martes, 4 de diciembre de 2018

El erizo



Hoy ando contenta. A pesar de que hoy me he dado cuenta, una vez más, que he sido un erizo casi toda mi vida. Probablemente aún lo soy. Y el probablemente lo escribo sólo por hacerme un cariño, un mimo.

Me contaba una persona a la que quiero mucho que tiene un cuento que se llama “El erizo que daba abrazos”… y descubro que en eso me he convertido en este camino, ni corto ni exento de actividad sísmica, de autodescubrimiento. 

Aprendí a dar y recibir abrazos. Una vez un colega me dijo que soy una profesional del abrazo, que apetece quedarse en él. Otra vez, un joven desconocido se resistió a separarse aferrándose a mi abrazo, supongo yo que imaginando en mí a su madre.

Creo que sí soy buena abrazando, porque cuando lo hago lo siento, lo respiro, lo habito. Me lleno en un abrazo, me recargo en esa conexión que me recuerda que soy humana, soy persona y soy mujer, que estoy viva. No finjo ni necesito hacerlo. Hay algo que ocurre entre dos personas abrazándose que va más allá de las palabras, entrego y recibo a la vez como si un hilo con forma de infinito hiciera circular la energía entre ambos cuerpos.

Y, aunque dé ricos abrazos, soy un erizo. Un puto erizo. Aprendí a sentir intensamente, pero en secreto. Me engañé con discursos de libertad, de respeto al otro y a mí misma, de timidez, de la más castigadora de las insuficiencias… cualquiera que justificara mi silencio, y me encerré.

Haré caer mis barreras para dejar tocarme el alma. Lo declaré hace ya tres años. Ilusa, creí que con decirlo bastaba. Y era sólo el primer paso. A partir de ahí, lógicamente, lo primero era reconocer las barreras y empecé sin ser consciente que eso implica mirarme de frente, ser mi propio espejo, y observar mis movimientos. Mis movimientos de erizo.

El azar (¿será azar?) me fue confrontando con el pasado que dibujé y también con el que hubiera podido crear… si no hubiera callado. Me fue confrontando con algunas víctimas que fui dejando en el trayecto y revelándome a mí misma como víctima. Y con la estela de mi forma de vivir, de relacionarme.

Cuando me sentía entregada, insegura y tierna me percibían como distante, segura, dominando la situación. ¿Dominando? Cómo, si temía rasgarme por dentro en cualquier momento. Y seguramente por ese mismo miedo me disfrazaba de erizo. De puto erizo.

Ahora ya lo sé. Soy un erizo. Y debo aprender a no serlo, debo arrancarme el disfraz aunque ya esté pegado a la piel; aunque ya sea la piel.

Aquí dejo el primer jirón.

18 comentarios:

  1. Los mecanismos para que no nos hieran son tan diversos, que ser una especie de erizo es formarse una coraza protectora. Que sea tan buena abrazadora es signo de que el trato con la gente te gusta, lo que temes es desnudarte el alma. Es que da mucho miedo, porque nos hace vulnerables, claro.

    Bienvenida al club de los ariscos que desean dejar de serlo. Un abrazo grande y feliz martes

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  2. Pues yo debo ser un erizo salvaje.
    No doy abrazos.
    No doy ni los buenos días... bueno, sí que los doy pero nada más.

    Besos.

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  3. A mi me costó mucho, bueno... aun me cuesta...
    Besos.

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  4. Que experimentes un estado de “contenta” sintiéndote un “erizo” y que además te mimes, es una buena señal de encuentro contigo misma.

    Me consta eso de ser buena dando y recibiendo abrazos. Hacerlo bien es todo un “arte”, o necesidad. ¡Hay tanta falta de abrazos en el mundo! ¡Tanta resistencia a ello por causas que nada tiene que ver con la persona en sí y sí con las limitaciones, propias, sociales, absurdas!… ¡Como absurdo es el mundo en muchos aspectos! (Por “mundo” hay que entender la suma de todos, y no un “ente” caído del cielo. ¡¡Alguien lo ha hecho/está haciendo así!!)

    Buena y natural descripción de los/tus abrazos… Si ya dominas la técnica, practícalos más a menudo… Y verás caer las púas que imaginas que te recubren! (¡Actúa, no pienses tanto!)

    Y deja las descalificaciones propias. En el fondo no te las crees ni tú… Son simples “insuficiencias” a desmontar. ¡Si no desmontas el circo, siempre habrá payasos corriendo por la pista. Pero si no hay espacio para ello, se diluyen, desaparecen!

    “Haré caer mis barreras para dejar tocarme el alma.”

    ¡Avanti! Del ayer, palabras, circunstancias o sentimientos, nada queda, más allá de lo que permitas a la memoria traer al presente. Pero el presente ya está ocupado con sus propias realidades. Lo de atrás, no lo rechaces, !si luchas no se va! Limítate a “tomar nota” de que estuvo/está ahí, y déjalo marchar.

    No hay tal erizo, tal disfraz, tal jirón… Hay alguien que, conociéndose a sí misma, quiere darse la libertad de ser. No hay nadie que te lo impida, ni tan siquiera tú. Pues ese “tú”, realmente, no es real.

    Abrazos Alís.

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  5. Y a mí me han tratado de cactus...
    Y qué sabrán de los sentimientos que esconden todas esas púas y espinas que nos protegen y de su por qué...

    Besos, linda.

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  6. Mis abrazos son funcionales. En los gestuales no me prodigo. Tal vez esto reste brillo. Si los quieren ver, bien y si no, también.

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  7. Es curioso, a veces nos perciben así, un tanto distantes y, como reflexiona la Zarzamora, ¡qué saben los demás de nuestra esencia?. Solo contadas personas logran percibir que detrás de una aparente "seguridad", se oculta un ser tímido, temeroso de ser dañado. No estoy segura de poder modificar ese como patrón genético o plantilla mental. Sí, ocultar. Sí, seccionar de vez en cuando las espinas, pero el que nace erizo, muere erizo.
    Besos Alí.

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  8. En mi familia materna están "prohibidas" las muestras de afecto, hace años que rompí con el cordón umbilical.

    Un beso.

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  9. A lo mejor el erizo no necesita dejar de serlo y le basta con plegar de vez en cuando las púas para que puedan ser acariciadas, abrazadas.

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  10. Ay! que lindo erizo....yo pagaría por un abrazo de esos... ;) tengo la sensación, de que eres mas tierna que todas las cosas... así que no me engañas! beso, abrazo y mimo.

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  11. Solo por fuera tienen las púas. La parte anterior es tibia y blandita

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  12. Ojalá pudiera ser erizo.
    Fdo. Un cactus.
    Jajaja
    Abrazos,
    P

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  13. Albada Dos: Hasta que descubrimos los regalos y la fortaleza que se esconden en aceptar nuestra vulnerabilidad. Entonces la cosa cambia. Me sumo al club, por supuesto. Un beso

    Toro Salvaje: Por supuesto, de ser un erizo serías un erizo salvaje. Debo de ser una afortunada porque siempre me dejas besos, tú que ni das abrazos ni los buenos días. ;-P Un beso grande

    Alfred: Eso es señal de que lo intentas. ;.) Besos

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  14. Ernesto: Me siento psicoanalizada. ¿Tengo solución, doctor? jajajaja. En serio, gracias por darte el tiempo para hacer este comentario, tan certero por otra parte. Me gustó eso de desmontar el circo. Un abrazo

    La Zarzamora: No pueden saber de los sentimientos si los escondemos. La culpa no es de ellos, aunque sobren sus juicios. Besos!

    Juncal: Cómo pueden verlos sin mostrarlos? Yo me he sentido abrazada por ti, y no me parecieron abrazos funcionales. ;-) Besos

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  15. Taty Cascada: Espero que, aunque muera erizo, sea con púas suaves. En cómo nos perciben los demás hay mucho de ellos, y también mucho de nosotros. Besos

    Ilduara: Me alegra que hayas roto ese cordón. Y se te nota!!! Un beso grande

    XuanRata: Me gusta tu mirada (eso ya lo sabías, porque me gustan tus fotografías y éstas muestran tu mirada). Supongo que se trata de qué necesito cambiar para conversar lo que me importa. Besos.

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  16. Laura: Es difícil engañarte a ti. Eres muy lista. Quizás por eso has visto el lado tierno del erizo. Un besote grande.

    Julio David: Jajajaja, menos mal que lo seguirías haciendo igual. No sólo no me incomoda, sino que me encanta. Además, tengo algo más de siete años. Por cierto, hoy has olvidado dejar el abrazo (¿o fue a propósito). Un beso y un abrazo para ti

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  17. Juncal: Ya sabía yo que tú también eres más blandita de lo que aparentabas. ;-)) Beso!!

    Madrilenials: ¿Lo dices por moverte más? jajajaja. Un beso

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    Respuestas
    1. Me has pillado. Necesito viajar o como mínimo ¡salir un poco de esta ciudad! (Aunque siga cargando con mis espinitas)
      Un beso,
      Pat

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