Martín acompañó a Susana a la reunión de trabajo con el cliente que supuestamente la incomodaba. No llegó a comprender por qué se lo había dicho, pues se trataba de un hombre de edad avanzada, muy agradable y que en ningún momento realizó ningún comentario o insinuación que pudiera molestar a Susana. El encuentro sirvió, en todo caso, para que Martín la admirara aún más, por la profesionalidad y facilidad con que logró cerrar el negocio.
Después de la reunión, Martín quiso invitar a Susana a un restaurante nuevo, de luz tenue y ambiente íntimo, que había recibido muy buenas críticas. En algunas guías de la ciudad se destacaba su cocina afrodisíaca (sin duda Martin tenía mucho que ver con la elección).
La cena transcurrió tranquila. Comenzaron hablando de trabajo, pero pronto se dedicaron a conocerse mejor. Cine, literatura, música, aficiones… encontraron más gustos en común de lo que suponían y eso se fue reflejando en la conversación, cada vez más fluida y trivial.
-Martín: Parece que te gusta mucho el marisco…
(Martin: Uyyyy, como siga chupando así la cabeza de las gambas no llegamos ni al postre…)
(Martín: No empieces. Estoy disfrutando de este momento, me siento feliz, así que déjame tranquilo).
-Susana: Y a ti chuparte los dedos… jajajajaja
(Susi: ¡Eso, lánzate! ¡Provócalo! Espero que sea un presagio o un anuncio de cómo va a seguir la noche…)
(Susana: Ni lo pienses. No lo hice en ese sentido. Me gusta, parece un niño disfrutando la comida).
Pero momentos como éste fueron casi una excepción. Martin y Susi estaban como ausentes, sin duda reuniendo fuerzas para su esperado (muy esperado por ambos) momento.
Tras los postres, y después de haberse bebido una botella de vino entre los dos, decidieron que sería mejor retirarse temprano. Había que trabajar al día siguiente, pero ambos coincidieron en lo agradable que había sido la velada y que tendrían que repetirla.
Como Susana había dejado su coche en el trabajo, Martín la acercó hasta su casa. Se estaban despidiendo cuando, por primera vez en la noche, Martin y Susi se impusieron con claridad. El fuego en la mirada de ambos no dejaba lugar a dudas y el apasionado beso que le siguió marcó el inicio de su reinado.
La última vez que se vio a Martín y a Susana esa noche entraban en un ascensor. Cuando éste llegó al quinto piso, ya no había rastro de ellos.
Martin y Susi entraron al apartamento de ella medio desnudos y sin parar de reír.
Esto va a acabar mal!!
ResponderEliminarNo veo muy claro este rollito....
Solo deseo nada de amor.
Besos.
Esa bueno dejarse llevar por los impulsos, como es bueno dejarse llevar por el corazón.
ResponderEliminarYo Alís, soy un poco romantica asi que espero que la puerta que una mirada furtiva contemplara como Susana y Martín se besaban con la mirada, cuando a la mañana siguiente salieron del apartamento.
Permiteme ser romatica aunque solo sea en sueños , ok?
Un besito
jaja acabo de ver el anterior comentario , ya ves estoy desfasada!
ResponderEliminarjaja
Y es que a veces, para saborear la vida, hay que dejarse llevar por la parte oscura.
ResponderEliminarBUENO BUENO ESTO SE PUSO EMOCIONANTE !!!!!!!!!!!!! POR FIN SUSI Y MARTIN CONCRETAN GRACIAS POR SEGUIR ESTA HISTORIA
ResponderEliminarSALUDOS
Realmente necesito unas vacaciones
ResponderEliminarNo pense que fueras a continuar, pero te alabo el gusto. La historia lo merece.
Sigo sin aceptar que los cuatro no hayan llegado a un acuerdo en pro de una noble causa como es el fornicamiento amoroso, que lo uno sin lo otro es faena incompleta.
Dicho esto, dejar a su libre albedrío a Susi y a Martín promete una noche orgiástica y con sensación final de vacío, o de gatillazo y con sensación final de cabreo.
En fin, ahora si que, irremisiblemente, ha de haber una cuarta parte que desvele los misterios de tan trabajada relación
Besos Alis
Me alegra que Susana y Martín se dieran el goce de conocerse mejor. Ahora habrá que ver que sucede más adelante. Admiro tu destreza con las letras y sigo insistiendo en que ya deberías pensar en un libro de papel con tus letras. Un abrazo y beso fraterno mi linda Alís.
ResponderEliminarSalud-os desde mi admiración.
¿Crees que fue por los mariscos?...fue un "levante" elegante, es de esperar que el resto haya sido apasionante y no un mero desahogo.
ResponderEliminarSalud por los cuatro, y por ti, amiga querida!
Ya se sabe el marisco y eso, porque sin duda tomarían unas ostras y claro.
ResponderEliminarEspero que no les haya quedado parte de la ropa en el ascensor.
No es por nada, ella tendra ropa en la casa pero él...
En fin, que se diviertan.
Buenisimo! que suerte que vine...
ResponderEliminarHay un matiz que marca la diferencia para Susi y Matías.La diferencia con otras historias que empiezan y acaban a las puertas de un ascensor.
ResponderEliminarNinguno de los dos podrá desprenderse de su otra parte. Esa que abrió camino y que prudente y acertadamente cedió terreno.
Esa que ha propiciado la entrada y esa que comprende que un amor romántico es muy grande pero se queda cojo. Esa que no reprime la emoción completa.
En definitiva creo que fue un acierto el encuentro a cuatro.
Dos con sus dos, es como un pleno al quince.
Muchos besos.
Pobre cliente.
ResponderEliminarHa sido utilizado y calumniado por ella para conseguir sus propósitos.
Ella no tiene escrúpulos.
Martín haría bien en huir.
Besos.
Que les quiten lo bailao. jejejeje
ResponderEliminarMuxus
Jajajajaja
ResponderEliminarA mí me encantan los "miniyós", jajajajajaj.
Un beso.
LADY JONES
Sabía yo que el revoloteo del sin tilde y la diminutiva iba a ser imparable.
ResponderEliminar¡Bien por ellos!
¿Cómo sería la jornada de trabajo del día siguiente?
Besos pícaros!!
Siempre me han hecho reir esas escenas en las que se quitan la ropa en el ascensor , en la puerta, y se arrancan botones, hala¡¡ cuando las veo en las pelis. Me parto.
ResponderEliminarDe todas formas tal y como lo habías planteado desde el principio, con el calentón que llevaban, con o sin marisco, no se libraban ni Susi ni Martin.
Ya nos contarás lo que pensaron Susana y Martín al día siguiente en la oficina...
Ahora no nos puedes dejar en ascuas, ya te valdría, ya;)
Muy bueno.
Besos
Alis, no se ya si dejarte algo puesto aquí, despues de haber estado en "duelo pendiente"...
ResponderEliminarpero vine a decirte algo sobre tu capacidad de observación, sobre lo buena lectora, además de escritora... pero la emición me ha derrumbado. Buf. En otro momento.
Un abrazo
A partir de ahora, pienso llevar siempre en el bolso a Laly, ya sabes, mi "yo" lujurioso! Y además, no voy a evitar subir en ningún ascensor, jajajajaja!
ResponderEliminarEra de esperar esa transformación.
Suele pasar en los ascensores!
;)
Un besito
Lala (y Laly)
XD
Se dieron un beso y se dieron cuenta que estaban hechos el uno para el otro...
ResponderEliminar¡Claaaroo!
TOROOOOOOOOOOOO no digas eso que a cualquiera le gustaria perderse en un ascensor, :P
ResponderEliminarpor cierto SUSI, me cae muy bien! jajajaja
Alís, vengo a leerte, y a contarte que lo de las velas tiene trcuo. Las encendimos entre cuatro, con cuatro palitos de los pinchos morunos, empezando por las del medio hacia afuera, je je Es que con 80 años ya se lo hemos hecho más veces y tenemos experiencia, je je
ResponderEliminarSaludiños.
Al menos los mariscos hicieron su efecto!!
ResponderEliminarQue escena tan torrida!!
Besos Alis
Los restaurantes afrodisiacos son muy peligrosos, según se mire.
ResponderEliminarClaro que con esto hay teorías de todos los colores, alguien sostiene que comer nueces desarrolla el cerebro, porque el fruto seco en cuestión se asemeja al nuestro. Por esa regla de tres comer mejillones provocaría una hipertrofía de cierta parte del cuerpo.
Más apuesto por el efecto del vino.
Un abrazo desde la escalera. El ascensor no funciona y se hace largo.
Habran sido los mariscos?
ResponderEliminarYo creo que habia un deseo mas que reprimido por ahi.
Y amor? Si, creo que comienza a nacer de a poco!
Bss. corazón, fabuloso el relato!
Seguramente, alguien que estaba cansado de los amoríos de Susi y Martín, los esperó en el quinto piso, y los tiene secuestrados en el departamento, para que no haya un Martín y Susana (4).
ResponderEliminarE la vita va....que diría Fellini en una de sus películas. La vida de tus personajes continua y poco a poco estás construyendo una novela por capitulos, curiosamente titulados con el nombre de dos de sus protagonistas, los que en este último se aman al salir del ascensor, aunque ya antes lo llevanse en mente.
ResponderEliminarSiguelo y unelo, pues vale la pema.
Espero tus noticias post-terremoto.
Un beso
Alís.."ella"está preparada .Te esperará.
ResponderEliminarBESOS.
Te quiero.
A mi nadie nunca me ha desnudado en un ascensor...aunque me gustaría ;). Que bonito es eso de la emoción que entra en la primera cita, sobretodo cuando se es lo suficientemente joven para que te entregues y no te ocupes de pensar en esas cosas que pensamos las mujeres cuando ya pisamos cierta edad...Creo que la madurez nos hace disfrutar más estos momentos, pero también nos quita algo de la magia de esos momentos. Que ganas de cenar fuera y de vivir un momento así me han entrado!
ResponderEliminarUn besito.
Mi querida Alis, me gusta como continua la historia. Estoy seguro que Martín o Martín estarían encantados de hacerlo, o ambos!!!
ResponderEliminarEscribe usted como los angeles. Venga volando...
siempre suyo
un completo gilipollas
Excelente texto Alis, un placer
ResponderEliminarpasar por tu bonito blog,
que tengas una feliz semana.
un beso.
BIEN!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarCOMO SOY UNA NIÑA ETERNA A PESAR DE LA EDAD, ME ENCANTAN LAS HISTORIAS TUYAS Y MAS AUN CON FINAL FELIZ!!!!!!!
Abrazos de Domingo para ti.
mar
Es un relato original e impactante, me gusta para mi blog.
ResponderEliminarCon tu permiso lo voy a poner mañana lunes.
Un abrazo
Bueeeno, se veía venir, ¿no?
ResponderEliminar¡Muá!
hace tiempo que tampoco me encuentro.
ResponderEliminar(¿será el marisco?)
biquiños
Nacho: te percibo pesimista, jeje. El deseo no es mal principio y para el amor se necesita, entre otras cosas, más tiempo. Besos
ResponderEliminarCapri: Por supuesto que te permito ser romántica. Es más, no soy yo quien para impedirlo… jajaja. Besitos.
Cesc: Para saborearla, hay que vivirla con todo… Un beso.
LuluZiña: Así parece. Se salieron con la suya. Gracias a ti por leerla. Un abrazo.
Chinaski: Me estás sorprendiendo… No sé si es tan negro el futuro de estos dos sólo por dejarse llevar por su parte más instintiva. Quizá deberíamos confiar más en nuestro instinto. Besos.
Húayat: Parece que se están conociendo a fondo, sí. Gracias por tus palabras. Saludos.
REL: Los mariscos pueden servir de excusa… y siempre es un placer saborearlos. Gracias por venir. Abrazo fuerte, constante.
ResponderEliminarfonsilleda: Me gusta tu sentido práctico, jajaja. Espero que hayan sido precavidos y se hayan llevado consigo su ropa. Eso sí, divertir parece que sí se iban a divertir. Bicos.
Otra vez a viajar al olvido: Gracias. Vuelve cuando quieras…
Juncal: Me gusta tu lectura. Podrá imponerse una parte de cada uno, pero no podrán desprenderse de la otra. En el fondo, están siendo todo el tiempo un yo completo. Mostrar una cara u otra en cada momento es consecuencia de la apuesta que hacen. Gracias. Y besotes.
Toro: Qué grande es tu corazón. Nadie se había preocupado por el “pobre” cliente, jajaja. Pero no seas tan duro con ella… a fin de cuentas, a Martín le gusta. Por algo será… Besos.
Montxu: Claro, eso que les queda ¿no? Muxus.
Lady Jones: Me gustaría conocer a tu “miniyó”, jajajaja. Un besazo.
ResponderEliminarjose rasero: Yo creo que el sin tilde y la diminutiva, como les llamas (jajajaja) no irán a trabajar al día siguiente. Ahora, la jornada de los otros dos no sé cómo podrá ser… esperemos que no muy incómoda. Besos confiados.
Eva: En las escenas en que se arrancan prendas siempre pienso en cuánto les habrá costado que tan poca pena les da. Tal vez si fuera rica pensaría distinto, no sé… Y sí, era previsible cómo acabarían. Veremos qué pasa. Gracias. Besitos.
Antonio Misas: Tú sí que me has emocionado… Gracias. Un fuerte abrazo.
Lala: Ah, ¿suele pasar en los ascensores? Porque jamás me ocurrió, pero me fijaré más a partir de ahora. Tal vez deba hacer como tú y llevar en el bolso a ¿Ali? (no sé cómo se llamaría mi yo lujurioso… o tal vez ya lo sea, jajajaja). Besitos.
Carlos Fox: No pude ver el regalo de hoy, así que te respondo a medias… pero parece que no te gustan los finales felices, jajaja. Un beso.
Cat´s: A mí también me cae bien Susi (y Toro también, jaja). Besitos
ResponderEliminarMarieta: Ya imaginaba que algo así teníais que haber hecho, si no, imposible. Aún así, tiene mérito. Biquiños.
MarianGardi: Tan tórrida como quieras imaginar, jaja. ¿Será cierto que los mariscos tienen ese efecto? No les tengo mucha fe, pero habrá que insistir. Besos.
Nómada: ¿No será que el ascensor te da tanto miedo como el restaurante afrodisíaco? Aunque yo creo que ni vino, ni manjares… lo verdaderamente afrodisíaco es el deseo, y creo que ambos estaban servidos. Un besito.
Sonia: Yo también creo que era el deseo. Gracias, niña. Besitos.
Lucrecia Borgia: ¿Y ese alguien se llama, por casualidad, Lucrecia Borgia? No sé si podrá salirse con la suya… (Usted siempre me hace reír… quizá acabe matándome de la risa). Un abrazo.
Albino: Gracias por tus palabras, aunque confieso que las historias en varios capítulos me cansan. Auguro que pronto llegará el final. Bicos.
ResponderEliminarMorgana: Intuyo que sabes lo que dices y por qué… Yo me estoy preparando y pronto saldré a su encuentro. Gracias, mi niña. También te quiero. Besos.
zayi: A mí tampoco me han desnudado en un ascensor, ni creo ya que lo hagan. Por eso de la edad que dices… y el temor a cámaras ocultas, jajaja. Pero momentos así aún nos quedan, claro que sí. Besitos.
Sr. CG: No sé si escribo como los ángeles, lo que sí puedo asegurarle es que no me han salido alas y a estas alturas no creo que aparezcan ya. Así que me temo que no podré ir volando… Gracias, me alegra que le guste. Un abrazo.
RMC: Muchas gracias. Sabes que es un gusto verte por aquí. Besos.
Mar: De vez en cuando también me gustan los finales felices, aunque no siempre, lo admito. Feliz semana. Besos.
ResponderEliminarAngel: Gracias por considerarlo. Un abrazo.
Espérame en Siberia: Creo que sí, que se veía venir (no prometí originalidad, y las alternativas eran sí o no, jajaja). Besito.
Joaquín: Gracias por recordármelo. Si me interesara me comunicaría contigo.
claro: o el licor-café, o cierta querencia por perderse por según qué ilusiones… biquiños.
Liduvina: Gracias por elegir también mi blog para promocionarte.
Me ha encantado este final :)
ResponderEliminarYo ceno marisco y vino y me olvido rapidamente de la niña "esa" que fue al colegio de monjas ;)
Un besazo...hay que dejarse llevar por dios que la vida son dos días y uno esta lloviendo.
¡Olé!
ResponderEliminarAsí da gusto comenzar una semana.
Un beso.
John W.
Aysss ¡!!!Me gusta esa Susi … aunque no parezca romántico hay una gran dosis de magia deseo y ella sabe jugar muy bien… me gusta!
ResponderEliminarGracias por este magnifico relatos por entrega emocionante!
Besos. Ah!! y no estoy de acuerdo con Torito. de huir nada ejjejeejej.
....Queda claro que la combinación de mariscos y ascensor producen ciertas sensaciones...He de esperar que no los cases, para que sigan riendo....Un abrazo fraterno
ResponderEliminarNela: jajaja ¿y cenas marisco y vino a menudo? Hay que dejarse llevar, sí. Besitos.
ResponderEliminarJohn W.: Comentarios como el tuyo también ayudan a empezar bien la semana. Gracias. Un beso.
Lucia-M: ¿Por qué será que nos gusta más Susi que Susana…? Gracias, dulce niña. Besitos.
Pescador: Nunca había pensado en esa combinación, no sé si hay estadísticas al respecto, jajaja. Yo no caso a nadie, salvo cuando opto por los finales no-felices. Un abrazo.
TE AÑORARE.BESOS.
ResponderEliminarCúidate mucho y haz lo que debes. Ya me entiendes.
ResponderEliminarUn beso enorme
¡Bien por ellos! ¿Qué tendrán los ascensores? Jajaja
ResponderEliminarMe gusta ese par. Espero que sigan.
¡Besos!
Algunos ascensores tienen cámaras, así que cuidado (por cierto, si están muy llenos también deberías evitarlos, jaja). Yo también espero que sigan. Besos!
ResponderEliminarGuau!! me ha encantado el relato, con un final perfecto: devorarse. Viva la lujuria y la pasión! Que vivan Susi y Martin. Se me ve mucho el plumero? jaja
ResponderEliminarMe alegro volver a visitarte de nuevo. Perdona, pero no he leído los comentarios ni el resto de entradas, tengo un atraso...!!
Muchos besitos
PD: cada vez me sorprenden más gratamente tus textos, felicidades.
Susana al final va
ResponderEliminara desaparecer de
la vida de Martín y
sólo se va a quedar
Susi, tiene más vidilla.
Besiños
:)
ResponderEliminarEs que tenían que esfumarse por lo menos esa noche.... bien por Martín y Susi.
Buen final...¿final?
besos.
Recuérdame que te cuente lo que me ocurrió comiéndome un plátano y lo que me dijo el camarero.
ResponderEliminarEn fin.
Menos mal que no suelo chupeterar las gambas.
Me gusta eso que se trae estos dos, de lo que se dicen y lo que no se dice, solo lo piensan.
Entrar en la cabeza del otro, yo no quisiera eso, creo que me asustaría, sobre todo de la mía.
Mercedes: Yo me alegro también de que estés de vuelta. Tómate las cosas con calma, poco a poco. Y gracias. Siempre me animas un mogollón. Besitos.
ResponderEliminarMarisa: Al menos es más ella misma. Bicos.
De cenizas: ¿final? Casi, casi. Besos.
Nikté: Aquí tenías que contar la anécdota, jaja. Y para no entrar en tu cabeza lo tienes un poco difícil. Otra cosa es que quieras hacer oídos sordos. Besitos.