Fotografía: Raymond Prunin
- Tenemos que juntarnos a las cuatro en punto, en casa de Pierre. Marie y sus amigas se reúnen en el parque a las cuatro y media y tenemos que estar allí cuando lleguen. Que no vayan a creer que las seguimos. Llegando antes también podemos elegir un lugar estratégico para ver de frente cómo se columpian. Sus faldas se levantan…
- Tenemos que irnos. Tengo que llevarle la baguette a mamá.
- Espera un momento, Thomas. Déjame escuchar. Esto está interesante.
- Me va a volver a reñir… por tu culpa.
¿Rememorando el ayer en aquellas tierras gallegas en las que jugábamos a la gallinita ciega?...
ResponderEliminarNo, a médicos no recuerdo que jugásemos nunca...
Siempre tan gráfica y elocuente! Siempre estos encuentros tan de mañana.
Fuerte abrazo Alís.
Rememorando la infancia, sí, aunque la foto no me lleva a Galicia, sino a París (donde era más inocente, creo que también más feliz). Y no sé tú, pero yo sí jugué a médicos, jajaja. Sólo entonces me gustaban las inyecciones (esto es carnada para ti, lo sé)
EliminarUn abrazo enorme, Ernesto
Chicos listos. Ahora entiendo por qué siempre, frente a los columpios, hay un grupito de chavales :-)
ResponderEliminarUn abrazo
A los columpios hay que ir con pantalones, Albada Dos, jajaja
EliminarUn abrazo grande
¿Quien es mas pícaro?
ResponderEliminarMe ha encantado.
Ya no se pueden hacer fotos como esa. Te pueden poner una demanda.
Una pena.
Besos
No se pueden hacer fotos así no sólo por el riesgo de una demanda, sino sobre todo porque es difícil encontrar grupos de niños así. Están frente a las pantallas de sus móviles
EliminarBesos
Otra época, bonito relato.
ResponderEliminarBesos.
Otra época que ya no se puede reproducir. La infancia ahora es otra cosa
EliminarBesos, Amapola Azzul
Cantos recordos!!!
ResponderEliminarFas presente momentos deliciosos da infancia.
Hai tanta tenrura nesta entrada!!!
Un bicazo.
Grazas, Ilduara.
EliminarAs veces sorpréndome de qué tan vívidas están as miñas lembranzas de nena, e con elas cómo pensaba e qué sentía.
Bicos!!!
Jaaa , esa picardia de la infancia es genial .porque ante todo la inocencia de experimentar y sentir a esa edad lo hace todo mas natural ..
ResponderEliminarQue bonito .Un beso !!
En la infancia el instinto baila con la inocencia, Campirela.
EliminarGracias
Besos
Ahhh los tiempos de niños...donde ensábamos que todos eran niños!!!!
ResponderEliminarUn beso por tan lindo post!!!
O pensábamos que todos eran niños y pensábamos que los adultos siempre habían sido adultos. Recuerdo la sorpresa que sentí cuando supe que mi madre había sido niña...
EliminarMuchas gracias
Beijos!!
PENSÁBAMOS...ayyy teclado malo!!!
ResponderEliminarEncantadores conspiraciones infantiles, donde la inocencia lo llenaba todo de aventura y emoción.
ResponderEliminar¡Lástima que el tiempo vuele y ahora más que antes!
Besos picantes, pero inocentes. :)
Estrella Amaranto, no sé si el tiempo ahora corre más por ser ahora o porque ya estamos con más edad...
EliminarBesos con la alegría de la inocencia
Qué encanto de época la de entonces . Involucrarse en esos despertares eran aventuras muy disfrutadas. Como esta lectura que nos voltea en aquella magia.
ResponderEliminarMe alegra que lo hayas disfrutado, Juncal. En la infancia no pensamos mucho (o nada) en las consecuencias de nuestros actos y nos hace más libres
EliminarBesos
Es que la culpa siempre es del otro...que además carga con la baguette al pequeño.
ResponderEliminarLa madre parece saber a quién tiene que pedir los recados...
EliminarUn abrazo, guille
Mismamente podría ser esa conversación. Ay, las aventuras de los niños. Qué bonita nostalgia!!
ResponderEliminarMil besitos, mi querida amiga y feliz día ❤️
Así la imaginé, Auroratris. Muchas gracias
EliminarBesitos!!
Una escena infantil, muy de época, cuando no había corrección política, solo obediencia a los principios fundamentales.
ResponderEliminarY obediencia relativa, porque también hacíamos intentos de desobediencia (que no siempre terminaban bien)
EliminarBesos
De vuelta a la infancia?
ResponderEliminar:-)
Saludos
¡Como si fuera posible, alasdemariposa! jajajaja
EliminarSólo un pequeño intento
Un abrazo
y dicen que a esa edad no importan las niñas, por lo visto están equivocados ja... saludos...
ResponderEliminar¿Qué dice tu memoria, JLO? ¿No te importaban a esa edad?
EliminarBesos
De cuando también nos enseñaban la culpa... Bello relato postal de tantos tiempo atrás.
ResponderEliminarAbrazos sin ninguna culpa, amiga.
En nuestra tradición ya nacemos con la culpa, Carlos Perrotti. Lo que nos enseñaban era el miedo y le llamaban respeto.
EliminarLo de tanto tiempo atrás es relativo. A mí me parece que fue ayer, cuando en realidad fue anteayer, jajaja
Abrazos sin arrepentimiento ni remordimientos
Lo que va primero, va delante, y luego que nos riñan...
ResponderEliminarJo, me impresionó el tamaño de la baguette!!! Si le da con ella en la azotea vuelve a casa por alegrías.
Un micro para enmarcar.
Besos, Alís.
En la infancia parece haber una claridad meridiana sobre lo que realmente es importante. Luego lo vamos perdiendo.
EliminarYo recuerdo baguettes así de grandes, o tal vez es porque yo era más pequeña... Intuyo que fueron reduciendo el tamaño para disimular la subida de precio.
Muchas gracias, Eva
Besos
Ahora se columpian virtualmente.
ResponderEliminarCon una App.
Así es, Toro Salvaje. Y las subidas de falta tienen peores consecuencias...
EliminarBeso
Delicioso...sin más, me transportaste a mi infancia!
ResponderEliminarBesos!
Muchas gracias, lunaroja. Me alegra mucho que así haya sido
EliminarBesos!
Hermoso recuerdos de una época deliciosa.
ResponderEliminarBesos, Alis.
Sí que lo era, Carmela. Al menos también la recuerdo como una época deliciosa
EliminarBesos
Ahora entiendo muchas cosas de mi infancia.
ResponderEliminarA mi siempre me tocaba ir a por el pan... siempre me perdía las mejores cosas... ;)
(lo que no llegaron a saber nunca en casa, es que como volvía saltando... en mas de una ocasión (muchas en realidad) se me caía la barra al suelo.
Un soplido mágico y listo. Aquí no ha pasado nada!
Besos saltarines y un poco infantiles.
Y yo que te imagino como una niña traviesa. A mí también me tocaba ir a por el pan, y a mi hermano a por el vino. Entonces salía ganando yo (porque pesaba más el vino), ahora la cosa cambiaría
EliminarBesos cándidos e inocentes
Nos has trasladado a aquellos años inocentes y magicos, que bonitos recuerdos.
ResponderEliminarBesos enormes.
Me alegra haberos trasladado a recuerdos bonitos, puesto que en la entrada anterior traje una sensación más incómoda.
EliminarBesos gigantes para ti
Jajajajaja, cómo nos gusta a los niños ver por debajo de las faldas.
ResponderEliminarBesos.
De tu frase me suena todo a verdad excepto, quizás, lo de niños... O tal vez sigue muy vivo el niño que hay en ti, que creo que algo de eso hay
EliminarBesos
¡Vaya recuerdos!, aquella picaresca hacía más llevadero el día y tenías que planificar más. Ahora con los móviles ni piensas en ello, pero cuidado con las fotos en el parque. Saludos.
ResponderEliminarHablando de móviles hay que tener cuidado con todas las fotos. Antes la imaginación trabajaba, y eso se notaba
EliminarBicos
Me he sonreido con la conversación!!
ResponderEliminarSí,aquellos niños que no conocían los móviles,sólo la picardía de ir a los columpios...
Qué cortito y grande el relato,Alis
Muy bueno!!!
Besucos
Gó
Muchísimas gracias, Gó. Si te arranqué una sonrisa me doy por más que pagada.
EliminarBesitos
Que bonito Alis, aquellos tiempos que no volverán. Recuerdo que jugando a las escondidas conocí a mi primer amor.....cuanta nostalgia de aquellos tiempos.....Saludos amiga.
ResponderEliminarEse recuerdo suena a que no querías ser encontrada, Sandra Figueroa, jajaja. Me gusta haberte traído buenos recuerdos
EliminarUn abrazo grande
A pesar de que el puntero tiempo es hacia adelante, a veces es bueno retroceder unos pasos a través del pensamiento y ver las cosas desde otra perspectiva.
ResponderEliminarUn beso, Alís.
Para los buenos recuerdos, siempre es bueno volver atrás, siempre que no nos quedemos colgados en ellos.
EliminarBeijo, Ulisses
jeje, por tu culpa, que dicho más usado, este escueto relato en prosa nos dice algo básico, que somos responsables de nuestros actos, sin que nadie tenga que ver nada en ellos, aunque a veces, si que somos presas de algún malvado.
ResponderEliminarUn abrazo Alis
A ciertas edades (y no especifico cuáles, porque cada uno tiene sus ritmos) podemos ser muy influenciables. Sobre todo cuando dependemos de otros
EliminarMe gusta tu lectura, Carmen Silza. Gracias por ella
Un abrazo grande
A dozura do pensamento infantil xa é capaz de argallar o seguimento preventivo!. Todo sexa polas nenas!!!
ResponderEliminarBicosss
Cando a imaxinación se pon a traballar non ten límites, Chousa. E qué ben que sexa así!! Todo sexa polos nenos!!!
EliminarBicossss
PD. Ando contenta porque andas por aquí
La tentación hacia lo que llama es lo que importa, pero aun existe uno que tiene algo de responsabilidad.
ResponderEliminarBesitos!!
Rosana Martí, tal vez a ese responsable le falta interés por las niñas. Habría que ver cómo reacciona cuando le gusten...
EliminarBesitos
Eran otros tiempos, yo los sigo añorando, es más, hasta creo que aquella juventud que tenía pocos medios a su alcance para entretenerse, era más feliz, echaba mano de la imaginación, de la curiosidad, de ese afán por adivinar lo desconocido del otro sexo y se les pasaba el tiempo aunque tuvieran que culpar a otro por llegar tarde ¡menos mal que llevaba la barra entera a casa!
ResponderEliminarTe agradezco que me hayas llevado a un tiempo de mi infancia en que me he sentido muy feliz al estar arropada por los míos.
Cariños.
Kasioles
Supongo que cada época tiene sus pros y sus contras, aunque también añoro las condiciones para fomentar la imaginación, la curiosidad y los movimientos para saciarla
EliminarMe alegra que este texto te haya llevado a buenos recuerdos
Besos
Gracias por traerme recuerdos de la infancia, de esos juegos no tan inocentes , donde comenzamos a descubrir mucho más de lo que viviamos
ResponderEliminar:)
unos iban por pan .... otros nos tiraban manzanas , sin duda era para agacharnos jejejeje
MaRía, perdíamos la inocencia, sí, pero la perdíamos tan lentamente que nos daba tiempo a saborear cada etapa, cada paso, cada logro.
EliminarEl caso era ir ¿verdad?
Bicazos
un dulce regreso a esa edad donde nada parecía difícil y donde siempre nos arriesgábamos a pedir perdón en vez de permiso ,besitos
ResponderEliminarMe aventuro a decir, Odalys, que nada parecía difícil porque lo hacíamos con otros, nos apoyábamos en nuestros amigos.
EliminarBesitos