A Alberto le iba bien en el trabajo. A pesar de su juventud, era el jefe de mantenimiento de la mayor papelera del país. Su futuro se auguraba sin problemas. Responsable y muy apreciado en la empresa, tanto por los jefes como por sus compañeros, nunca ponía problemas cuando le encargaban alguna tarea extra.
Como aquella tarde, en que salía del turno. Estaba ya vestido de calle cuando le avisaron de una avería en una cortadora de papel que estaba paralizando parte de la producción. El compañero del siguiente turno ya había llegado y estaba en el vestuario, pero él aceptó echarle una mirada a la máquina.
En realidad el problema era fácil de solucionar y decidió hacerlo en el momento, sin cambiarse de ropa y sin ponerse los guantes protectores. La desgracia actúa rápido. Una cuchilla se movió y sesgó su mano derecha.
Tardó un par de años en superar el trauma y en habituarse a defenderse sólo con su mano izquierda. El golpe psicológico le costó algo más superarlo. No le resultó nada fácil asumir su minusvalía. Sin embargo, quizá estuvo siempre predestinado.
Cuando sus padres dejaron la casa familiar para mudarse a un apartamento más pequeño y acorde a sus necesidades citaron a sus hijos para repartir entre ellos algunos objetos que no les cabrían en la nueva vivienda.
Toda la familia se reunió en un fin de semana que se llenó de nostalgias, recuerdos, risas y alguna lágrima según fueron desempolvando viejos juguetes, adornos, cuadernos… y sobre todo con las fotografías.
Ni sus padres ni sus hermanos entendieron el repentino llanto desconsolado de Alberto, que estaba sentado en su antigua habitación rodeado de un montón de fotografías. Al acercarse comprobaron que eran todas suyas, desde que era un recién nacido hasta las más recientes. Sin poder articular palabra les mostró qué le había afectado tanto: en ninguna aparecía su mano derecha. Como si nunca la hubiera tenido.
Impactante.
ResponderEliminarLa ausencia de una mano derecha como símbolo de otras ausencias.
Abrazo.
Las fotografías siempre ven más allá... y algunas incluso menos.
ResponderEliminarBesos de clic!!
Alís, me has puesto los pelos de punta!...es un sentimiento extraño, tristeza, asombro... me ha pillado desprevenida el final.
ResponderEliminarUn aplauso linda.
Besos.
Fotos premonitorias. Quizá el destino, encarnado en fotógrafos sucesivos, ya le estaba avisando. Pero él no supo ver en su momento lo que no estaba a la vista.
ResponderEliminarMe ha impactado mucho este relato.
ResponderEliminarBesos
Ufff!!!!!! Muy fuerte.... Un relato que te deja sin palabras....
ResponderEliminarBesosss
Que miedito!! Como si los caminos que tomamos para escapar de nuestro destino..no hicieran mas que acercarnos a el..como si no pudiesemos controlar nada, estaremos todos predestinados?? @++
ResponderEliminary sin embargo, la perdida afecta. es extraño, e irresistiblemente bueno a la vez este texto:)
ResponderEliminarEl destino no puede ser una cadena. Sería de lo más injusto. Pero encuentro otro solución válida a tu relato: misericordia.
ResponderEliminarSaludos.
Puede que estemos predestinados... cada vez creo más en el destino. Las cosas no ocurren porque sí o por casualidad. Faltaría averiguar que ganó al perder su mano derecha.
ResponderEliminarBesitos predestinados
Qué decirte. Felicitaciones, un texto excelente, sin fisuras, sólido. Bravo, muy bueno. Y es para pensar eso de que estamos predestinados, no?
ResponderEliminarBeso
Que fuerte Alís!!!
ResponderEliminarY que bien escrito.
Muy bueno.
Besos.
Tu imaginación me supera Alis!! Como quisiera poder crear historias de estas ;((
ResponderEliminarBesos bellos
Un relato amargo Alís. Pero precioso.
ResponderEliminarMe ha dejado en la garganta.
Duele lo que se pierde, duele lo que se recuerda siempre, en fin un relato estupendo.
ResponderEliminarun beso.
Sin palabras. Da mucho qué pensar. Impactante. La vida está llena de pequeños tics que no sabemos ver en el momento. Es ácido. Muy bueno
ResponderEliminarBesos. M
Esas fotos...
ResponderEliminarEsas fotos siempre estuvieron ahí, en cada una de ellas el mismo gesto y durante años nadie apreció el detalle de la coincidencia en la pose.
Quizá sea porque solamente percibimos la importancia cuando algo se pierde. Entonces y sólo entonces nos damos cuenta de tantos detalles ignorados o descuidados ...
Bonita historia con un toque mágico.
Besos
Logradísimo¡¡¡¡¡¡¡ Me ha puesto la piel de gallina.
ResponderEliminarbesos
Como las mejores poesias, los mejores relatos tambien son tristes.
ResponderEliminarBesos.
PD.
Mi sexto sentido( que no tengo)me dice que este relato tiene tintes de estar basado en un hecho real.
Me dejaste sin saber que decir,...muy, muy bueno.
ResponderEliminarBesos Alís.
Guau! Muy buen relato...me he sentido allegado a esta historia porque a una amiga le pasó algo parecido.
ResponderEliminarMuy buena historia enhora buena por tus letras y por el blog.
ResponderEliminarSaludos
¡Qué golpe! Leyendo el relato olvidé el título por completo, hasta el final. Eso es genial y pasa seguido, leyéndote.
ResponderEliminarBesos.
un escrito que impresiona...
ResponderEliminarbss
Quedé profundamente conmovida.
ResponderEliminarUn abrazo, hermosa.
Puede ser el destino o pueden ser sencillamente las causas o el azar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las desgracias son a veces dictaduras de nuestros pensamientos, nacen entonces sentimientos que en otras circunstancias nos parecen siempre muy lejanos...
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces somos nosotros los que buscamos completar una historia que siempre hemos creido.
ResponderEliminarAlgunos cuentos tuyos me dejan paralizada; pero esa es justamente la esencia del cuento, su final inesperado, y tú lo logras con agudeza Alis...
ResponderEliminarMe quedé pensando...En verdad, la vida tiene más de predecible que de impredecible; lo que sucede es que somos ciegos y no sabemos ver,ni analizar las señales que se nos van dando a lo largo del camino...
Muy buena entrada Alis, felicitaciones.
Me encantó el final. Un cierre tan inesperado como esotérico.
ResponderEliminarLa invito a mi casita astrológica
http://losmosaicosastrologicosderochitas.blogspot.com/2010/07/saturno-el-maestro.html
y al cuento de Lu about Roch ;)en mi casita amarilla.
Mis comentarios no son generosos, son objetivos :P
Me dejas pensando....y en cuantas cosas nos pasara así...
ResponderEliminarDuelos eternos o duelos sin cumplir...las perdidas de familiares o partes del cuerpo...son muertes al fin.
Un beso para ti, muy buen post.
mar
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
ALIS
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DEL FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...
esta trillada la frase, pero es tan cierta: las cosas las valoramos mas cuando las perdemos.
ResponderEliminarQue entrada!
un saludo desde la lejania.
En esta vida estamos todos predestinados a muchas cosas y quizá ninguna merezca la pena vivirla. Pero también creo que hay otras cosas que debemos buscar que son las que hacen que todo lo otro que no merece la pena merezca la pena vivirlo.
ResponderEliminarUn beso.
D.L.
Menos mal que era zurdo. Gajes del oficio.
ResponderEliminarUn beso.
Tragico destino el que les toca a muchos y en este caso por querer favorecer a una empresa que, tal vez respondia a su amigoa al trabajo, pero estaba muy alejada de su patrimonio.
ResponderEliminarHoy donde mas victimas se dan es en el tráfico y te diré con dureza, que me preocupa mas el inocente, es decir el que recibe el golpe que a lo mejor le causa un traumatismo irreversible, que el que lo da, por muy escarallado que quede.
Un bico agarimoso...y veras que volví a retomar el blog aunque le de un aire distinto, más de paginas culturales de periodico.
Excelente relato, con un dejo de misterio y un golpe de impacto. El destino suele jugar esas pasadas.
ResponderEliminarBesos.
Me quede sin palabras, sin aliento...algo realmente bueno...
ResponderEliminarUn beso.
Has encajado genial la foto y el relato. Un suceso triste, sin duda.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, en serio.
biquiños,
¡Alís que buen relato!
ResponderEliminar¿Fue la foto la que
te lo inspiró?
Biquiños
Alis, me dejaste pensando.... aunque no creo en la predestinación por así decirlo...
ResponderEliminarMe encantan tus relatos amiga, yo también te echaba de menos... pero me hacia falta un momento de silencio, tu sabes siempre vienen bien esos espacios.
Un besote
Mariette
ResponderEliminarSon muchas las ausencias que sufrimos en la vida. Unas pesan más que otras.
Besos.
Jose Rasero
La cuestión es aprender a mirarlas bien. Besos sin pose.
Zayi
Así quedé cuando me contaron la historia. Gracias. Besitos.
Paseante
A toro pasado es fácil decir “esto ya lo veía venir”. Lo difícil es captar antes el mensaje y, sobre todo, hacerlo útil. Besos.
Anamorgana
La historia es impactante. A mí también me ocurrió cuando me la contaron. Besos.
Maria Coca
Fuerte, sí. Gracias. Besos.
V de Tierra
ResponderEliminarNo me gusta creer que estamos predestinados, aunque algunos sucesos hacen desconfiar. Besos.
Enrojecerse
Toda pérdida afecta, en mayor o menor medida. Gracias. Besos.
Fero
Me gusta la lectura que haces. Pero ¿puede la misericordia adelantarse a los hechos? Besos.
Mercedes
Supongo que toda pérdida nos hace ganar algo nuevo. Lo que no sé es si compensa… Besos.
Horacio
Sí, a veces es difícil resistirse a la idea de que estamos predestinados. A pesar de ello, sigo intentándolo. Muchísimas gracias. Beso.
Toro Salvaje
ResponderEliminarSí que es fuerte el caso. Y gracias. Besos.
Dani
Me encantaría tener tanta imaginación, pero este relato nace de un caso real. Yo sólo lo conté a mi manera, pero los hechos son verídicos. Besos, bello.
Tecla
Una realidad amarga… sobre todo pensar que siempre estuvo ahí, planeando, avisando… Besos.
Brisa
Duelen las pérdidas. Siempre. Gracias. Un beso.
Sabela
Lo difícil es ver las señales antes, que nos sirvan de aviso para prevenirnos. Después sólo aumentan la pena. Gracias. Besos.
Juncal
ResponderEliminarAsí es. A menudo sólo nos damos cuenta de las cosas cuando es demasiado tarde. Aunque en algunos casos se puede corregir y salvar lo que parece perdido. Gracias. Besitos.
De cenizas
Muchas gracias. Besos.
Nacho
O eres muy listo o ya me vas calando. O ambas cosas. Parece que sí tienes sexto sentido: es una historia real, le sucedió a un conocido de mi cuñado. Yo sólo lo conté a mi manera.
Nela
Poco hay que decir, ¿verdad? Gracias. Besitos.
El arte de sentir
Es una historia que despierta muchas dudas y algún miedo… Gracias. Un abrazo.
40añera
ResponderEliminarMuchas gracias. Y bienvenida. Un abrazo.
CarloZ
Muchas gracias por tus palabras. Eso es lo que intento. Besos.
Bohemia
Muchas gracias. Besos.
Espérame en Siberia
La historia impresiona, sí. Un abrazo.
Luis
Seguramente es el azar, pero la duda surge inevitablemente. Un beso.
Gabiprog
ResponderEliminarSi no hubiera ocurrido el accidente, el detalle de las fotos no tendría la menor importancia. Es verdad. Besos.
Claudia
¿Profecías autocumplidas? A veces sucede, sí. Besos.
Taty Cascada
Es que no es fácil ver las señales cuando no sabemos qué quieren decir. Algunas son tan sutiles…! Muchas gracias. Besos.
Rochitas
Tiene mucha dosis de misterio esta historia. No sé si tenga alguna explicación racional. Muchas gracias. Besos.
Mar
Todas las pérdidas van dejando marcas en nosotros. Al final del camino llegamos llenos de cicatrices… Gracias. Besitos.
Jose Ramon Santana Vázquez
ResponderEliminarPara ser sincera, prefiero el silencio que los comentarios “en serie”, pero igual agradezco tu visita.
Sandocan en bicicleta
Es verdad lo que dices. Y aún sabiéndolo no aprendemos a valorar como se merece lo que tenemos… Un fuerte abrazo.
Delfín Loco
Yo prefiero pensar que nuestra vida depende sólo de nosotros, lo bueno y lo malo. Aunque a veces, con algunos casos, admito que dudo. Besos.
Carlos Fox
Me temo que no era zurdo… Besos.
Albino
Si pudiéramos saber en qué momento nos va a alcanzar la desgracia tendríamos más cuidado. Supongo que de esta historia la lección que puede sacarse es que las cosas hay que hacerlas con las precauciones oportunas (usar los guantes protectores, por ejemplo). Bicos.
Liliana G.
ResponderEliminar¿Asumimos, entonces, que estamos predestinados? Gracias. Besos.
Esme
Muchas gracias. Besos.
Aldabra
Siempre me preocupo por las fotos que acompañan los textos (a veces ellas los inspiran), unas veces con mayor fortuna que otras. En esta ocasión estoy contenta. Tuve suerte. Gracias. Besos.
Marisa
La historia es un caso real que me contó mi cuñado. La foto vino después, y reconozco que tuve suerte al encontrarla (me costó lo suyo, no creas). Gracias. Biquiños.
Sara
También me resisto a creer que estamos predestinados, pero… Espero que ese tiempo de silencio te haya dado lo que esperabas. Besitos.
No sé que es primero, si la imágen o el texto. Tal como otro fan de esta comarca prefiero el texto y en ocasiones reparo en la foto. Pero en este caso en particular, el inesperado final es el que obliga en volver al principio y fijarse en la foto.
ResponderEliminarY definitivamente foto y texto van indisolublemente de la mano. Como si la vida de uno dependiera del otro y viceversa.
Top. 10/10
Hay una primera lección cuando uno se enfrenta a las máquinas y su contenido te enseña como jamás, por más años que pasen,debes perder el respeto y la precaución.
ResponderEliminarSe le llama prevención de riesgos laborales.
Aunque bien pensado podríamos omitir la palabra "laborales" y aplicarla en ámbitos mucho más extensos.
En la vida, en general.
Besos.
Alís,
ResponderEliminarPresupones que el destino si puede adelantarse a los hechos, de ser así, ¿porque no lo podría hacer la misericordia?
Ummm.. Este chico estaba predestinado, entonces.
ResponderEliminarExcelente
Un abrazo
BB
Rudy
ResponderEliminarPrimero fue el texto (no hagas trampa). La foto me costó encontrarla, pero estoy muy satisfecha, porque creo que apoya muy bien el relato. Gracias por tu apoyo. Besos.
Juncal
Coincido totalmente contigo y creo que ésa es la lección principal. Nunca hay que bajar la guardia ni subestimar los riesgos. En cada acción nos jugamos mucho más de lo que creemos. Besos.
Fero
Bueno, porque el destino no existe si no se adelanta a los hechos y la misericordia suele nacer a consecuencia de ellos. Pero me gusta la idea que planteas. Besos.
BB
Si no lo estaba (no me gusta creer en el destino), lo parece. Muchísimas gracias. Besos.
¿Predestinación?, ¿azar?.
ResponderEliminar¡Qué más da!, lo que realmente importa es el placer de leer lo que imaginas.
Bicos