Fotografía: "Chica pájaro IV", de Dara Scully
Me vi en ella. Hizo exactamente lo mismo que yo cuando de pequeña me caía y mi madre iba a hacerme la cura. “No, no, nooooo… no me toques”. “Tus manos están frías”. “Ponme la tirita ya”, llora al tiempo que pide el mimo reparador.
Y vi a mi madre en mí. Intentando calmarla, dándole tiempo, abrazándola, pero sin mentirle. Como con las inyecciones: al principio duelen, pero luego pasa. El dolor siempre pasa.
- El dolor es más grande que en todas las otras pupas –, dice llorando.
- Sí, mi amor, porque es la pupa más grande que has tenido – y sigo acariciándola.
Y se queda dormida en mis brazos. Se acomoda, con su pierna siempre doblada, y sonríe en sueños. Observo su rostro, detenidamente. Se me agolpan en la mente infinidad de pensamientos, empujándose y atropellándose por llegar primero, como en la apertura de puertas en el inicio de las rebajas de las defensas del corazón.
Me concentro de nuevo en ella, en sus ojos cerrados, su nariz, sus labios, sus pómulos… quiero grabar cada rasgo, cada lunar, cada poro, su imagen entera. Grabar el momento de verla dormida plácidamente en mis brazos. E imaginar que esta sensación será eterna.
.
Disfruta esos exquisitos momentos.
ResponderEliminarPor un lado en la medida que crecemos intentamos sanar nuestros dolores solos pero por otro siempre deseamos que alguien acaricie y bese nuestras heridas porque aunque no solucione nada es infinitamente grato.
Un abrazo.
Será eterna, Alis, y esa imagen te cobijara siempre en cada temporal que te conmueva el alma.
ResponderEliminarBicos, y uno suavecito en la frente de Alba
Porque si una pudiera, guardaría cada segundo con ellos... y detendría el tiempo para disfrutarlos un poquito mas,
ResponderEliminarhermoso...
Sara
Siempre se repiten algunos ademanes y rasgos entre los individuos de la familia. Me viene a la mente que mi hija Michelle solía retener la comida bastante tiempo en la boca y mi esposa, cansada de llamarle la atención se fue a quejar con mi suegra a lo que ella respondió: "¡¡será como tú nomás...!!" Un gran abrazo
ResponderEliminarCuanta ternura Alís.
ResponderEliminarEl tiempo se tendría que congelar en un momento así.
Besos.
Ay ay ay...
ResponderEliminarEsos dolores proporcionales a las heridas, y esas defensas del corazón ...
A cada una le duele lo suyo pero es saludable poder compartirlo así. Analgesia pura y el mejor desinfectante.
Eso creo.
Un beso
Un dulce instante bien relatado.
ResponderEliminarBesos, Alís.
Precioso, Alis...
ResponderEliminarBesos!
Precioso momento, Alís, que un día recordará tu hija, probablemente en una situación parecida.
ResponderEliminarYo en mi casa soy el curador oficial de heridas y rasguños. Todos acuden a mí cuando sufren un percance. También soy el acompañador oficial al hospital, centro de salud... Hasta a mi perra curo, sometiéndola de vez en cuando a un reconocimiento visual -sobre todo después de salir de caza con mi padre-, para cerciorarme que está bien y no tiene alguna herida.
Besos
Qué arrullador es este escrito. Me encanta.
ResponderEliminarY la foto es estupenda. Dara es genial.
Tiene el aura de una nana Alís. Nos has contado uno de esos momentos al que recurrirás en el tiempo para sosegar tus prpias "pupas".Una sensación, la tuya que no tiene caducidad.
ResponderEliminarUn besito a Alba y un achuchón para ti.
Suelen ser momentos eternos Alís.
ResponderEliminarDe esos que siempre recuerdas con ternura igual que tú consigues recordar a tu madre haciendo lo mismo contigo.
Ojalá esas "pequeñas cosas" jamás se fueran de nuestra vida, de nuestra memoria.
Un beso fortalecedor para Alba y un beso especial para tí.
¡Qué ternura!. En momentos así siempre recuerdo ami padre que nos decía (y después lo decía de los que vinieron): "no debías crecer".
ResponderEliminarMe alegro por ti, por saber disfrutar esos momentos.
Alba hermoso nombre.
Bicos.
Snif. Decididamente, es para echar el moco, la situación. Yo, que la viví hace ya mucho, la echo de menos con frecuencia. Así que disfrútala mientras puedas.
ResponderEliminarMiercoles que me has hecho llorar!!!
ResponderEliminarUn momento que ambas recordarán. aunque este dormida ella sabe que estuviste conteniendola dandole todo tu amor en este momento tan especial para ella...
Alís no sabia que era una pupa pero obvio que leyendo me dí cuenta... tengo muchas en el corazón que me dejó mi padre, no vienes a ponerme una tirita???
Besos de lunes con lágrimas!!!
dile que con las tiritas de animales duele menos. ¡bien lo sabré yo!
ResponderEliminarpd: puedes usar mi foto sin problema :)
¡doble ración
de cosquillas!
Sabes, Lady? Me has enternecido. Mucho. Muchísimo. Te he imaginado con tu Baby del mismo modo que me veo a mí misma con ella, acunándola y mimándola. Un texto precioso, pero sobre todo, un sentimiento maravilloso, que sí será eterno. Fijo. Ojalá todos los brazos que tendiéramos fueran como los del regazo de una madre, así de eternos.
ResponderEliminarUn besazo, hoy que tocaste la fibra sensible de Lady.
LADY JONES
Muy tierno.
ResponderEliminarBesos
Yo también miro a mi hija a veces muy intensamente, y no quiero pensar que cada vez la encuentro más mayor.
ResponderEliminarAprovéchate, que la mía mayor cumplió 10 el viernes y aún sigo preguntándome cómo es posible que todavía no la haya estrangulado.
ResponderEliminar¡Y pensar que me encantaba cogerla en brazos y darle mimos!
=)
ResponderEliminarEste sí es un verdadero himno al amor...
¡Besos!
Pocas expresiones del ser humano transmiten tanta paz como la de una pequeña dormida.
ResponderEliminarBesos sin tiritas, pero con dedos trasquilados por el bricolaje.
Ay!
ResponderEliminarTodas las pupas de mis "nanos" me han dolido a mí, mil veces más.
Cuánto he besado a mi Adrián.
Un beso.
Cando a miña nena era pequerrechiña e se facía unha pupiña, dáballe un bico decindo que a curaba. Un día mancouse tanto que un dentiño estivo a piques de partir. Entre choros e bágoas -miña periquiña- abría a sua boquiña para que lle dese na encía o bico curador... Ante a impotencia (miña) e inocencia (dela), as bágoas tamén viñeron os meus ollos...
ResponderEliminarEn el último párrafo has concentrado absolutamente todo lo que significa querer a un hijo.
ResponderEliminarLa ternura de estos momentos no tiene precio. Y verlos dormir en nuestros brazos es incomparable. Por suerte nos queda la literatura para intentar expresar lo que sentimos con palabras, ¿no?
ResponderEliminarBeso grande
Sana, sana, curita de rana; que si no sana hoy sanará mañana.
ResponderEliminar(You are always in my mind)
¡Coño, se me ha adelantado el zorro...!
ResponderEliminarEso lo iba a decir yo.
Seguro que te quedará grabado.
Esta vez los besos no serán para ti, son para Alba.
Qué lindo, los hijos, lo más hermoso de la vida, quienes nos dan amor a manos llenas, en cada minuto, en cada mirada, en cada sonrisa.
ResponderEliminarBesitos para ti y para ella.
mar
PD Y ME SUMO
AL...sana sana potito de rana
si no sana hoy sana mañana jajaja.
Moita tenrura tralas túas verbas, Alís :-)
ResponderEliminarEu tamén ollo á miña filliña con agarimo. É a única que tengo ;-)
Unha aperta.
Antón.
La verdad lo que pagaríamos por detener el tiempo y poder disfrutar un poco más todos esos instantes. Muy buena entrada. besos
ResponderEliminarhttp://el-ser-bohemio.blogspot.com/
¡Uf! ¡Cuántos recuerdos (de los buenos)! ¡Qué bueno!
ResponderEliminar¡Besos de sana-sana culito de rana...!
La imagen de tu relato es entrañable, Alís, todas las mamás atesoramos esos momentos para siempre. Yo recuerdo todas y cada una de las pupas de mis hijos ¡y son cuatro! Yo creo que a ellos les queda ese mismo sentimiento que te invade ahora, cuando sean padres, a su vez, atesorarán las pupas de sus hijos como nosotros atesoramos las suyas.
ResponderEliminarBello y cálido relato.
Un beso grande.
No perderás nunca
ResponderEliminarese momento,porque
con amor, con cariño
y con dulzura ha sido
grabada en el alma.
Un biquiño para tí e outro
para Alba.
Jo, pobrecilla:
ResponderEliminarescribes tan bonito ese dolor que creo q le dolerá menos y todo.
bellas palabras, bellos recuerdos.
que se recupere pronto.
besos sanadores
Que el dolor le vaya llegando así, poquito a poco. Y que la vida le permita tenerte a su lado.
ResponderEliminarBesos a las dos
NO soy madre, pero por lo que he observado, debe ser alucinante ver cómo te comportas como tu madre en según que situaciones...
ResponderEliminarbesicos
No hay nada más bonito que observar a una hija, dormida en tus brazos. Precioso.
ResponderEliminarNo entendi que era una PUPA..Pero al leer tu escrito,comprendi.Me hiciste recordar un momento de mi infancia, cuando me cai en bicicleta y me pele la rodilla...y por eso concuerdo que duele muchooooooooo.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno para ti y gracias por pasar por mi espacio y dejar tu huella.
Ojalá todo lo que fuese a pasarle a ellos nos pasara a nosortos. Mi peque tiene una pupa gorda desde que nació y cuando lo tratan, se me va el alma...supongo que esta es la parte fuerte de ser madre...pero no me quejo, tenerlo es lo mejor que me ha pasado en la vida.
ResponderEliminarUn besito.
Los hijos como ya ha dicho Mar son lo más importante de la vida. Muchos besos.
ResponderEliminar¡Quién pudiera decir... mamá pupa! Y todo se arreglara con una tirita....
ResponderEliminarbesos
un placer volver a leerte amiga Alis, otra vez estoy de vuelta por el mundo bloguero con otro blog, perdona mi tardanza, un beso.
ResponderEliminarMe hiciste suspirar profundo, si todas las pupas tuvieran el tesoro de ese momento que tu describes, creo que ya nunca más dolería ninguna otra el resto de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo Alis
Cuánta ternura, Alís!! Qué bien describes las sensaciones que deseas eternas!!
ResponderEliminarSe nos escapa el tiempo de las manos, y se hacen grandes con unas pupas aún mayores y siempre hemos de ejercer de madre-buena, aunque ellos ya no nos quepan en las faldas.
Besitos, mi hada
Ah! y para Alba un besito de esos de: "sana, sana,
ResponderEliminarculito de rana,
si no sana hoy,
sanará mañana".
¡cómo duelen los dolores de los hijos! por pequeños que sean. Un abrazo grande en este día tan especial
ResponderEliminarAlis,
ResponderEliminar¡Qué bonito!
Besos
Ayer mismo me ocurrió algo parecido pero con mi niño de 13, aunque no faltaron los mimos...lógicamente no me dejó acunarlo...aprovéchate que no, no es eterno.
ResponderEliminarNo tenía duda, solo quería la certeza. La mayoría de las veces nosotros lo complicamos más.
Besitos
Y de nada.
Alís que bello, descubro que tienes una hija y que su mamá desprende una ternura hablando de ella que ,seguro,siempre estará en su mente tu ayuda con tirita de colores .Beso a duo
ResponderEliminarLuis
ResponderEliminarEl dolor compartido no es menor, pero sí más llevadero. Y sí, intento aprovechar porque ya estoy descubriendo que se nos van rápido de las manos. Besos.
REL
Será eterno el recuerdo. No tengo duda. Bicos.
Sara
Detener el tiempo para no ver lo rápido que se transforman… Gracias. Besos.
El Drac
No sé si por herencia o por contagio, pero sí se repiten rasgos. En mi hija descubro buena parte de mis defectos (que, por otra parte, son pocos, jajajaja). Un abrazo.
Toro Salvaje
Gracias. A veces se me escapa… Besos.
Juncal
ResponderEliminarAnalgesia pura, sí señora. Cómo reconforta un buen abrazo… Besos.
La Zarzamora
Muy dulce, aunque duele no poder evitarles el sufrimiento. Gracias, Eva. Besos.
Más claro, agua
Muchas gracias. Besos.
Anto
Ojalá mi hija me recuerde como yo recuerdo a mi madre. Firmaría ya por eso. Gracias. Besos.
Mariette
Hay momentos en que poco más podemos hacer que arrullarlos. Muchas gracias. Y sí, Dara tiene fotos magníficas. Besos.
Ml
ResponderEliminarEspero que no tenga caducidad, que no se borre de mi mente. Muchísimas gracias. Besitos de las dos.
Princesa_
Al menos, son eternos mientras duran. Y también espero que se queden en la memoria. Muchas gracias. Besos.
Fonsilleda
Pero crecen ¡y a qué velocidad! Gracias. Bicos.
Paseante
Eso intuyo, que no tardará el momento en que eche de menos estos instantes. Besos.
Alma naif
Te pongo una tirita y te doy un gran abrazo. No te evitará la pupa, pero si te sientes acompañada ya habré cumplido mi objetivo. Lamento haberte hecho llorar. Besos.
Dara Scully
ResponderEliminarSus tiritas por ahora son de princesas o de Bob Esponja, y parecen tener efectos terapéuticos. Muchísimas gracias por permitirme usar la foto. Es fantástica. Besitos y me sumo a la guerra de cosquillas.
Lady Jones
Sé que me entiendes perfectamente. Disfrutémoslas al máximo, porque crecen demasiado rápido. Beso grande.
Brisa
Muchas gracias. Un beso.
Miguel Baquero
Es como si crecieran cada vez que miramos hacia otro lado, en décimas de segundos… Besos.
Titajú
Yo también recuerdo a veces ese chiste de que cuando son pequeños decimos que están para comérselos y cuando crecen lamentamos no haberlos comido. A veces me preocupa, porque ya me queda poco tiempo para decidirme a comérmela, jajaja. Besos.
CarloZ
ResponderEliminarHay muchos modos de amar. En este caso, hacerlo intensamente es muy fácil. Gracias. Besos.
Nómada planetario
Tú lo has dicho, dormida. Porque cuando despiertan transmiten cualquier cosa menos paz, jajaja. Cuidado con el bricolaje, que puede ser muy peligroso. Besos curadores.
José Alfonso
Te entiendo. Su dolor encuentra eco en nosotros. Besos.
Chousa da Alcandra
Emocióname a historia que contas, e comprendo esa impotencia cando non podes facer nada por confortalos. Encólleseme o corazón pensándoo. Bicos.
Duschgel
¿De verdad crees que se puede concentrar tanto amor en un párrafo? Es un enorme piropo lo que me dices. Besos.
Horacio
ResponderEliminarNos queda la literatura para intentar expresarlo y la memoria para vivir esos momentos una y otra vez. Un beso grande.
Carlos Fox
Siempre me arrancas una sonrisa. Gracias. Besos.
Nacho
Es que el zorro es muy rápido (o tú lento, jajaja). Gracias por los besos para Alba. Besos para ti.
Mar
No tengo nada que explicarte. Me emocionas cada vez que escribes de tus hijas. Besitos.
Antón de Muros
Tamén Alba é a única filla que teño. Mirala é unha Ledicia. Bicos.
El Ser Bohemio
ResponderEliminarEl tiempo que para ellos es eterno para nosotros es efímero. Si pudiéramos equilibrarlo… Besos.
Jose Rasero
Me alegro de haberte traído buenos recuerdos. Besos de mejoría.
Liliana G.
Sí, al asumir el rol de madre el recuerdo de nuestras propias pupas de la infancia cambia. Muchas gracias. Besos.
Marisa
Por si acaso, escribo estos momentos, que cada vez me fío menos de mi memoria. Gracias. Biquiños.
Pury
Ojalá pueda hacer que sus heridas le duelan menos. De todos modos, ella es fuerte. Muchísimas gracias. Besos.
Virgi
ResponderEliminarOjalá sea como tú dices. Besos.
Belén
Es curioso descubrirse en actitudes similares a la de tu madre. En mi caso, ojalá me parezca mucho. Besos.
Claudia
Velar su sueño es una sensación maravillosa. Estoy de acuerdo. Gracias. Besos.
Amar
Sí, pupa es yaya. Mantuve la palabra (en vez de utilizar herida) porque es como yo le digo y porque creo que se entendía en el contexto. Me alegra que así sea. Un abrazo.
Zayi
Imagino el miedo de estar pendiente de cómo sigue esa pupa gorda. Uno quisiera poder arrebatarle esos males. Un beso grande.
Ojosnegros
ResponderEliminarAunque no quisiéramos, así es. Así que queriendo, lo son aún más. Besos.
De cenizas
Sería fantástico poder seguir haciendo eso a pesar de los años. Besos.
Suso
Qué alegría volver a verte por aquí. En seguida me paso a visitar tu nueva casa. Besos.
Merce
Pero vendrán otras, y dolerán más. Espero poder disminuir el dolor que le espera en la vida. Besos.
Mercedes
Ojalá podamos ejercer siempre de madre-buena, que ellos nos perciban así y les calmen nuestras caricias. Gracias. Besitos.
Pamela
ResponderEliminarDuelen, sí. Pero luego nos sonríen y parece que todo pasó. Un abrazo.
Antonio Misas
Muchas gracias. Besos.
Nela
Ya me estoy dando cuenta de que no es eterno. Más bien todo lo contrario. Aunque por ahora aprovecho, porque se deja acunar, achuchar, besar, abrazar… y lo busca. Un beso enorme.
María
Es imposible no sentir ternura pensando en ella. Muchas gracias. Besos.
Creo que muchas madres hacemos lo mismo con nuestros hijos, queremos apresar esos instantes mágicos y una de las formas de hacerlo es escribir esas imágenes para inmortalizarlas.
ResponderEliminarHace tiempo escribí ésto:
¿Te acordarás cuando seas mayor?
Cuando nos bañábamos juntas…
Una enfrente a la otra llenábamos la boca de agua con la cebolleta de la ducha y jugábamos a escupirnos. La que atinaba en la cara de la otra hacía un punto.
Cuando dormíamos juntas…
Al despertarte te decía: ¿qué prefieres un beso de vaca, de esquimal o de mariposa. Siempre escogías los de vaca. Entonces yo te daba lengüetazos por la cara y te desternillabas de risa.
Cuando veíamos la tele en el sofá de la casa vieja…
Te estirabas a todo lo largo y yo me sentaba en una esquina. Reposabas los pies sobre mi regazo y decías: “Anda, mami, tócame los pies”. Yo te los masajeaba, incansable, hasta que te adormecías.
Cuando hiciste la primera comunión…
Fuimos a comprar con madrina y B. el vestido. En el comercio estabas encantada probándotelos todos. Y cuando viste el de la falda de tul te enamoraste a primera vista. Parece que había sido hecho para ti.
La ceremonia fue muy hermosa y en el banquete lo pasaste en grande. Cuando llegamos a casa, ya muy tarde, te tumbaste en mi cama y dijiste casi llorando: “Mamá, hoy es el día más feliz de mi vida. No quiero que se acabe”.
Cuando fuimos en avión por primera vez…
A ti te daba miedo volar pero se veía todo tan bonito… las nubes, los colores del cielo, el sol rojo, el puente de Rande… Estábamos emocionadas. Al volver lloraste porque te daba pena que el tiempo se acabara.
¿Te acordarás cuando seas mayor de los momentos especiales que compartimos?
biquiños, Alís y gracias por hacerme recordar.
p.d.: efectivamente, el amigo de tiempo ha que se muere es El Quijote. Lo léi cuando joven y ya apenas lo recordaba y ahora he vuelto a terminar de leerlo con Pedro Ojeda, en La Acequia, y lo he saboreado mucho más.