Fotografía: The fisherman, de Nathan Wirth
Hay un silencio que me entierra, me encierra, me desgrana y me deja expuesta, desnuda, sin piel y sin suelo. Es el que se produce cuando necesito tu voz para cubrir mis heridas y no la hallo. Busco otras voces de consolación, pero enmudecen y resuena sólo el eco de este alarido que nace cuando ni yo misma me respondo.
Hondo.
Y todo alrededor se vuelve espejo, y en él mi reflejo en carne viva.
Todo alrededor se vuelve desierto, y en él me llena el vacío.
Todo alrededor se vuelve nada, y nada escucho salvo un hueco…
Eco…
Cada vez más lejos
Más sordo
Más sola…
Siempre me pregunto: ¿cuántas voces puede haber en nuestras conciencias? Siempre hay algunas de esas voces hablando en voz alta, especialmente cuando todo alrededor parece estar en silencio. A veces es mejor no buscar los porqués. Un abrazo, Alís.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, Ulisses, en que a veces (casi siempre, diría) es mejor no buscar los porqués. Sólo sirven para tranquilizar la curiosidad y a menudo para arrepentirnos de ser curiosos...
EliminarBeijo
Seguro que hay personas cuya presencia llena y tapa las herida y arañazos que llevamos con nosotros. Por eso se les echa de menos.
ResponderEliminarPorque regrese pronto, o haya manta o tratamiento a mano. Un abrazo
Las hay, Albada. Sólo con su presencia y todo parece más posible (si se le puede poner un más delante a lo posible).
EliminarUn abrazo grande
El aprendizaje de la soledad no es un camino fácil y para nada cómodo.
ResponderEliminarPero si retrocedes, serás siempre una sola disconforme.
Y si avanzas, ya no hay vuelta atrás
Juncal, es curiosa la relación con la soledad. Hay muchos tipos de soledad. Unos son deseables, al menos para mí, y otros... ay, duelen tanto!
EliminarBesos
Ese doloroso hueco que todos alguna vez hemos escuchado en forma de eco.
ResponderEliminarAlgún otro hueco está esperando, a seguir adelante que la soledad no mata si uno no quiere.
Feliz día amiga.
Carmen, la peor soledad es aquélla en la que nos abandonamos a nosotros mismos.
EliminarBesos!
Dolor al leerte mi linda amiga. Saludos y abrazo.
ResponderEliminarSandra, no quiero generarte dolor, pero agradezco lo que dices porque entiendo qué quieres decir
EliminarUn abrazo grande
Ay... cómo me suena...
ResponderEliminarBesos.
Ay, Xavi, y bien que lo siento que te suene...
EliminarBesos
Qué bien juegas con las palabras. Con sus formas, sus rimas y el espacio dónde colocarlas.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Macondo. A menudo creo que son las palabras las que juegan conmigo.
EliminarBesos
Ese eco es como el sonido de la caracola, envoltorio de desazón, soledad y misterio.
ResponderEliminarUn beso.
Ilduara, y yo que quiero seguir creyendo que las caracolas suenan a mar...
EliminarBicos
Al final, siempre estamos solos ante nuestras miserias personales.
ResponderEliminarBesos.
Alfred, eso estoy sintiendo cada vez más a menudo, ante la evidencia, y aún me resisto.
EliminarBesos
La soledad del eco, somos nosotros mismos reflejados ante ese espejo que nos da la versión más real. Me gusto el texto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Campirela, una de las dificultades de la soledad, o así lo vivo, es que nos enfrenta con nosotros mismos. No hay modo de distraernos...
EliminarBesos
Una cosa es la soledad y otra es sentirse sola. La soledad, como tal muchas veces es necesaria como muestra de reflexión. Otra cuestión es verse inmerso en ese reflejo de una manera tan profunda que es difícil no escuchar ese eco. Más eso nos sirve para resurgir como ave fénix o con mayor fuerza. Todo es cuestión de equilibrar las fuerzas.
ResponderEliminarExcepcional texto, Alís.
Bicos de amigo.
Cierto, Joaquín. Son cosas distintas. Y sí, si logramos sobrevivir seremos más fuertes, y generalmente sobrevivimos. Al menos, si podemos contarlo, es que lo hemos hecho. Lo malo es cuando también nos hace más duros...
EliminarMuchas gracias
Bicos
Te leo y recuerdo lo escrito por un poeta maestro y amigo:
ResponderEliminarLa llevas tú y no por ello
pierden mis versos armonía.
Para tí la mujer de carne y hueso,
!pero la musa es mía!
Hay tristeza en tu escrito, pero la musa es tuya.
Besos.
Muchísimas gracias, Juan. Por esos versos y por lo que me dices
EliminarBesos!
Esa soledad, es la que tú misma identificas y nombras, la soledad que se produce cuando no sentimos a nuestro lado la presencia que anhelamos. Una soledad que enmascara todo lo demás y que no nos permite ver más allá de nuestro propio reflejo, el cual se hace frío y doloroso. Una soledad que enmudece el sonido de cualquier otro sonido que no sea el que queremos escuchar y lo convierte en eco frío y lejano. Una soledad que sin embargo podemos aliviar dejando resquicios para escuchar otros sonidos que aunque no sean los que deseamos nos recuerdan que el mundo está ahí, a solo un paso, y que solamente nosotras podemos recuperar nuestro propio sonido.
ResponderEliminarY vaya petardazo que te he soltado, pero me distes alas con tu escrito, y no fui capaz de detenerme.
Has dibujado, de forma tan perfecta, una soledad que conozco bien y que deseo que solo sea un bello texto.
Besos, Alís.
Una soledad que enmudece el sonido de cualquier otro sonido que no sea el que queremos escuchar...
EliminarQué bien lo dices, Carmela. Y gracias por hacerme escuchar el tuyo. Tú me entiendes. No te detengas nunca.
Besos
Entre tanta gente y sentir la soledad... Momentos que se instalan, Alis... Pasará. Tu sentimiento es bellísimo pese a la Tristeza que denota.
ResponderEliminarMil besitos con cariño y feliz día ❤️
Auroratris, quizás uno de mis "problemas" es que veo mucha belleza en la tristeza... quizás inconscientemente la busque.
EliminarMuchas gracias
Besitos
Te haces eco de tus voces, te diseminas en círculos concéntricos hasta la orilla de tus versos pese a la melancolía siempre espléndidos...
ResponderEliminarAbrazo una vez más sin sombrero.
Muchas gracias, Carlos Perrotti. Me disemino, me expando, me contraigo, me desgrano, me deshago y me reconstruyo... constantemente. Creo que va siendo hora de dejarme un rato tranquila, jajaja. Ay, a veces quisiera ser capaz de olvidarme de mí.
EliminarUn abrazo circular
Las palabras no dichas en su momento suenan muy alto.
ResponderEliminarHay silencios que asesinan.
guille, los silencios pueden ser maravillosos. Lo malo es cuando caemos en la tentación de llenarlos por nuestra cuenta...
EliminarUn abrazo
Qué soledad tan cruda !
ResponderEliminarY ese hueco,ese vacio,no logra llenarse a pesar de tanto ruido
Y sin embargo,lo has expresado tan bomito,que ese eco llega al alma
Espero que se vayan llenando de presencias al escuchar tu latido
Besucos preciosa
Gó
Gó, no es tan grave como parece. Afortunadamente, son sensaciones momentáneas (unas veces un poco más extensas, es cierto) que aprovecho para plasmarlas en un texto. Como le dije a Auroratris, es esta manía mía de encontrar belleza en la tristeza...
EliminarBesitos
Super hermoso esto que escribes, me encanto, saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Gustavo Aguilar.
EliminarUn abrazo
Un eco que solo entiende la nada envuelta en su halo de incertidumbres y melancolía, esos días en los que el silencio retumba. Tumba. Y ante los espejos : la soledad. Edad.
ResponderEliminarAbrazo, Alís.
Tumba y retumba... Son días (semanas, meses, jajaja) de mucha emoción suelta atropellándose. Y tengo que pasar por ello, porque es el camino para algo que confío en que será mejor
EliminarBesos, Eva
Espero que logres salir de ése lugar.
ResponderEliminarUn beso.
Amapola Azzul, sé que lograré salir y volveré, a éste o a otro muy parecido. Así se va pasando la vida. Menos mal que no todos los momentos y los lugares son así.
EliminarBesos
Ecos de un adiós, que retumban entre cuatro paredes. Cada vez son más lejanos y acaban convirtiéndose en un silencio que puede llegar a vestir la piel.
ResponderEliminarDesnuda.
Sola.
En serio, ¿lo sientes? ¿lo crees?.
Sigo pensando que es lo mejor que podría pasar.
Buscar nuevos gritos, que formen nuevos ecos, que te desnuden el cuerpo o te vistan la sonrisa.
Te dejo un abrazo de esos tuyos, apretados. ❤
Laura, no eran ecos de un adiós, o al menos espero que no lo sean. Es más una situación temporal, un tiempo de tránsito, un aprendizaje...
EliminarMe quedo un buen rato en ese abrazo. Apaga el eco...
Y te mando besos, llenos de gratitud. Tú sabes por qué
Hasta aquí llega el eco de lo bien escrito y trasmitido.
ResponderEliminarSola por aquí al menos no.
Saludos
Muchísimas gracias, alasdemariposa. A veces me dan ganas de achucharte fuerte. Hoy es una de esas veces
EliminarBesos!!
¡Qué triste es aveces el silencio cuando se espera oir la voz de alguien amado! Espero que solo sea un relato y no tu caso.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande, Alís.
Rita, no sabría decir si es sólo un relato o mi caso. Sí puedo decir que trataba de transcribir un sentimiento y no sé cuánto de real hay en él o cuánto de proyección de dolores pasados. Tal vez sólo era un eco...
EliminarBesos
Un beso muy grande
ResponderEliminarMuchas gracias, Erik
EliminarOtro para ti
Alis,
ResponderEliminarVeo el texto como un pulso poético que retrata al hombre de nuestros días, precario, insatisfecho, solo, incluso si está escrito en primera persona. Un hombre que se entrega a una realidad prevista, vista dentro o fuera de sí mismo, pero siempre con la esperanza de que pueda surgir un faro en el flujo de emociones y el instinto de libertad.
Estoy en lo cierto?
Un abrazo muy grande,
José Carlos Sant Anna, ojalá estés en lo cierto. Me encanta la lectura que haces de este texto. Y debo confesar que no pensé en eso que dices al escribirlo, pero me gusta que tú puedas verlo.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y bienvenido
Un gran abrazo
Ay, qué dolorosos son los duelos.
ResponderEliminarQué solas los transitamos. A veces lo comparo al momento del parto. Puedes estar rodeada de muchísima gente,pero la que pare eres tú. El dolor es tuyo, y nadie puede hacerlo por ti.
Luego, los dolores van pasando, todo va cicatrizando,pero,el tránsito es único y personal.
Y la gente que nos (te) rodea, que nos abrace,nos contenga en el dolor,o simplemente esté,presente, en silencio.
Un besazo inmenso bonita.
lunaroja, me hiciste recordar una viñeta: en ella se ve un hombre absolutamente envuelto en vendajes y tumbado en una cama. A su lado su esposa le muestra su dedo con una tirita y le dice: "Eso no es nada. Mira mi dedo", jajaja. Y lo recuerdo porque, aunque parezca de una tremenda falta de empatía, lo cierto es que a cada cual nos duelen nuestras propias heridas más que las ajenas.
EliminarNo puedo quejarme de la contención que encuentro a mi alrededor y a veces lo hago, sólo porque no es la que deseo... No soy tan perfecta, jajaja
Beso enorme
ResponderEliminarSe aprende a estar solo o sola, no es fácil al principio, pero luego ese eco se acaba disolviendo y nos damos cuenta de que también somos capaces de superarlo.
A mí me tocó vivirlo con intensidad cuando algunos pocos años más de los cuarenta me quedé sin padres, un año de diferencia se llevaron en esa última despedida. Y te aseguro que escuché muy claramente ese eco sordo.
Luego tomé impulso donde no creía que podía tenerlo y me inventé a mí misma para sobrevivir... Y de ahí luego otro rayo de sol me hizo volar, aunque tampoco lo logré del todo, pero de todo se sale, Alís, te lo aseguro.
Besos con ración doble.
Estrella, de todo se sale, lo sé por experiencia. Y cuando duele, duele. Mi madre, cada vez que hablamos, me dice que es probable que sea la última vez que lo hacemos y me dice que cuando se muera no me ponga triste, que es natural. Siempre le respondo que sé que es natural, que lo acepto y que igualmente me pondré triste. Si algo me salva es no tener miedo a la tristeza.
EliminarMuchas gracias por tu generosidad y por mostrarte
Besos y bicos
Fotaza! Y no hay silencio. Tú escribes y nosotros escuchamos!😘😘😘😘😘😘
ResponderEliminarMuchas gracias, Voz en off.
EliminarSí, cuando buscaba una foto para este texto (imagina, busca una foto para un texto llamado eco...) la vi y la reconocí. Ésta era.
Bicos
Intenso lo que sientes, intenso viviste lo que hoy duele. Porque vives con tanta intensidad que da envidia. Un abrazo Alís.
ResponderEliminarLoles, de niña y adolescente me tocó ir a muchos entierros de gente querida también joven. Y me prometí entonces vivir siempre con intensidad. Mi forma de ser ayuda, jajaja. Cuando bajo esa intensidad empiezo a sentirme muerta...
EliminarUn abrazo enorme
Curioso, vengo de otro blog con una entrada con el mismo título... Totalmente distinta.
ResponderEliminarMe encanta esto del blog.
Bubo, eso prueba que una palabra, un título, puede dar lugar a infinidad de interpretaciones. Por lo demás, también habla de mi poca originalidad, jajaja.
EliminarBesos
Alís, cariño!
ResponderEliminarel eco nos devuelve aquello que soltamos al viento, solo que el muy capullo suele distorsionarlo un poco o un mucho
sal al campo y grita ... a veces aunque capullo nos trae respuestas
un abrazo cálido que te arropé ahí donde a veces el frío se instala en pleno verano
MaRía, el eco viene siendo como el juego del teléfono escacharrado, ¿no?
EliminarNo es fácil encontrar lugares donde escuchar el eco. Vale la pena aunque no nos guste lo que dice...
Muchas gracias. Tu abrazo cálido siempre reconforta
Biquiños
Tengo uno no muy lejos. Ahí me lo enseñó mi abuelo...
EliminarMe dan ganas de ir este finde
Y gritar
Jajaja
Aunque me tomaran tarada
En Caaveiro!!
Vamos?
😘
MaRía, cerca del mosteiro de Caaveiro hice en julio una caminata que aún me tranquiliza cuando la recuerdo.
EliminarFeliz acepto la invitación a visitar ese eco cuando vaya. Me haría tan bien...
Biquiños
Gusto mucho de tus textos, aparentemente sencillos pero muy profundos y tan poéticos. Sigue así, embriagándonos con tus palabras.
ResponderEliminarRaposo, no imaginas cuánto agradezco tus palabras. Muchas, muchas gracias por ellas. Te admiro mucho como poeta y me enorgullece lo que me dices.
EliminarBicos, a moreas
Raposo, no es que no te admire de otro modo, es que sólo te conozco como poeta, jajaja
EliminarMuchas gracias, Julio David, por poner la banda sonora y con tan buen gusto.
ResponderEliminarDrexler siempre salva, ¿no?
Un abrazo