Salió en la prensa. En la prensa local, claro. Un banco había amanecido pintado de rojo rompiendo la monotonía gris de una calle de la gris localidad.
Hubo incluso debate entre vecinos y algún colaborador radial. De la radio local, claro. Las opiniones entre quienes creían que debería cundir el ejemplo para aportar algo de alegría al paisaje y quienes pensaban que era un atentado contra la estética común y tradicional de la villa.
Yo no dije nada. A mis años ya no vale la pena meterse en problemas. Sin embargo, mi sonrisa me delata desde el día del suceso. Porque me hace feliz saber que es nuestro secreto y que tú no lo contarás. Ojalá pudieras.
¿Lo recuerdas? Es nuestro banco.
En él me hablaste por primera vez. En él creamos el hábito de sentarnos cada día un rato para conversar, para conocernos más, incluso en silencio, para acompañarnos. En él nos atrevimos a besarnos sin escondernos, porque es cierto que sentíamos vergüenza, pero no culpa. Estábamos en nuestro derecho.
La tarde del día en que te enterramos fui a sentarme en nuestro banco. Estabas allí conmigo (sé que siempre me esperas allí). No sé si fue idea mía o si tú me la susurraste, pero decidí que lo haría esa misma noche. Por eso pinté de rojo el banco, igual que tú pusiste color al otoño de mi vida gris.
Sigo de viaje, sin tiempo para escribir, leer, comentar... y echándolo de menos.
ResponderEliminarPara matar el gusanillo de hacerlo recupero, bajo la etiqueta Remember, este texto publicado el 14 de noviembre de 2014.
Por esas fechas... cobra más realismo la historia!
EliminarY es que los amores que fueron... siempre permanecen!
Abrazos Alís.
Además los viejos bancos de los viejos parques o alamedas, tal como los de Noia, lo mismo que las antiguas ventanas de ciertos lugares, conservan un encanto especial...
EliminarErnesto, hay finales que en lugar de matar al amor lo hacen eterno.
EliminarUn abrazo grande
Que buen recuerdo, lindo.
ResponderEliminarTe confieso que yo también pinté dos sillas de ese color... Por romper un poco la estética de mi vida en blanco y negro. Pero lo hice por gusto, por dar la nota. Aún las conservo, las saco cuando tengo invitados... 😄😍 Bicos, muchos.
Yo antes huía del rojo. Ahora me gusta. Me compré unos botines rojos, me pinto los labios de rojo... le da vida al negro que suelo usar. Y me pone contenta, atrevida.
EliminarBicos, muchos y cercanos
Lo cuentas como si hubieras hecho una travesura, es decir con ternura. Otra maravillosa instantánea, Alís, y aunque rima con tu nombre debo decir que no percibo nada en vos de color gris.
ResponderEliminarAbrazo adonde estés en viaje vaya a saber si más lejos o más cerca de lo habitual.
Tal vez debería ponerle más erotismo a mis historias de amor, pero la ternura es la que suele imponerse. Supongo que es el espacio de seguridad que otorga el que me atrae.
EliminarAbrazo grande y tierno
Qué bonito post. Un banco como protagonista de escenas que marcan la vida.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz martes
Albada Dos, hay objetos que cobran protagonismo por todos los recuerdos y sensaciones que encierran. Muchas gracias
EliminarUn abrazo grande
Una historia enternecedora. Al leerte recuerdo mi banca de la plaza donde conocí el amor primero y donde lo deje ir........Saludos y abrazo amiga.
ResponderEliminarEse banco que cuentas parece ser el escenario de toda una historia, lleva demasiado consigo como para ser un simple objeto. Gracias por compartirlo.
EliminarUn abrazo grande
Qué historia tan romántica!!!
ResponderEliminarMe ha encantado.
Te sientan bien las vacaciones.
Galicia debe estar más hermosa que nunca.
Besos.
Muchas gracias, Toro Salvaje.
EliminarAunque no lo creas, me ha sentado mejor el retorno. Me ha permitido recuperar espacios que ya son vitales para mí.
Besos
Yo también pasaba las tardes en el banco de la alameda con mi primer amor, una tarde desapareció. Días después lo vimos en el jardín del cacique del pueblo, corrían los ochenta y aún nadie hablaba de corrupción política.
ResponderEliminarMe encantó recordar tu entrada, la primera vez que la leí me emocionó.
Un besazo y bienvenida a la tierra prometida.
Ilduara, recién ahora, después de releer varias veces tu comentario, me di cuenta que el que desapareció y luego apareció en el jardín del cacique era el banco y no tu primer amor, jajajaja.
EliminarMe has dejado intrigada. Si ya lo habías leído deduzco que te conocía con otro nombre ¿es así? Siento familiaridad contigo y ahora intuyo que me estoy perdiendo algún dato relevante. Sácame de dudas, por favor.
Bicos
Durante años leí blogs, pero no comentaba. Me gusta más leer que comentar.
EliminarNo te comenté nunca con otro nombre.
Me alegro de que tu estancia en Galicia y tu vuelta a Chile fueran gratas.
Un besazo.
Pues me alegra que te hayas decidido a romper tu silencio, porque tus comentarios son siempre un aporte.
EliminarGracias por aclararlo.
Bicos
Un recuerdo hermoso. Ese banco, todo un símbolo de una historia de amor.
ResponderEliminarUn beso y feliz viaje
Jose Vivo, así es, el banco es un símbolo, de ahí su valor. Gracias
EliminarBeso
Un precioso relato que, como buen relato, contiene al menos dos historias.
ResponderEliminarBravo, bravísimo.
Muchísimas gracias por tus palabras, Pitt Tristán. Y qué alegría leerte de nuevo.
EliminarUn abrazo
Que libdo texto , no solo es pintar el banco sino todo lo que lleva en si la acción de hacerlo ..me encanto gracias por compartirlo . Un feliz martes y abrazo con tu permiso .
ResponderEliminarPonerle color representa la alegría del vivir, de la ilusión.
EliminarMuchas gracias1
Un abrazo gigante
No hay edad ni tiempo para los amores por tardíos que sean. El rojo siempre sienta bien ;)
ResponderEliminarCierto, el amor siempre es bienvenido. Y si se pintan de rojo, aún más
EliminarBesos
Bonita historia. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarUn beso
¡Qué historia más emotiva! Ha sido un placer leerla. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado. Muchas gracias, Rita
EliminarUn abrazo
Un banco: Lo pintan de rojo y es protagonista de los debates del pueblo.
ResponderEliminarAcoge dos culos que se quieren juntos y es el protagonista de una historia que comienza con vergüenza pero sin culpa.
Y es la chispa permanente que enciende los recuerdos de una pintora gamberra.
Guille, que nunca se me quiten las ganas de ser pintora gamberra...
EliminarUn abrazo
Fué una maravillosa idea !!
ResponderEliminarAh ! te guardaré el secreto ! ;D
Agradezco que me guardes el secreto, ;))
EliminarMuchas gracias
Un abrazo
Pero qué bonito homenaje hacia ese amor truncado por culpa de una muerte... Me ha encantado por su romanticismo y la historia que lo adorna.
ResponderEliminarMil besitos con cariño y sigue disfrutando ❤️
Auroratris, la muerte se lleva a la persona amada, no al amor. Incluso lo vuelve eterno.
EliminarMuchas gracias
Besitos
Un poco de color le vendrá bien a tu banco!!
ResponderEliminarUn poco de color siempre viene bien, Voz en off.
EliminarMuchas gracias y bienvenida
Un amor que está en el recuerdo, tan bello queda latente, en un banco pintado de rojo.
ResponderEliminarBesitos Ali!!
El rojo es un buen color para que no pase desaperecibido y nos recuerde siempre el amor que fue, ¿no crees, Rosana Martí?
EliminarMuchas gracias
Besitos
Me emocionó el final del relato.
ResponderEliminarUn abrazo y felicidades por él.
Me alegra saber que te emocionó, Amapola Azzul. Muchas gracias por tus cariñosas palabras
EliminarBesos
Dios mío, Dios mío. Qué bellezaaaaaa de texto, Alís. ¡Que alguien pinte los bancos de Madrid!
ResponderEliminarPat, ¿y si los pintamos juntas?
EliminarMuchísimas gracias por tu entusiasmo.
Besitos
Compro pintura ya de ya!
Eliminar¡Vamos! Me voy poniendo el mono de pintura!!
EliminarNada sabe tan bien como un beso en un banco.
ResponderEliminarBubo, teniendo el beso hasta podría prescindir del banco, jajaja, pero es cierto que es un escenario propicio.
EliminarBeso
Cuánta belleza en este relato, Alis!!! PLAS, PLAS, PLAS, PLAS!!!!
ResponderEliminarRepublicano..., jo, me sonrojo con tu comentario. Muchísimas gracias
EliminarBicos
Brindo por todos os bancos vermellos deste mundo gris. E agora que sei quen os pinta... con máis razón!
ResponderEliminarBrindemos xuntos, Chousa, por todo o que lle poña cor ó mundo gris. ¿Queres pintar comigo?
EliminarBicosss
Cuánto sentimiento, amiga! Me gusta ese banco y todo lo que desprende. Es melancólico y dulce.
ResponderEliminarBesos desde mi orilla.
Muchas gracias, María Coca. También me gustan las cosas que desprenden emociones y sensaciones.
EliminarBesitos
Qué bonito.
ResponderEliminarYo quiero!
Saludos
alasdemariposa, anímate, sólo necesitas pintura y una brocha.
EliminarMuchas gracias
Un abrazo
Oi, Alís, como estás? Estive ausente dos blogues por um tempo, inclusive do meu próprio, mas estou aqui de volta para conferir teus passos, por onde andam teus pensamentos. Pelo que entendi, estás de viagem, espero que estejas bem, e que entendas esta minha mensagem em português. Gosto muito de como tu escreves, teu estilo é singular, posso reconhecer um texto escrito por ti. A imagem é interessante, o banco vermelho no meio do ambiente gris, cinza. Isso me fez pensar na seguinte frase: a vida tem a cor que a gente pinta. Abraços, Alís!
ResponderEliminarUlisses, qué alegría que estés de vuelta. Y muchísimas gracias por tu comentario. Alguna vez me han dicho esto de mi estilo particular y yo no logro reconocerlo, pero me gusta escucharlo. Y tienes razón, a nuestra vida sólo nosotros podemos ponerle color.
EliminarBeijos
Nada como cambiar la monotonía, incluso cuando se da un beso. Rojo y sonoro quedó esa banca.
ResponderEliminarSaludos a ti.
Un beso puede ser un buen aliado para romper monotonías...
EliminarUn abrazo, Guillermo Castillo
Por algo me sonaba el banco aun sin haberlo pintado. Y es que en algún momento del 2014 lo había disfrutado contigo ...
ResponderEliminarMe encantan las historias que le ponen color a la vida.
ResponderEliminarMuchas gracias
Besos
Juncal, me alegra que te sonara el banco y no me sorprende. Algo quiero agradecerte y es que siempre me hayas acompañado en esta aventura de escribir. Es importante para mí y me llena el corazón. Supongo que explica el cariño que te tengo.
ResponderEliminarBesos
Me parece una buena idea, Julio David. ¿Por qué no empiezas? Dime dónde para ir a leer tu nota (la curiosidad me puede).
ResponderEliminarSería bueno darle voz a todos esos objetos o seres que son testigos de tantas vidas. Estoy pensando, por ejemplo, en los árboles milenarios. ¡Ay, cuánta sabiduría encierran!
Un abrazo gigante
Hola Alís,llevo mucho tiempo sin entrar, a tí sola visito y encuentro este encantador relato. Además me entero de que que fuiste a Galicia pero te gustó volver a tu lugar en el mundo.
ResponderEliminarSoy amigo del pincel pero el de brocha gorda, no el artístico.
Tenemos que ponerle humor y color a nuestras vidas.
Un fuerte abrazo.
Migue, gracias por tus palabras y por pasarte por aquí. Hace mucho que no te leo. Espero que estés bien y te animes a seguir publicando.
EliminarY sí, las vacaciones fueron cortas y ya hace mucho, jajaja. El tiempo vuela...
Un gran abrazo