Fotografía: Alís Gómez
Ya hace frío. Y llovió toda la noche. Antes había llovido todo el día. La mañana despertó con ese cielo limpio que sucede cuando las nubes se vacían y desaparecen. Cuatro grados a las nueve y el mejor de los horizontes posible: la inmensa blancura.
Adoro esa primera mañana del año en que la cordillera aparece nevada. Es un paisaje que siempre me asombra. Tanta grandeza me reduce a la mínima expresión para reaparecer como si naciera de nuevo. Todo ocupa su justo sitio si me comparo con ella: la inmensa blancura.
Pruebo la limpieza del aire. Toso, por falta de costumbre (resfrío y tabaco también ayudan). El tráfico está más fluido que ayer, como si todos condujeran más alegres, más amables. Con el taxista hablamos de terremotos y de chilenos. La brasileña y la gallega contamos nuestras experiencias sísmicas. Y de repente volvemos a verla, y callamos ante su belleza. Nos roba la mirada la inmensa blancura.
Destaca por color y grandeza. Por proximidad y por un agarrado sentimiento de respeto...
ResponderEliminarLo leo desde abajo y me siento desprotegida. Como cada mañana.
"Inmensa" sí... Pero sobre todo natural!
ResponderEliminarAbrazos Alís.
Donde vivo es todo llanura, pero me encantan las zonas montañosas. Esa majestuosidad de las altas montañas y cordilleras que te hacen sentir insignificante a su lado. Me quedo extasiada cada vez que las veo y nunca me canso.¡Suerte que tienes de vivir cerca de ellas!
ResponderEliminarUn abrazo grande
A veces -no siempre- el entorno nos hace "ver" la inmensidad de lo que nos rodea y lo poco que somos ante el universo.
ResponderEliminarY a veces -no siempre- lo hace a través de la belleza.
Qué montañas!!!
ResponderEliminarMe dan ganas de irme a vivir ahí.
Besos.
me encanta tu forma de describir ,imagino todo como una foto en mi mente ,besitos
ResponderEliminarDice Octavio Paz que la mirada no capta sino que ya está cargada con la imagen que observa o revela a quienes no pueden dimensionarla o a veces, incluso, verla. Otra de tus instantáneas de poeta, Alís.
ResponderEliminarLa imagen es de tu Santiago, verdad? Amada ciudad (Providencia, Las Condes, Vitacura, el Mapocho river...) Amada cordillera.
Abrazo hasta aún más allá de esa inmensa blancura que también es un poco nuestra.
Gracias por compartirla. Un beso
ResponderEliminarEse frío os gastais por allí? Tendré que abrigarme. Es raro, aquí estoy en manga corta. Espero que estés mejor de esa tos...
ResponderEliminarLa inmensa blancura...la inmensa transparencia de tus palabras.
Besos curativos. 😘
Blancura, luz, frío y la protección de esas hermosas montañas que dibuja sonrisas de complacencia.
ResponderEliminarUn beso.
Un paisaje precioso y una presentación que invita a disfrutarlo.
ResponderEliminarMil besitos con cariño y muy feliz noche, mi querida amiga ♥
Imponentes, los Andes, con esas cimas siempre teñidas de blanco, han de ser un gozoso descubrimiento tras cada ausencia
ResponderEliminarPrecioso post. Un abrazo y a abrigarse pues
Es muy bonito, besos.
ResponderEliminarDespués de la lluvia respirar aire limpio debe ser un puro placer.
¡¡Besos¡¡
Qué pequeñitos ante tanta inmensidad.
ResponderEliminarTenemos tanta belleza alrededor, que es imposible que el corazón no tiemble ante tan malos presagios.
Saludos.
Tener como paisaje las montañas no tiene precio, por muy lejos que estén siempre nos sentimos cerca de ellas.
ResponderEliminarQue lindo texto, te leo e imagino lo bello que tienes a tu alcance. Por acá en Monterrey, estamos a 40 grados centigrados, me estoy asando. Saludos amiga.
ResponderEliminarEspectáculo soberbio, el de una gran montaña nevada. ¡Parece mentira que pueda haber tanta nieve!
ResponderEliminarSalu2, Alís.
Llegar a la cima, y alzarse, colmarse en su blancura, y ...
ResponderEliminarque ya, solo por su inmensidad... el silencio de la eternidad y su infinito nos haga callar...
Precioso diálogo, Alís.
Un beso prendado de la eternidad que desprende tu imagen ;)
ResponderEliminarJuncal: Esa inmensidad me pone en mi lugar. Absoluto respeto, como dices. No puedo sentir otra cosa. Bueno, sí: admiración. Besos
Ernesto: Su naturaleza es lo que hace maravillosa su inmensidad. Un abrazo grande
ResponderEliminarRita: Las montañas me hacen sentir exactamente como dices. Es un regalo vivir cerca de ellas, e igual echo de menos el Atlántico. Un abrazo grande
guille: Me gusta recordar que soy apenas una mota de polvo en todo el Universo, me ayuda a relativizar mis preocupaciones. Un abrazo
ResponderEliminarToro Salvaje: Pues vente!!! Yo te enseño cosas bonitas, para que te acostumbres. Besos
Odalys: Muchísimas gracias. Igual, por si acaso, puse una foto jajaja Besitos
ResponderEliminarCarlos Perrotti: La imagen es de "mi" Santiago en el sentido que yo hice la foto, por lo tanto es el espacio en que me muevo a diario. Si no, "mi" Santiago sería el de Compostela. Pensaba que mirar es ver + interpretar, siempre hay algo de nosotros en lo que miramos. Un abrazo gigante como la cordillera
Susana: Gracias a ti por pasarte. Un beso
ResponderEliminarLaura: Ven abrigada!! Si ahora hace frío, cuando llegues hará más. Pero piensa en vestir por capas, porque de repente podemos llegar a mediodía a más de 20 grados incluso en pleno agosto. Vas a tener que enviarme más besos de ésos, que sigo enferma. ;) Beso gigante
Ilduara: Para mí es inevitable sonreír de satisfacción al verlas nevadas. Bicos
ResponderEliminarAuroratris: Muchas gracias. Anímate a venir a conocerlo. Besitos
Albada Dos: Cada vez menos teñidas de blanco. Ahora, salvo en invierno, sólo blanquean las cimas con glaciares. Los Andes también sufren el cambio climático. Gracias. Un abrazo grande
ResponderEliminarAmapola Azzul: Respirar aire puro es una maravilla, sobre todo en esta ciudad con tanta contaminación. Es un regalo que recibimos de vez en cuando. Besos
alasdemariposa: Tanta belleza que a menudo ni reparamos en ella. Creo que por eso me gusta ver las montañas nevadas: no saben pasar desapercibidas así. Un abrazo
ResponderEliminarManuela Fernández: Sí, se hacen ver. Su presencia es imponente. Un abrazo
Sandra Figueroa: ¡40 grados! Uffff, prefiero este frío. Me basta con abrigarme, pero el calor no hay manera de despegárselo. Un abrazo grande
ResponderEliminarDyhego: Es la Naturaleza mostrando su talento, su belleza, como dices un espectáculo soberbio. Un abrazo
La Zarzamora: Por ahora me conformo en observar las montañas desde abajo. Llegar a la cima aún me parece una empresa poco alcanzable para mí, aunque imagino cómo debe de ser la sensación en ella y me asombro. Besos, Eva