lunes, 7 de enero de 2019

Pienso las palabras



Me reprochas que pienso las palabras, como si el hacerlo se pudiera llamar mentira, como si perdieran sinceridad los sentimientos que expresan, como si hablar sin pensar las palabras fuera el antídoto a ocultar la verdad, cuando solemos reaccionar desde una espontaneidad más que practicada. Si algo aprendemos en la vida es a ocultar lo genuino, y las emociones, en presuntas reacciones impulsivas.

Pienso las palabras, al menos cuando escribo, porque me importan. Y me fijo en las comas, los puntos, cada signo de puntuación, porque ellos les dan vida. Creo en la belleza del lenguaje, creo en el poder del lenguaje, creo con fe absoluta que el lenguaje genera realidad. E intento hacerme cargo de las realidades que genero con mis palabras, por más que lo haga con torpeza. Palabras para seducir, palabras para establecer límites, palabras para enamorar, palabras para perdonar o pedir perdón, palabras para herir, palabras para acompañar, palabras que dicen adiós, palabras para que no te vayas.

Pienso las palabras porque siempre he trabajado con ellas, y ante las amenazas de la profesionalización me he mantenido en el propósito de coserlas con corrección, sinceridad y honestidad. Sinceridad describiendo con afirmaciones los hechos y honestidad en no teñir de intenciones ocultas a mis opiniones.

Pienso las palabras porque me importa lo que digo y cómo lo digo, porque me importa hacerme entender, porque me importa cuidarme y cuidar a quien van dirigidas mis palabras. Porque aún recuerdo en mi adolescencia a mi madre enfadada y llorando, dolida, después de leer un texto que escribí con las tripas y sin pensar las palabras. Un texto que ya no se sostenía al terminar de escribirlo, porque el desahogo sanó las heridas que lo dictaron. Por eso jamás escribí un diario. 

Pienso las palabras, sí, pero no pienso lo que siento. Sólo lo siento, y a menudo no encuentro palabras para explicarlo. Las emociones me toman. Ellas me tienen a mí, no yo a ellas. Y no soy menos dulce cuando me enojo, ni menos fuerte cuando lloro, ni menos digna cuando confieso un sentimiento difícil de admitir. Al contrario.

Preocúpate de mis silencios, si acaso. Pero no dudes de mis palabras.

18 comentarios:

  1. Las palabras nos definen e identifican, delimitan nuestros silencios, marcan prioridad en nuestra enumeraciones, dan cuerpo a los afectos y existen siempre que no nos venza el olvido. Sí, son prioritarias, lo sabemos porque nos emociona un te quiero pronunciado por la persona amada.

    Un beso.

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  2. Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras, o más bien de la interpretación que hagan de ellas.
    Besos.

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  3. Me pasa que cuando tengo que hablar me resulta mas difícil y no acabo diciendo lo que en teoría quería decir...o si, pero más brusca, así que soy experta en decir las cosas a bocajarro y quizá de una manera mas fría y directa, puede que sea pragmatismo o que sea una insensible....!Yo que sé!...
    pero cuando es por escrito tengo la sensación de que todo fluye mejor... o al menos, el sentido y el orden en todo lo que quiero decir.
    A ti, Tengo que decirte que eres maga y que haces magia con tus palabras, aún con la distancia, siempre consigues darle un sentido y una claridad a tus escritos y a mi muchas veces lo que me haces es volar (con ellos).
    Gracias bonita.
    Un beso grande.

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  4. Si, el sentir no se piensa..... y que bien pensar las palabras......yo muchas veces pienso lo que voy a decir, siempre me juzgan por lo que digo aun pensando lo dicho.....Muy bonito escrito amiga.....bien pensadas palabras para el lector. Un gusto leerte amiga. Saludos.

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  5. Reproche es una palabra muy fuerte.
    A veces se usa con desmesura.

    Besos.

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  6. Cuanto menos, un mínimo, ha de ser el freno a las palabras de los pensamientos. Su voz primaria no nos permitiría una vida en sociedad.
    A veces cuesta sujetarlas para que no salten la barrera del saber estar.

    Besos

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  7. También creo en ellas, las escritas, las pronunciadas, las que callamos, las que gritamos, las que hieren y las que sanan...
    Me recordaste el poema de Neruda "La palabra". De Confieso que he vivido



    …Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como perlas de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció. Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de la tierra de las barbas, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras.

    Besos, Alís.

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  8. Ni de una cosa ni de la otra!

    Abrazos Alís.

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  9. Son como perlas, cada una de su forma, su textura, su lugar en el collar de frases y texto.

    Buena reflexión. Un abrazo

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  10. Me encantó. También pienso en las palabras, aunque a veces se ordenan como quieren. Y desconfío de los diarios, por supuesto.
    Beso grande

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  11. Qué maravilla de texto, Alís. Se lo he leído en voz alta a mi familia y les ha encantado. Toda una declaración de amor a las palabras y a su poder. No dejes de utilizarlas como lo haces. Tus palabras denotan realidad, sinceridad y crean momentos muy reales. Creo que si hay quien teme tu silencio, es esta agrupación-asociación de seguidores de Blogspot. :)
    Un abrazo grande,
    Pat

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  12. Estoy hace un rato leyéndote, Alís. Muchas gracias de nuevo por visitarme. Te sigo de aquí en más...

    Abrazo grande.

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  13. Ilduara: No sé si prioritarias, pero sí imprescindibles. A través de ellas definimos el mundo, nuestro mundo. Y también lo creamos. Un beso

    Alfred: No somos responsables de la interpretación que hagan los demás, pero sí está en nuestras manos acortar la brecha entre lo que decimos y lo que escuchan. Una razón más para elegir las palabras. Besos.

    Laura: También me cuesta más elegir las palabras cuando hablo que cuando escribo. El impulso me puede!! Gracias, Laura, por tus palabras. Me sonrojo y me emocionas. Un beso enorme

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  14. Sandra Figueroa: No pensamos lo que sentimos, pero sí podemos pensar cómo expresarlo. Porque, creo yo, es importante comunicar lo que sentimos. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.

    Toro Salvaje: Las palabras que elegimos nos identifican. Los juicios que hacemos de ellas, también. En todo caso, en la comunicación es tan importante cómo digo lo que digo como el modo en que escucho lo que me dicen. Besos

    Juncal: Es como ponerle tacto a las palabras, ¿no? A veces las elegimos para no herir y otras para todo lo contrario. Lo que decimos genera mundos de posibilidades diferentes. Besos.

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  15. La Zarzamora: Muchas gracias por el regalo, Eva. Besos.

    Ernesto: Supongo que eso es bueno, ¿no? Un abrazo fuerte

    Albada Dos: Y cómo las combinamos hace joyas diferentes. Gracias. Un abrazo

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  16. Horacio: Quizás pensarlas es sólo la ilusión de que podemos controlarlas, creyendo que las elegimos cuando son ellas las que se abren paso entre las demás opciones... Beso grande.

    Madrilenials: Hala!!! Pobre familia, qué paciencia!! No sé qué decirte salvo que tu comentario también me sonroja y me emociona. Bueno, sí sé qué decirte: muchas gracias!!! Un abrazo enorme, Pat

    Carlos Perrotti: Un placer verte por aquí. Bienvenido y ven siempre que quieras. Un abrazo

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  17. el silencio no se equivoca, pero las palabras son siempre más valientes.

    e eu gosto das tuas palavras. um abraço!

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  18. Ulisses de Carvalho: Me gusta mucho esa frase que traes. La tendré en cuenta. Muchas gracias. Un abrazo

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