Fotografía: Rodney Smith
Nunca imaginó que convertiría en algo rentable aquella loca
idea nacida en una de esas noches que comienzan con una copa de coñac y
terminan con la redacción de multitud de soluciones para este mundo
aparentemente sin solución.
El detonante fue un comentario sobre la falta de tiempo.
Prendió la llama de expresiones como cuanto más corro menos tiempo tengo,
aunque no quiera la vida me empuja o paren este mundo, que me quiero
bajar.
Recordó esa tribu africana cuyos miembros corren todo el
día, un gran número de kilómetros, por el mero placer de correr. Sólo a veces
se detienen: cuando sienten que el alma se les ha quedado atrás.
“¿Dónde se cayó la vida? ¿Dónde quedó asustada?”, evocó las
preguntas de Galeano y pensó que podría diseñar un modo de acompañar a los
corredores de nuestras calles a detenerse y asegurarse de que su alma les
acompaña. De no ser así, esperarla o retroceder en su búsqueda.
Un presente conectado con el alma siembra un mejor futuro.
- ¿Y cómo lo conseguirás?
- No sé. ¿Y si los ato a un árbol para obligarlos a parar?
- ¡Qué ocurrencias!
Muchas veces corremos y corremos sin sentido alguno en la vida, dejando detrás muchas cosas importantes que ni nos damos cuenta de ellas. Un relato precioso , Alís, que hace reflexionar.
ResponderEliminarFeliz domingo, amiga.
Tanto agobio, estrés y prisas necesitan una tribu sabia que nos hiciera parar. Extremo lo de atar a un árbol, pero igual es lo idóneo :-)
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo
Una excelente "terapia" la del pueblo africano de correr por el simple placer de hacerlo... ¡Tal cual por estos lares! Donde también "corremos" sin parar para llegar a ninguna parte...
ResponderEliminarLa ocurrencia del árbol... tiene su cosa. Aunque no sé si serviría para algo... práctico. Utilizable, gratificante, placentero... ¡No sé!
Se les ve algo acartonados, trasnochados, de otra época y valores... Lazo, sombrero, gafas, traje oscuro, tiesos... Inamovibles! Ya digo, ¡no sé!
¿Para qué los utilizarías tú? Tan creativa siempre. Tan inquieta. Tan resuelta!
¡A ver a ver!
Abrazos Alís.
Hay momentos que corremos para alcanzar un alma que se aleja de nosotros y nos deja sin respiro. Angustia produce la carrera. Ojalá lleguemos a ir a la par.
ResponderEliminarUn beso.
No corras la carrera que te propone la realidad, es simple, por algo te la propone, porque sabe que te va a ganar, la realidad se ufana de dominar cualquier situación, no arriesga la mera posibilidad de fallar... Adentrate en tu alma, espíritu, mente, conciencia, sabiduría innata o como la quieras llamar, ahí llegás sólo vos, allí modificás tu realidad, sólo te tenés que animar.
ResponderEliminarEso tiene tu prosa siempre poética, te influencia, te anima a adentrarte en lo que te sugiere, te abre los ojos, te revela... o como la quieras llamar.
Abrazo al alma, Alís, inabarcable por cierto insondable.
Vivimos rodeados de gente que tiene prisa por llegar a donde no quieren ir.
ResponderEliminarMe gusta dedicarle tiempo a lo que me gusta.
Que una cálida charla de horas sea solo un ratito.
Que entre hacer algo y hacer algo pueda siempre meter no hacer nada.
Nadie se para a no ser que pase como en ese pueblo africano, que el alma se les queda atrás.
ResponderEliminarPero da igual, el alma vuela a veces para lugares distintos hacia donde la vida te deja ir,
en esos casos siquiera si hay solución,
un beso.
Correr, andar, avanzar, expresiones que no casan con nuestras ganas de llegar. Pues no sabemos el destino.
ResponderEliminarvivimos deprisa, soñamos rápido, siempre digo, que amar (en cualquiera de sus formas) deberíamos hacerlo despacio.
ResponderEliminarPero que si hay que ir a la selva y bailar alrededor de una hoguera, me apunto... me apetece mas eso, que ponerme a correr porque si y sin sentido...ya sabes, solo corro si me persiguen.
No le encuentro el qué...
:) beso enorme.
Primero era aquel bar compartido entre los tres tan original...
ResponderEliminarY ahora Laura nos invita a bailar por la selva alrededor de una hoguera...
Originalidad y atrevimiento, rozando la locura, no falta. Divertimento también!
Abrazos Laura.
Ernesto, ¡¡¡Que ocurrencias!!! Jajajaja
EliminarAbrazos mil.
Yo correría para escapar de mí pero me temo que todo lo malo correría también y estaríamos juntos otra vez y además cansados.
ResponderEliminarBesos.
ResponderEliminarCon la de piedras que hemos tropezado por vivir a cien ¿ y no va a haber una ahora para sentarse a esperar(la) ?
Los desalmados llegan antes... pero ¿A dónde?
ResponderEliminarBss
He comprobado que cuando vamos a un ritmo descomunal... algo se transmuta simplemente por el hecho de hacernos parar y, reflexionar si merece la pena este tren de vida.
ResponderEliminarMil besitos con cariño para tu semana, bonita ♥
ResponderEliminarCabe aquí recordar la paradoja de Aquiles corriendo tras la tortuga es una de las más clásicas y famosas paradojas del griego Zenón. Este insigne filósofo pretendía demostrar que todo lo que percibimos en el mundo es ilusorio, y que cosas como el movimiento eran simplemente ilusiones y no realidades.
Un abrazo colombiano, para más señas.
buena manera de hacernos pensar cuando nos movemos si. motivos o por pura adrenalina que alguien más nos inyectó ...muy acorde con la imagen ,besitos
ResponderEliminarYo ya no corro amiga, camino tranquila.......Lindo texto que me hizo recordar....Saludos y abrazo.
ResponderEliminarCorrer sólo vale para llegar antes al fin y... ¿cuál es el fin de la vida?
ResponderEliminarUn abrazo : )
Alis...me gusta el enfoque que le das a estas letras
ResponderEliminarhaciéndonos reflexionar.
correr en ocasiones es la única opción que se tiene.
Besucos princesa,
Gracias :0)
ResponderEliminarRita: Es bueno parar de vez en cuando para tomar conciencia de qué vemos y qué dejamos de ver. Muchas gracias. Un abrazo grande.
Albada Dos: Atarlos no, pero que abracen árboles sí les serviría. Gracias! Un abrazo grande
ResponderEliminarErnesto: Una amiga en una subida a un cerro, esforzándose, preguntó que cuándo llegábamos. Y quien nos guiaba en la caminata le preguntó: ¿a dónde? Olvidamos disfrutar el presente pensando en un futuro que ni sabemos cuál es. Pasaba en tiempos de los acartonados y nos sigue ocurriendo. ¿O tú te libras? Un abrazo gigante
Ilduara: Que el alma vaya por delante, creo yo, es una buena señal. Nos guía. Siguiéndola estaremos bien. Bicos
ResponderEliminarCarlos Perrotti: Wow! Wow, wow! No sabes cómo agradezco lo que me dices, siempre. O sí lo sabes. Me hiciste pensar: ¿y si el alma ES la realidad? Un abrazo del alma
guille: Me gusta lo mismo que a ti. Lo suscribo. Y qué suerte que vives rodeado de esa gente y no eres parte. Un abrazo
ResponderEliminarAmapola Azzul: Siempre que sigamos el alma, andaremos bien, al menos en buen camino. Un beso
Alfred: Por eso deberíamos disfrutar un poco más el camino, ¿no crees? Besos
ResponderEliminarLaura: Me apunto a lo de amar despacio y a lo de bailar junto a la hoguera en la selva. Si yo te persiguiera, no querría que corrieras. ;) Besos a montones
Ernesto: Me gustaba lo del bar, pero por ahora prefiero bailar en la selva. ¿Los tres con hojitas de parra? (De palmera para mí, por favor), jajajaja.
ResponderEliminarToro Salvaje: Todo lo bueno correría también. No puedes desprenderte de ello. No te canses y quédate aquí. Besos
Juncal: ¿En cuál de las piedras con las que has tropezado te sentarías a descansar? La respuesta podría ser semilla, por ejemplo, de una buena converación. O de un recuerdo... Yo aún pienso mi respuesta. Besos
ResponderEliminarLaura: Por una ocurrencia loca llegó el hombre a la Luna (convengamos que llegó), jajajaja. A saber qué más puede salir de la cabeza de Ernesto.
Besos a ambos
De barro y luz: Me preocupa más el ¿cómo? Besos
ResponderEliminarAuroratris: Ocurre, a veces demasiado tarde o a un costo demasiado alto. Besitos
Unknown: Esa sensación de inmovilidad a pesar de la velocidad la conozco. No puede ser más que ilusión. Bienvenido, desconocido. ¿Te irás mostrando poco a poco? Un abrazo
ResponderEliminarOdalys: De hecho, la imagen fue la inspiradora de la historia. ¿En qué circunstancia sería bueno estar atado a un árbol? Gracias. Besitos
Sandra Figueroa: Cómo me alegro de que camines tranquila. Yo aspiro a lograrlo, y a ratos lo consigo. Espero que hayan sido buenos recuerdos. Un abrazo grande
ResponderEliminarLovelyriam: No sé bien cuál es, pero tampoco tengo prisa por descubrirlo. ;) Un abrazo grande
Loola: ¿Seguro que es la única opción que se tiene? ¿Cuándo es el momento de parar? ¿Cómo lo reconocemos antes de que sea tarde? Gracias!!! Besos
Ojalá pudiéramos modelar el tiempo como el barro, Alís.
ResponderEliminarSalu2.
ResponderEliminarDyhego: Y parece que no podemos. Tal vez deberíamos concentrarnos en modelar lo que sí podemos. Un abrazo
Me ha recordado a una de las frases más lacerantes que me han dicho en la vida: "Corres mucho y no sabes hacia donde". Esa flecha me la lanzaron hace años y cambié mi rumbo. La velocidad no es sinónimo de destino. Recorrer el camino al ritmo que nuestros pies necesitan es más saludable para el corazón.
ResponderEliminarAbrazos,
Pat
ResponderEliminarMadrilenials: Qué sabio tu cambio de rumbo, y entiendo que de ritmo. Correr sin saber hacia dónde, salvo que sea por deporte, no es más que un derroche innecesario de energía. Y además nos perdemos muchas cosas en el camino. Un abrazo gigante, Pat
Cuánto necesita este mundo de eso.
ResponderEliminarAunque nos ataran a un árbol nos traería mejor cuenta.
Saludos