lunes, 29 de octubre de 2018

Luna llena


Imagen: Chiaracham08

Cada mes esperaba ansiosa la Luna llena. Salía en la noche a caminar por el bosque que rodeaba su casa. Disfrutaba ver las siluetas de los árboles perfilados en esa claridad nocturna, las formas que dibujaban sus ramas. Creía escuchar mensajes en ellas y sentía cómo se llenaba de energía para el resto del ciclo.

Ella decía que iba a darse un baño de Luna, y no regresaba hasta que el amanecer asomaba. Lo hacía desde la adolescencia, desde que descubrió su obsesión por ese astro blanco que velaba sus sueños. No podía imaginar su existencia sin saberla ahí, en el cielo, vigilante, paciente y tierna.

Esa noche, a mitad del paseo, se hizo de repente la oscuridad absoluta. Por más que buscaba, no encontraba rastro de la Luna. Desesperada, comenzó a correr por el bosque. Cayó al tropezarse con una raíz, su rostro y brazos se llenaron de sangre al ser incapaz de esquivar las ramas. Sintió que le faltaba el aire y como pudo, a tientas, regresó a casa herida y desesperada.

Le sorprendió ver la claridad que rebosaba por las ventanas. No entendía qué estaba ocurriendo, en qué terrible cuento había entrado. Y al abrir la puerta lo encontró, quieto, sonriente y esperanzado:

-Te dije que haría cualquier cosa por ti. Para demostrártelo, te traje la Luna.

Laura se derrumbó y cayó sobre sus rodillas, con lágrimas inundando sus ojos y los puños apretados:

-Vete. No has entendido nada.

16 comentarios:

  1. Ay Dios... qué difícil es Laura...

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno, el secreto está en buscar la luna, saberla ahí.
    Beso grande

    ResponderEliminar
  3. Ha habido intentos serios de privatizar la luna. Creo que en internet todavía es posible comprar una parcela por un precio irrisorio. Por lo visto hay quien ha querido vivir de la luna sin haberla pisado siquiera. Yo creo que es más fácil vivir en la luna que en la Tierra, y para eso no hace falta acudir al Registro de la Propiedad.

    Precioso y preciso relato, Alis.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

  4. Ainss ... la luna como trofeo ?
    Adiós método y todo su encanto.

    ResponderEliminar
  5. Él no entendió que ella necesitaba y amaba la Luna allí en lo alto, en el cielo. Siempre observando y entregando su luz y belleza; pero él no hablaba el lenguaje de la poesía.
    Un gran abrazo Alis y, gracias por tus palabras...Regresaré, espero pronto.

    ResponderEliminar
  6. No me traigas a casa lo inalcanzable... pierde todo su encanto.

    Bss

    ResponderEliminar
  7. Hai moitas Lauras que necesitan a Lúa; pero en liberdade...

    ResponderEliminar
  8. Cuando buscamos la felicidad constante de la persona que amamos y nos obcecamos con todo lo imposible, como si dejáramos de oír o escuchar lo que necesitan y quisiéramos conseguir regalarles todos sus sueños...privándoles de intentarlo por ellos mismos... y así, facilitarles la vida.
    Es como aquello de : ten cuidado con lo que sueñas porque podrías conseguirlo.
    Cada cual que lo interprete como quiera. :) un beso grande grande.

    ResponderEliminar
  9. No se necesita poseer para desear con anhelo y disfrutar. Ver la luna a distancia es poesía, ser su dueña deslumbra y se pierde perspectiva.

    Un beso.

    ResponderEliminar

  10. Alfred: Muchas gracias. Un abrazo

    Toro Salvaje: ¿Qué te pasó con Laura? Ella no está en esta historia, jaja. Besos

    Horacio: Así es. Y el aliciente de lo inalcanzable también. Beso grande

    ResponderEliminar

  11. XuanRata: Al menos a mí me encanta vivir en la luna. Qué alegría verte de nuevo por aquí. Gracias. Besos.

    Juncal: Verdad que se acaba el encanto? Beso.

    Taty Cascada: Es lo que ocurre cuando hablamos idiomas diferentes... Un abrazo grandote para ti.

    ResponderEliminar

  12. Chousa: Outro que sigue a pensar en Laura... jajaja. E sí, a liberdade e un fermoso regalo de amor. Bicoss

    Laura: Aprender a escuchar al ser amado. Casi nada!! Un beso grande

    ResponderEliminar

  13. De barro y luz: Totalmente de acuerdo. Besos

    Ilduara: Qué difícil es desear lo que poseemos ¿verdad? Beso grande.

    ResponderEliminar
  14. He conseguido información confidencial de este hecho y parece ser que la luna que le había traido Fernando tenía la etiqueta de Amazon.

    Muy bonito, Alís

    ResponderEliminar

  15. Steppenwolf: Parece que ya quedan pocas cosas sin etiquetas... Qué alegría verte de nuevo por aquí. Besos

    ResponderEliminar