós.
ResponderEliminarHoy, 8 meses y 18 días después de la muerte de mi madre..sigo pensando en que algún día al llegar a casa , estará ahí esperandome para conversar.
Besitos Alís:)
Yo viví algo similar...
ResponderEliminarY aunque todo adiós duele...este (como a ti) me rasgó.
Un besito, Alís...
Una de las cosas más importantes en la vida es saber decir adiós cuanto no quieres hacerlo.
ResponderEliminarUn beso.
Aprendiste la noción de la muerte, de las ausencias definitivas, las que a veces se van a empeñar en rondarte.
ResponderEliminarLo bueno es que te queda el recuerdo de los juegos con Verónica y las cosas compartidas, eso mitiga el dolor.
Buena historia
Beso
La lectura del relato me ha enganchado desde el principio y te aseguro que no es fácil que me pase.
ResponderEliminarTe animo a escribir novelas.
Relatas muy bien.
Besos cielo, regresa pronto donde quiera que estés.
ahora sé que aprendí a ser ligero.
ResponderEliminarcomo todo lo que sólo
significa. )
biquiños
Supongo que el peor adiós es aquel que no se alcanza a pronuncia, el que nos sorprende inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Perder a alguien a quien quieres, es de las cosas más duras que tenemos que vivir.
ResponderEliminarUn besote.
Uno nunca aprende a decir adiós, my lady, es imposible aprender a separarse de alguien a quien amas, o de alguien que forma parte de ti.
ResponderEliminarMe ha gustado el texto, como siempre.
LADY JONES.
Un besín.
Acontece moi a miudo o de que nos decatemos do verdadeiro significado das palabras. E cando iso pasa, xa máis nunca o esquecemos...
ResponderEliminarBicos con significado
Nudo en la garganta.
ResponderEliminarBesos
Un texto precioso y un final estremecedor, con esa frase sencillamente genial
ResponderEliminarAlgunos llevamos dentro alguna muerte que nos ha traumatizado para siempre desde la más temprana infancia.
ResponderEliminarTe echaba de menos Alís.
Espero que ese mono de escribir no cese.
ResponderEliminarTus historias me enamoran ;)
Besos hermosos
Esto, Alís, es una plegaria por ella.
ResponderEliminarCarlos
¡Qué triste, querida amiga!
ResponderEliminarBesitos
El día que empiezas a crecer, podrás decirle adiós a un niño, sin jamás olvidarte de él.
ResponderEliminarLa vida es tan compleja y misteriosa que esos adiós son terribles cuando nos damos cuenta del verdadero significado. Besos mi linda Alís.
ResponderEliminarSalud-os desde mi lejanía existencial.
Lo terrible del adiós llega cuando se asume su significado.
ResponderEliminarQue estés muy bien, Alís!
Alis, la muerte llega cuando menos la esperamos. Buneo, yo casi no puedo decir eso porque a mi edad ya casi se espera todos los dias. Se vive pensando solo en las 24 horas siguientes.
ResponderEliminarAfortunadamente mi pierna quebrada se arregló y ya puedo pasear y conducir, es decir hacer vida normal.
Pero hablando de la muerte te lo iba a decir por correo, pero veo que encaja en este post.
Antes de ayer se murió de repente, en su despacho y de un infarto Juanjo Gallo, el jefe de prensa de la diputacion, al que seguro que conocias mucho. 53 años y jamas una enfermedad. El vida es cabrona.
Un beso
La vida nos da lecciones incluso antes de saber su significado.
ResponderEliminarUn abrazo.
LA NOSTALGIA NOS ACECHA CONSTANTEMENTE AMIGA.
ResponderEliminarMUCHOS CARIÑOS PARA TI SIN DESPEDIDAS.
MAR
Hace casi cuarenta años de un terrible adiós y aún duele esa cicatriz.
ResponderEliminarTengo que pensar que ella se ha quedado conmigo, tal como era. Para siempre a mi lado, como en la fotografía.
ME ENCANTO EL RELATO MUY BUENO ES GENIAL ESO DE SABER QUE OCURRÍA AÑOS ATRAS.
ResponderEliminarFELICITACIONES
SALUDOS
¿Me dejas que le dé la vuelta?
ResponderEliminarLa mejor parte de un "adiós" se la lleva el que se va. Sí.
El que tiene el lujo de no sufrirlo.
No sufras por ella. Sufre por ti.
Un beso.
Se me estaba colando esta historia "de tu mono" de escribir.
ResponderEliminarPreciosa, tierna y dura al mismo tiempo.
¡Bien!.
Bicos.
P.D. Ahora entiendo porqué no renovabas.
Triste, esa sensación de abandono sin comprender, pura desolación.
ResponderEliminarBello texto.
Un abrazo Alis
Me conmueve la inocencia de la infancia. Y de adultos nos forzamos a entender tantas cosas! y sin embargo hay cosas, personas, sensaciones que simplemente se van.
ResponderEliminaremociona alis.
un besito
Una historia triste,
ResponderEliminara veces esa sensación
de abandono deja
secuelas difíciles
de olvidar.
Besos
Según lo describes, la protagonista aprendió, también sin saber, lo que se siente cuando alguien a quien quieres desaparece de tu vida
ResponderEliminarBesos y feliz regreso a la normalidad
Es duro encarar la pérdida de personas allegadas en todo momento, precisamente hace un rato he recibido una noticia trágica de un amigo que me ha dejado con las coordenadas sin ton ni son. Deseo y temo el encuentro con esta persona, porque saldrán a relucir muchas cicatrices.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que triste...sabes? a mi me ha pasado algo semejante con un amigo del cole...nunca me contestó un mensaje, luego me enteré que llevaba dos años muerto...
ResponderEliminarUn besito.
¡Hola!, soy Jake.
ResponderEliminarHe visto en otro blog que preguntaste cuándo murió Dalida.
Por si no te dieron respuesta te dejo el enlace de la entrada de mi blog en donde hablo de París y de Dalida.
http://agora-13.blogspot.com/search/label/Dalida
¡Encantado de conocerte!
Que no te duelan mis comentarios Alís. Eres demasiado buena persona como para sufrir por alguien que no conoces.
ResponderEliminarGracias por siempre tener palabras para mi. Un abrazo enormeee.
El adios y sus adioses tan tristes y melancólicos..
ResponderEliminarUn abrazo
BB
Verónica:
ResponderEliminarSiempre es pronto para decir adiós a quienes queremos. Gracias. Un beso.
Lucía-M:
Muchísimas gracias a ti por tus palabras. Besos.
Joako:
Gracias. Un abrazo.
Walden:
E incluso hay puzzles que quedan sin resolver. Las piezas se pierden por el camino... Besos.
Antonio Misas:
Esa partida de la que hablas era una buena noticia. Gracias, como siempre, por tus palabras. Besos.
Morgana:
Gracias, amiga. Muchos besos también para ti. Estoy de vuelta, pero poco a poco.
Lucía:
ResponderEliminarNo tengo muy claro que lleguemos a tener alguna vez la madurez suficiente para comprender la muerte o para aceptar la de quienes amamos. Gracias, espero que te vaya muy bien en los exámenes. ¿Puedo llamarte ya licenciada? Besos
Liliana G:
Coincido en que lo que no podemos explicar o comprender duele más. Gracias, Liliana, y bienvenida. Un abrazo.
Titajú:
La tristeza por una pérdida se puede ir apagando, pero nunca desaparece. Bicos.
Suso:
Muchas gracias por tus palabras, Suso. Besotes.
Josef:
Éste es sólo un relato, sí, aunque conozco ese dolor. Gracias y besos.
Toro Salvaje:
Triste, sí. No siempre se tiene en cuenta el dolor de los más pequeños. Besos.
Carla Peterson:
ResponderEliminarEs cierto. Nunca estamos preparados para decir adiós a quien amamos. Aunque es peor sufrir la pérdida sin tener la oportunidad de decir adiós. Gracias. Besitos.
Taty Cascada:
Las cosas sólo deberían ocurrirnos cuando estamos preparados para entenderlo, pero poco a poco vamos aprendiendo. Besos.
Sol:
Muchas gracias. Me halaga que tú me lo digas. Besos.
Nacho:
La tristeza no siempre es fea, aunque siempre duele. Besos.
Aless:
Lamento mucho la pérdida de tu madre. Comprendo que sigas esperando encontrarla. Un abrazo enorme.
Lena:
Unas despedidas son más dolorosas que otras. Algunas son insuperables. Besitos.
gaia56:
ResponderEliminarEs también una de las más difíciles. Besos.
Horacio:
Verónica es sólo un personaje imaginario, aunque otros nombres (demasiados) me enseñaron qué es la muerte y me acompañan en recuerdos. Gracias. Besos.
MarianGardi:
Muchísimas gracias por tus palabras. Me animan mucho. Me gustaría hacerlo, no creas. Tal vez un día de estos me anime y me atreva. Un besazo.
incólume:
ligero es más fácil decir adiós. biquiños
Luis:
Es verdad. Lo peor es cuando no alcanzamos a despedirnos y se nos atragantan todas las palabras pendientes. Un beso.
Odry:
Y no hay modo de acostumbrarse a ello. Un beso, preciosa.
Lady Jones:
ResponderEliminarEs cierto. No importa que lo enfrentemos muchas veces; nunca aprendemos. Gracias, amiga. Un besote.
Chousa da Alcandra:
Hai palabras que se tatúan na conciencia, no corazón e na memoria. Non se borran, non. Bicos tatuados.
Mariette:
Traga saliva, mi niña, que no quiero que te ahogues. Besitos.
Miguel Baquero:
Muchísimas gracias. Un beso.
tecla:
Y hay traumas que no sé si pueden borrarse. Gracias, mi niña. Ya vuelvo, pero poco a poco que hay mucha tarea pendiente por aquí. Besitos.
Dani:
Jo... Gracias. Me sonrojo. Besos agradecidos.
Carlos Fox:
ResponderEliminarGracias. Va por todas las Verónicas que fueron reales. Besos.
Perséfone:
Espero no haberte entristecido. Besitos.
Lucrecia Borgia:
El adiós al niño que fuimos es una de las despedidas más dolorosas. Sobre todo cuando somos conscientes de ello. Besos.
Húayat:
Tienes toda la razón. Espero que estés bien, porque últimamente se te ve poco. Un abrazo.
Cesc:
Ser consciente de las cosas las agrava. Gracias. Un beso.
Albino:
La muerte nos acecha a diario a todos. La edad no es garantía ni a favor ni en contra. Supe lo de Juanjo y lo lamento muchísimo. La muerte es muy cabrona.
Me alegro de que ya estés recuperado de tu pierna. Cúidate. Bicos.
Gabiprog:
ResponderEliminarY nos enseña aunque nos empeñemos en no aprender ciertas lecciones. Un abrazo.
Mar:
Me gusta que no te despidas de mí. Es mejor un hasta siempre. Besos.
Matapollos:
Supongo que seguirá doliendo, ya para siempre. Lo lamento. Bicos.
LuluZiña:
Muchas gracias por tus palabras. Besos.
Juncal:
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Por eso mismo no temo morir, pero sí la muerte de quienes quiero. Del relato, me da pena la protagonista. Un besazo.
fonsilleda:
ResponderEliminarMuchas gracias. Aunque no renovaba porque estaba disfrutando la visita de una persona muy querida. No quería perderme nada. Gracias. Bicos.
merce:
El abandono es terrible. Muchas gracias. Un beso.
Cat´s:
Y hay cosas que ni siendo adultos podemos comprender. Gracias. Besitos.
Marisa:
La sensación de abandono es terrorífica, difícilmente superable. Bicos.
Chinaski:
Aprendió a la fuerza. Muchas gracias. Besitos.
Nómada:
ResponderEliminarLamento lo de la noticia trágica. También he recibido malas noticias en estos días. Espero que vengan tiempos mejores. Besos.
zayi:
Uno piensa que esa persona no se acuerda de nosotros, o nos preguntamos si lo hará, y resulta que ni siquiera está... Besitos.
Jake:
Gracias por la información. Había buscado ya en Google y me sorprendí porque hace ya mucho tiempo. Dalila es un personaje muy presente en mi infancia. Encantada de recibirte. Un abrazo.
Vëlourýa:
No puedo decir que sufro por ti, pero me entristece lo que cuentas. Y me entristece pensar que quizá te sientes como cuentas. Si es así, espero que pase pronto. Gracis a ti. Un apretado abrazo.
BB:
...Y tan hirientes. Besos (gracias por el tiempo dedicado. Cúidate)
Que triste relato, y que triste no poder despedirse de quien queremos.
ResponderEliminarBesos, Alís.
Carmela, siempre podemos despedirnos, incluso después de que se hayan ido.
EliminarParece que lo triste se me da mejor que lo alegre ¿verdad?
Besos
Es cierto Alís, solo que quizás sea menos doloroso, porque no puedo decir que sea más fácil, cuando comprendes el por qué de su ausencia. En cualquier caso cualquier duelo es tremendo cuando quieres a esa persona.
EliminarCreo que se te da igual de bien ambas cosas, pero pienso que la tristeza, queramos o no, deja ver un poco más de nuestra alma, queramos o no. En cualquier caso, lo que veo de ti, sea alegre o triste, me gusta. Pero brindemos por lo alegre!!, no?
Mas besos, y otra cosa, no es paciencia, es que disfruto haciéndolo y creo que así te conozco un poco más.