Eva Mendes, en el calendario Campari 2008
Nos conocimos en aquel parque tan concurrido. Él participaba en una manifestación contra el proyecto de la multinacional Altri que amenaza el ecosistema gallego. Yo corría, enfundada en mi chándal rojo con capucha.
Iba tan absorta escuchando música que no me di cuenta cuando, al pasar a su lado, dio un paso atrás, también sin verme. Chocamos y me caí. Me tendió una mano para ayudar a levantarme. Al tocarla me estremecí. (¡Qué mano más grande tienes! -pensé-. ¡Y tan fuerte y cálida!).
Al mirarle a los ojos (¡Qué ojos más grandes tienes! -pensé-. ¡Y qué profunda tu mirada!) sentí una ola de calor invadiendo mi cuerpo. Fue cuando me habló (¡Qué voz tan seductora tienes!, pensé) para pedir disculpas por el tropiezo, pero no había nada que perdonar. El cuento no había hecho más que empezar.
Sólo dije una palabra, que no fue ordenada por mi mente, sino por mi repentino deseo: "Devórame". No tuve que repetirla. No tuve que insistir. Decidió abandonar por unas horas su lucha y yo di por concluida mi carrera.
Su apartamento estaba cerca. Tardamos poco en llegar. Se nos había abierto el apetito de caricias y las prisas nos apuraron el paso.
Tan pronto cerró la puerta nos desnudamos sin pérdida de tiempo (¡Qué... cuerpo más grande tienes!, pensé) y nos dimos el primer beso apasionado. "¡Qué boca más grande tienes!". Esta vez pensé en voz alta. Su respuesta fue la lógica y ansiada: "Es para comerte mejor...".
Y resultó ser cierto. Nunca me habían comido tan bien.
Nos amamos toda la tarde y casi toda la noche, hasta que exhaustos nos dormimos. Con los primeros rayos de sol entrando por la ventana, despertamos, nos miramos y sonreímos. Supimos al instante qué pensaba el otro...
Pero ése es otro cuento.
No participo nunca de las convocatorias temáticas semanales, más que nada por pereza. Pero al leer varios de vuestros relatos siguiendo la propuesta de la Bitácora Literaria de Nuria de imaginar una nueva versión del lobo feroz de los cuentos, recordé un relato antiguo que publiqué en mi blog “Partitura del corazón” el 17 de febrero de 2010 (¡ya llovió desde entonces!) y me apeteció traerlo, dentro de los textos que a veces recupero con la etiqueta “Remember”.
ResponderEliminarComo tiene más de 14 años, actualicé un poco el contexto.
Parece una nueva versión, pero lo único nuevo es que no hay abuela y que Caperucita se ha convertido en cestita, sigo esperando al cazador y a ver que pasa con el lobo que devorar no tiene buena prensa.
EliminarBesos
Babilonio, yo creo que devorar con consentimiento no debiera tener mala prensa. En cuanto al cazador, tal vez está en otro cuento con la abuela.
EliminarBesos
Excelente amiga, un cuento maravilloso en el que se redacta estableciendo un mundo paralelo con el cuento original.
ResponderEliminarOriginal también fue tu manera de presentarlo, con ese encapsulamiento de la esencia de lo que empieza de manera inesperada (aunque el hecho de participar de un evento que une a los protagonistas por sus creencias facilita la relación inmediata).
La palabra "devórame" es contundente y resume todo.
Me pareció de gran nivel.
Un abrazo.
Muchas gracias, Eukel. Me alegra que te haya gustado. Lo escribí hace demasiados años ya, pero supongo que quise rescatar la imagen del lobo.
EliminarUn abrazo
Qué suerte hemos tenido quienes no lo habíamos leído que la convocatoria del concurso te lo recordara. Muy buena la versión del cuento.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Macondo. A veces recupero textos antiguos (lo he hecho en el pasado, al menos), aunque confieso que me da cierto pudor. Me alegra que te haya gustado
EliminarBesos
Me gustó tu versión de ese cuento.
ResponderEliminarY como fue comida esta moderna caperucita.
Besos.
Muchas gracias, Demiurgo. Me alegro mucho. Sí, es una forma de ser comida mucho más agradable que la del cuento original, aunque siempre me sorprendió que salieran enteras y vivas del vientre del lobo. Algo nos ocultan de aquella comida...
EliminarBesos
Esperemos que después de tanta comida, al tipo grandote, no le dieran gases y el despertar no rompiera el encanto del encuentro.
ResponderEliminarRicard, no todos los "alimentos" producen gases. Lo peor de que pase eso es que ocurra en la primera noche ¿no crees?
EliminarBicoss
Has creado una nueva y excelente versión de caperucita. Muy buena tu aportación Ális.
ResponderEliminarYo tampoco suelo participar por falta de tiempo y algo también de pereza.
Ha sido un placer leer esta versión de caperucita.
Felicidades.
Un abrazo
Muchas gracias, Carmen Silza. Es un texto antiguo, pero me apeteció traerlo de vuelta al leer otros sobre los lobos de los cuentos.
EliminarBesos
Tu cuento me gusta más que el original.
ResponderEliminarMuchísimo más.........
Besos.
Xavi, podemos decir que es más optimista ¿no?
EliminarBesos
¡Esta caperucita dejó de ser niña...!
ResponderEliminarSalu2, Alís.
Dyhego, sí, por supuesto ya no es niña, sino en menudo lío estaríamos metiendo al lobo. Y tal vez a mí, jaja.
EliminarBesos
Esta Caperucita fue más sensual, y disfruto de ese lobo que por tus palabras fue generoso en detalles personales.
ResponderEliminarUna buena adaptación.
Besotes Alís.
Muchas gracias, Campirela. Parece que sí fue generoso el lobo. Caperucita también, que conste. Y ambos salieron ganando.
EliminarBesitos
Siempre me ha gustado lo de caperucita feroz, por cierto hay una canción de la Orquesta Mondragón con ese título.
ResponderEliminarBeso.
Erik, esa canción fue la que inspiró este texto. En mi blog Partitura del Corazón escribía textos partiendo de canciones que habían formado parte de mi biografía y ésta fue una de ellas. Las canciones eran la excusa para crear historias. No es que sea de mis favoritas, pero un verano me acompañó bastante por distintas circunstancias.
EliminarBeso
Apreciada, Alis, con tu buen relato, salpicado de deseo y erotismo, me hiciste traer a colación la escena, también en el filo de la fábula, de El último tango en París, en que Marlon Brando con el juego del lobo y Maria Schneider, logran una escena que ha quedado en la retina del espectador, para el no olvido, de esta pelíla del maestro, Bernardo Bertolucci. UN abrazo, con gran aprecio, Carlos
ResponderEliminarCarlos Augusto, nunca vi la película, aunque no la desconozco. Cuando se estrenó era yo muy niña, y después se me quitaron las ganas de verla al hacerse públicos los abusos que sufrió la actriz protagonista. Sí me sorprende que el cuento te haya llevado a la película. Creía que no era tan erótico, pero parece que sí. Gracias.
EliminarUn abrazo
Jajj . Que bueno, Alís!!
ResponderEliminarEn esta versión caperucita mo puso muchos impedimentos.
Creo que él no se habría dado cuenta del paralelismo, solo con lo de la boca grande, " para comerte mejor" sale casi automático.
La indumentaria de ella , aparte de dar visualidad ( ahora me ha venido la niña de ña lista de schindler,), resulta más determinante para revelar la sanidad con el cuento.
Abrszooo
Gabiliante, diría que no sólo no puso impedimentos, sino que fue bastante proactiva. Y sí, cuando escuchamos lo de la boca grande es automática la respuesta.
EliminarBesos
Pues a mí me parece que es el cuento de la loba feroz.
ResponderEliminarFackel, opté por ponerle el adjetivo feroz a Caperucita, no me atreví a llamarla loba porque es una de esas palabras en las que la connotación cambia mucho si se usa en masculino o femenino.
EliminarBesos
Me gustan los cuentos clásicos, en ellos está todo bien establecido: planteamiento, nudo, desenlace con final feliz.
ResponderEliminarUn beso
Ilduara, la verdad es que los cuentos clásicos sí suelen tener final feliz, pero si los analizamos con calma, en el planteamiento y en el nudo pasan auténticas salvajadas. En este caso, intenté evitar lo escabroso, jeje.
EliminarBicos
¡Vaya! ¡Se dió vuelta el cuento!
ResponderEliminarHay que ver qué lugar tienen la abuelita y el leñador ahora, aunque me da pudor preguntar...
Muy bueno.
Besos, Alís
Frodo, creo que la abuelita y el leñador (o cazador) podrían estar en otro cuento, aprovechando que ni Caperucita ni el lobo llegaron a la casa...
EliminarMuchas gracias
Besos
El prefacio de ese otro cuento, ha estado muy bien.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Alfred. Lo que no sabemos es qué tan bien habrá estado el cuento que sigue. Pinta bien, pero ¿quién sabe?
EliminarBesos
Me gusta que el lobo empiece a ser tratado como se merece. No parece una criatura tan mala. Al menos, no cuando encuentra a alguien a su altura. Como una mujer, claro.
ResponderEliminarCabrónidas, yo también siento cierta simpatía por el lobo. Cuando alguien es siempre condenado y criticado, algo nace en mí que me empuja a defenderlo. Bueno, no siempre, pero sí me despierta compasión.
EliminarUn abrazo
Fantástico relato! Darle la vuelta de esta forma lo hace delicioso! Qué grande!
ResponderEliminarFelicitaciones Alís! Me ha fascinado!
beso admirado.
Muchas gracias, lunaroja. Tu entusiasmo siempre me alegra mucho.
EliminarBesitos
¡Vaya! Al principio he sentido la ansiedad atractiva que sentía de pequeña al escuchar el cuento, porque lo oía en mi cabeza con ese tono de peligro inminente. Por suerte ese tono desaparece y ...¡menudo festín!
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo Alís
Loles, en realidad nunca sabemos dónde está el peligro, pero en esta ocasión parece que no había motivo para preocuparse. Me alegra que te haya gustado
EliminarBesos
Hola Alís, hay que felicitarte por partida doble.
ResponderEliminarPrimero por la excelente versión que has hecho del cuento de Caperucita Roja. ¡Hay que quitarse el sombrero!
Y segundo, por la suerte que tienes de no haberla expuesto en los tiempos en que mi madre me contaba el cierto relato de la historia. Pues en el tuyo falta la abuelita... :))))))
Ya que de haberlo hecho en aquellos tiempos, la hoguera clerical en nombre de Dios hubiese dado buena cuenta de ti.
Abrazos Alís.
Ernesto, estoy segura de que en varias épocas habría acabado en la hoguera. Y no cantemos victoria, porque aún podría ocurrir, que tal como van los tiempos...
EliminarMuchas gracias por tus palabras
Un abrazo
Bello.
ResponderEliminarMuchas gracias, Frases Bonitas
EliminarWaw !!....Vaya nueva versión de Caperucita !..... esta vez, ella devoró al lobo ;DD
ResponderEliminarExcelente !, un abrazo !!
artur, tengo la intuición de que se devoraron mutuamente, jajaja
EliminarMuchas gracias
Petonets
No siempre puede uno conseguir lo que quiere pero eventualmente puede encontrar justo lo que necesita. Hasta en un bosque de manos alzadas, pancartas y banderas se encontraría Caperucita con el destino de su lobo hambriento.
ResponderEliminarSaludos!
CleveLand, no me queda claro quién estaba más hambriento de las dos. Como decía siempre mi madre, cuando se juntan el hambre con las ganas de comer...
EliminarMe gusta esa frase: no siempre puede uno conseguir lo que quiere pero eventualmente puede encontrar justo lo que necesita. Me aclara muchas situaciones personales.
Un abrazo
Menudo revolcón de cuento reivindicalista!! Y, donde os dejastéis a la abuelita?? Anda, cuenta, cuenta.
ResponderEliminarBesos y mil cariños, Alís.
Eva, me alegra mucho que percibas la reivindicación (tal vez más de una) que colé en el cuento.
Eliminar¿La abuelita? Como dije antes, tal vez aprovechando la visita del cazador estando sola... No sé, no sé.
Besitos para ti
Pregunté a Caperucita por la abuelita. Me respondió que ella no tiene abuela, y que por eso se cree el cuento. Aquí creo que no se usa, pero en Chile se dice que se creen el cuento las personas con mucha autoconfianza, seguras de sí mismas.
Eliminar;)
Otro besito
Esta versión del cuento es mas divertida Alís.
ResponderEliminarAbrazos.
Conchi, me alegra que lo veas así
EliminarAbrazos
Genial y Sensual. Haz cumplido con el deber de reescribir el cuento clásico. Un abrazo colombiano.
ResponderEliminarMuchas gracias, Guillermo. No sabía que existía ese deber, pero me alegra de no tener uno pendiente, jaja
EliminarUn abrazo
Fabulosa versión de Caperucita, sensualmente genial!! Besos
ResponderEliminarMuchas gracias, hanna. Me alegra que te guste
EliminarBesos
De verdad que es unanarración muy atrayente, lástimaque en la realidad las cosas no se precimpitan tan... rápido y sin obstáculos...risas
ResponderEliminarPor cierto, tenías tiempo sin publicar. qué bueno que te animaste
EliminarY curucuteando en tus otros blogs, me doy cuenta que esta entrada la habías publicado en el 2010...caray... excelente noticia. Eso quiere decir que vas a tener todo en el cajón. Eso se te agradece porque cuando se administran tantos blogs el lector no sabe a cuál seguir.
EliminarAli Reyes, yo creo que sí hay ocasiones en que las cosas ocurren así en la realidad, aunque es cierto que no tan frecuentemente.
EliminarSí, hacía tiempo que no publicaba. El trabajo, la vida, una mudanza internacional... me costaba estar como me gusta (publicando, respondiendo, leyendo y comentando).
Partituras del Corazón es un blog que abrí en paralelo a éste, pero que tuve que dejar porque me daba problemas al subir los vídeos musicales (que ya saqué). En realidad, sólo mantengo vivo a Mi cajón desastre, para que no os perdáis, jajaja
Un abrazo
Gostei deste texto, também gostei da foto da Eva Mendes, parabéns pelo post.
ResponderEliminarArthur Claro
http://www.arthur-claro.blogspot.com
Arthur Claro, hasta a mí me gustó la foto de Eva Mendes, jajaja. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn abrazo
Aquí también podrías ser la protagonista del cuento (menos por lo de correr... 😂 no te veo, no te veo...)
ResponderEliminarBesitos.
Jajajaja, ¡¡Cómo me conoces, Laura!!
EliminarHaces bien en no verme. Jamás me pondría un chándal rojo, jajajaja
Besitos
Me gustó mucho tu versión del lobo feroz.....que quieres que te diga, jajajajaja
ResponderEliminarMe pasa como a Laura, es que no te veo con un chandal rojo y además con capucha jajajaja
Besos, Alís
Jajajaja, me encanta que te guste, Carmela.
Eliminar¿Por qué será que nadie me ve con un chándal? Y menos corriendo, jajajaja.
Besitos