Harto de que las margaritas siempre respondieran que no,
buscó otros oráculos que deshojar. Nunca imaginó que esa decisión supondría el
inicio de su debacle. Probó con un trébol de cuatro hojas que por fortuna
encontró, sólo para descubrir que eso de que dan suerte es un mito. Probó con
los gajos de mandarinas, pero todas le entregaban una respuesta ácida. Probó
con racimos de uvas, y todos resultaron pares…
Ahora busca la respuesta que desea en botellas de vino. Se
sirve una copa. Me quiere. La rellena. No me quiere. Me quiere. No me quiere…
Dicen que varias veces obtuvo el sí deseado, pero estaba demasiado borracho
para darse cuenta.
Pues habrá que recomendarle que lo haga con agua, mosto o un zumito, que así disfruta ese sí tan deseado.
ResponderEliminarMuy feliz semana.
¡Lo mismo no es!
EliminarMucho mejor preguntárselo y si le dice que no ya puede beber todo el vino que quiera para olvidarla.
ResponderEliminarAunque a veces ni así.
Besos.
La duda destroza los corazones más que la negación.
ResponderEliminarMaravilloso relato.
Un beso.
El alcohol nunca es la respuesta. Un beso
ResponderEliminarUn beso lo primero Alis, hacia que no te leía ya un tiempo . Y el vino no es el mejor consejero para hacer juegos de amor. Una buena entrada que quizás tenga mucho más sentido que un juego de me quiere no me quiere. Abrazos y una muy feliz semana.
ResponderEliminar… y mientras los bodegueros de mi tierra, locos de contentos con los posibles imitadores.
ResponderEliminarBesos.
¿Y la solución fácil y efectiva de dar la cara y preguntárselo directamente? Luego te bebes el vino para celebrarlo... o para olvidar :))
ResponderEliminarBss
Bss
Al menos, que se auto-destruya con vino bueno.
ResponderEliminarParece que el oráculo del vino también tenía sus desventajas...
ResponderEliminarBesos.
Bueno, ya llegar a emborracharse es una ganancia visto desde cierta perspectiva. Pero me suena a que el método del vino está manipulado para que salga eso del me quiere, jajaja.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Alís.
Un abrazo grande.
Absolutamente genial!
ResponderEliminarMuy original el argumento...
El que no se consuela es porque no quiere!
Beso grande,me alegra leerte de nuevo!
Mal camino tomó,al menos es lo que me parece,abrazo.
ResponderEliminarCada vez peor en su búsqueda de oráculos.
ResponderEliminarDebería probar con jugos, algún café.
Besos.
¡Tronco e' borrachera! ...Que pruebe con granos de arroz.
ResponderEliminarUna copa de licor no garantiza suerte, aunque puede convertirse en el dulce aperitivo de un romance, pero excederse con el alcohol si garantiza el infortunio para todo, incluyendo al amor.
ResponderEliminarAlís, esa deliciosa imaginación que te caracteriza, casi me obliga a leerte con urgente prisa para así saber lo que viene en el renglón siguiente, pues sin importar cuantas veces me proyecte o cuanto crea intuir lo que sigue, siempre me sorprendes al final. Luego, te vuelvo a releer, pero esta vez despacio, a sorbos cortos, como bebiendo un buen licor o disfrutando de un beso (sin prisa, gozando el momento, saboreando la sazón de tu talento)
Me encantas autora.
mejor que desmembrar plantas
ResponderEliminarbesos
Esa botella como sustituto de una margarita, puede ser muy mala solución
ResponderEliminarUn abrazo
Es lo que tiene preguntar por algo tan relevante a una simple botella de cristal... Llena de fantasía hueca y efímera.
ResponderEliminarUn texto creativo Alís.
Abrazos.
O sea ¿que cuando obtiene lo que quiere no se da cuenta? Pues vaya desilusión.
ResponderEliminarBesos.
"Ahora busca la respuesta que desea..." ¡pero mira que somos ingenuos!
ResponderEliminar¡Espero que el vino fuera bueno!, ¡el relato lo ha sido!
Un abrazo Alís
Teniendo el de tres hojas, con el que siempre sale bien, ganas son de complicarse con los números pares.
ResponderEliminarOtra cosa es que lo de que te quiera sea lo bueno.
Besos.
No optó por la mejor de las soluciones...preguntarselo a ella o el !
ResponderEliminarAbrazos :)
La duda hace sufrir. Saludos amiga.
ResponderEliminarHola Alís,
ResponderEliminarPrimero antes de nada saludarte que hace tiempo que no te leía y segundo que ante la duda ya sabemos lo que sucede...
Bicos y cuídate...
A mi siempre me sale bien lo de la margarita. Eso si, condición indispensable, contar los pétalos primero.
ResponderEliminar¡Qué maravilla entrar en este cajón desastre y encontrarte siempre! Me gusta la idea de descorchar margaritas o Riojas. Un beso, querida Alís.
ResponderEliminarQue mala es la timidez y lo fácil que parece hacer ciertas confesiones.
ResponderEliminarAlis, te ha quedado un relato con un humor ácido muy bueno.
Un saludo.
Todos los oráculos son perversos y manipulables. Es más fácil ir a la fuente y afrontar la respuesta.
ResponderEliminarChica, me ha encantado el texto. Como siempre, genial, amiga.
¡Cienes y cienes y besos!
A la tercera copa te dejas de preguntar (o ya te dan igual las respuestas...)
ResponderEliminarNo me parece tan mala idea, lo que sea por estar mejor 😉
Besitos.
Mejor preguntar directamente, no?, y bueno, la botella servirá después para celebrarlo...o no.
ResponderEliminarBesos!!!!
Jajaja buenísima forma de actualizar lo de sacarle pétalos a las pobres margaritas.
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