Dos veces me rapé el pelo. Siempre lo había tenido largo, hasta la cintura. Me resistía incluso a cortarme las puntas, porque las peluqueras (como la vida) siempre se llevan más de lo que merece llamarse puntas.
La primera fue en 2010.
Mi madre nunca ha sido de maquillarse. Para las bodas de sus dos hijos y poco más. Pero le gustaba llevar el pelo arreglado (descubro ahora escribiéndolo su sensualidad madura), y cada semana o diez días iba a la peluquería. Cuando le diagnosticaron el cáncer, una de las cosas que más la preocupó fue la caída del cabello. Salí por un momento, ya cerca del mediodía. Cuando volví, sentada a la mesa me miró y sonrió. Luego se echó una mano a la cabeza.
- Ay, ay, ay. ¡Estás loca!... ¡Y te pelaste para estar como yo!
- Sólo es pelo. Nos crecerá juntas.
Y volvió a sonreír.
Fue una de sus más bonitas sonrisas.
La segunda fue en 2014.
Estaba en medio de un intenso proceso personal. Como ya me había visto y me había sentido cómoda, fue más fácil decidirme. De repente sentí que la belleza debía sacarla de adentro. Sería como sacarme el bastón. Y surtió efecto. Empecé a buscar en mí todo lo que me daba seguridad, mis dones, mis luces, la aceptación de mis sombras, las sombras de mi aceptación. Y me volví coqueta. Volví a serlo. Encontraba el ánimo, y las fuerzas, para resaltar mis ojos, sostenía la mirada, el horizonte entró en el campo de visión. Sonreía más.
Algunas de mis más bonitas sonrisas.
Con pudor, pero me lo debía.
ResponderEliminarWow que belleza !!! cuanto amor ,ternura y empatía !!!! claro estoy segura que esas sonrisas fueron las mejores ,besos
ResponderEliminarMuchas gracias, Odalys. No sé si fue empatía y tampoco resolví su problema, pero me dolía tanto verla sufrir por algo que en realidad no es tan importante (aunque ambas creyéramos que sí) que quise acompañarla.
EliminarBesos
Bonito gesto, aquel con tu madre, Alís. No es de extrañar que sonriera ...
ResponderEliminarJuncal, es que no supe acompañarla en eso de otro modo. Era tan poco lo que podía hacer...
EliminarBesos
Preciosa la forma que has dado a esta reflexión, sí amiga, la belleza está dentro de nosotros.
ResponderEliminarY me he rapado la cabeza también, así durante dos años, ahora ya llevo mi melena, pero no descarto hacerlo de nuevo. Disfruté mucho cuando me rape, puede comprobar y sentir sensaciones muy positivas.
Feliz finde Alís.
Carmen Silza, por más que digamos que no, seguimos dando importancia a cosas que no la tienen. Lo realmente importante está dentro, en lo que sentimos, en lo que somos, no en la apariencia.
EliminarAdemás encontré muy cómodo el pelo tan corto. Lástima que para mantenerlo tenía que ir a cortarlo a menudo...
Muchas gracias
Besos
Es una forma de desnudarse, de mostrarse.
ResponderEliminarBesos.
Es cierto, Alfred. Recuerdo que en ambas épocas me sentía muy expuesta. Al principio, luego me acostumbraba y disfrutaba.
EliminarBesos
En momentos de tensión vital, siempre me corto el pelo. Para mí es un modo de soltar lastre, nunca llegué a rapármelo, pero sí hace tiempo que lo llevo corto.
ResponderEliminarMe encantó el gesto de complicidad con tu madre.
Un beso.
Ilduara, me sentía tan desnuda rapada que tenía que buscar dentro de mí cómo superarlo. Y encontré mucha más fuerza de la que creía tener.
EliminarEse gesto fue muy poco para lo que necesitaba y merece.
Bicos
Tienes un corazón tan hermoso!!!
ResponderEliminarBesos.
Xavi, es que tú me miras con buenos ojos...
Eliminar(No dejes de hacerlo, por favor)
Besos
En los dos casos hiciste lo justo.
ResponderEliminarUn corte de pelo bien vale la sonrisa de una madre y las certezas de una hija.
Besos.
Juan L. Trujillo, no sé si hice lo justo, sólo hice lo que me surgió, lo que salió de adentro.
EliminarBesos
Ya desde bien joven, siempre ha habido dos estéticas que me atraen. Aún ahora. Las mujeres con el pelo muy corto, incluso al cero y también y contrariamente las mujeres que lucen su pelo natural gris o blanco.
ResponderEliminarNoxeus, o sea que en este momento no entro en ninguna de las estéticas que te gusta. Vaya...
EliminarBicos
Tu no necesitas ninguna de las dos estéticas para gustarme. Hace por lo menos 45 años, quizás más, aprendí a separar la estética de la mujer, de la mujer que es su dueña. Y aprendí que la estetica cambia y la mujer permanece.
Eliminar(cuando no se larga con otro, claro. jajajaj...)
;)
Eliminar¿Para qué nos vamos a engañar, Noxeus? Buscaba que me dijeras eso, jajaja.
Gracias
Bicos
Dejarse el pelo largo o cortarlo siempre está en nosotros mism@s. En esas dos fechas has hecho lo que tú creíste mejor para ti y tu entorno. Lo de tu madre es espléndido. Es admirable como una simple rapada de cabello se puede estar en consonancia con una madre. En los pequeños detalles siempre está la cuestión, amiga Alís.
ResponderEliminarLo de ir a la moda, me parece tonto (con perdón) no hay como hacer las cosas cuando uno cree que debe hacerlas y la moda eres tú, no que te la impongan.
Muy buena reflexión para un fin de semana. Espero que tengas un sábado primordial y sigue deleitándonos con estas maravillas.
Bicos de reflexión.
Muchas gracias, Joaquín Lourido.
EliminarCreo que debemos ir como nos sintamos cómodos, que nos gustemos (y no hablo sólo de la apariencia), que nos sintamos seguros. La moda, si no nos acomoda, acaba pasando su cuenta.
Bicos
Querida amiga hoy me has emocionado de lo lindo me has recordar a mi madre, y su cabeza sin pelo, con su gorro tan linda ..la belleza que nos proyectaba a todos estaba en su mirada y su sonrisa ..Un abrazo y muy feliz día .
ResponderEliminarCampirela, muchas gracias por lo que dices y cuentas. Siento tanta ternura en tus palabras!
EliminarBesitos
Hola paso de visita por tu blog, me gusta tu forma de plantear lo del corte de pelo, el pelo es importante pero lo es más lo que refleja la cara, toda mi admiración. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias NaNy. Y bienvenida a esta casa.
EliminarUn abrazo
Eres preciosa, Alís. Me ha llegado muy dentro lo que has contado.
ResponderEliminarTe admiraba ya, pero ahora, aún más. No cambies nunca.
Un beso admirador.
Muchísimas gracias, Eva S. Stone.
EliminarLo de no cambiar casi lo puedo prometer. No porque no debiera, sino porque a estas alturas ya... sólo hay espacio para ligeras modificaciones, jajaja.
Tu comentario me emocionó.
Beso gigante
Dos sonrisas geniales.
ResponderEliminarDos decisiones generosas y atrevidas.
¿Tee he dicho que me gustan las personas que sonríen, son generosas y le suman atrevimiento?
No, no me lo has dicho, guille. Pero no me sorprende. Encaja contigo perfectamente.
Eliminar;)
Besos
Hoy me has tocado el corazón, Alís. Un mensaje muy tierno y lleno de un intimismo inmenso. El pelo largo siempre está asociado a la sensualidad de la mujer... Y somos mucho más que un pelo largo, te lo dice una que lleva su nuca al viento desde hace décadas.
ResponderEliminarMil besitos con todo mi cariño y feliz día ❤️
Auroratris, muchas gracias por tu cariño. ¿Sabes? La segunda vez que me rapé, en el cierre del curso que estaba haciendo, invitaron a una chamana ecuatoriana que, entre otras cosas, habló de la importancia del pelo largo en las mujeres (estoy resumiendo mucho). Recuerdo que me fui escurriendo en la silla, con mi pelo al 1. Andaba entonces con dudas sobre mi feminidad y pocas veces me sentí más mujer que entonces.
EliminarBesitos
Qué poderosas razones esgrime tu narradora que llevas dentro, Alís. ¿Conoces obra del fotógrafo Andrés Serrano? Te paso este enlace:
ResponderEliminarhttps://laantorchadekraus.blogspot.com/search?q=andr%C3%A9s+serrano
La belleza no tiene límites.
Fackel, la belleza no sólo no tiene límites, sino que puede hallarse en cualquier lugar. Sobre todo porque radica en la mirada.
EliminarGracias por el enlace. Me asomé y pasaré a leerlo con calma.
Besos
La fotografía de Andrés Serrano me parece muy buena
EliminarNo tiene que darte pudor comentar un homenaje tan precioso a tu madre. Eres grande, Alís, aunque no vaya a gustarte que te lo diga.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Macondo. No me disgusta que me digas que soy grande (lo entiendo por la edad), aunque me escuece un poco estos días. Es que a veces actúo como una niña cándida y me pregunto cómo tan tonta a mi edad.
EliminarBesos
Un poco bruja también, pero eso lo lleva inherente tu condición de mujer. No lo decía precisamente por tu edad. En primer lugar porque ni la conozco, ni me importa. En segundo, porque si tiramos de documentos de identidad vas a ser una chavalica en comparación con este jubilado.
EliminarBesos.
Macondo, fue después de enviada mi respuesta que pensé que podrías estar usando grande en otro sentido. Y te lo agradezco, de corazón. Parece que estoy acostumbrada a elegir la interpretación que menos me favorece.
Eliminar¿Bruja yo? jajajaja, en todo caso meiga, que haberlas haylas
Beso
Hainas! fixo que si.
EliminarNo las provoques, Noxeus
EliminarMe has emocionado, Alis! ... que gran persona eres ;)
ResponderEliminarMuchísimas gracias, artur. A mí me emociona que me lo digas.
EliminarBesos
Esa sonrisa de tu madre me enternece, al igual que tu gesto hacía ella. Eso es verdadero amor.
ResponderEliminarY tus sonrisas, las del 2014, un reflejo de tu alma. De tu hermosa alma.
Me ha encantado conocer estos dos retazos de tu vida.
Un beso enorme y todo mi cariño.
Carmela, mi madre siempre ha sido mala para recibir regalos. Cuando veía que le regalaba algo caro me lo devolvía. A mí me sentaba fatal, aunque sé que lo hacía porque quería cuidar mis finanzas. Esa sonrisa significaba que aceptaba mi regalo y le gustaba. Y para mí eso era el paraíso.
EliminarMuchas gracias, por tu forma de acompañarme
Besos
Eres maravillosa nena. Me encantas.
ResponderEliminarUn beso grande y pausado.
Jajajaja
EliminarMuchas gracias, Erik. Algún día te contaré mi(s) historia(s) con el "nena". Nunca me deja indiferente.
Beso, igual de grande y pausado
No he pasado por esa experiencia, pero si conozco otra donde mi madre con cáncer y yo con ella a todas partes, me empeñaba en robarle alguna sonrisa.
ResponderEliminarMe ha parecido una de tus mejores entradas, querida Alís, porque en ella sobran palabras y falta la respiración.
Besos.
Muchísimas gracias, Estrella.
EliminarMe anima lo que me dices. Me dio mucho pudor publicar esta entrada, que tenía escrita hace ya unos meses. Por algo necesité hacerlo ahora, algo estaba conjurando... ¿Quién sabe? Tal vez se esté acercando un tercer rapado...
Besos
Oh! Que linda esa primera vez. Me has emocionado.
ResponderEliminarPelo corto al poder, yo esperé a hacer la primera comunión y nunca más lo dejé crecer...
Algún día te contaré como me convertí en rubia platino...
Besos sin peinar.
😇
Laura, ¡¡quiero ver una imagen de esa rubia platino!! Y puedo imaginarla.
EliminarMuchas gracias
Beso
yo también quiero esa imagen
Eliminar¡Queremos a la rubia platino en Pies descalzos! O mejor en Todo lo que no te dije, con foto, para que cuentes la historia.
EliminarBesos a ambos
me broté.
ResponderEliminar...para luego cosechar(me)
Eliminarbiquiños
LA primera vez es una muestra de gratitud con tu madre.Su sonrisa fué un canto de amor.
ResponderEliminarLA segunda,la conozco mejor.Llevo ya muchos años queriendo cortarme el pelo,pero no como ahora que es corto normal,sino rapado
Seré capaz de hacerlo?YA te lo cuento
Besucos preciosa
Gó
Gó, nunca podré hacer suficiente para agradecer a mi madre todo lo que debo agradecerle.
EliminarAnímate a raparte (a mí me encantó la sensación). Espera al verano, eso sí.
Besitos
Si amiga, la belleza esta dentro, lastima que muchos no saben mirarla. Saludos Alis.
ResponderEliminarPorque no quieren verla, Sandra Figueroa. Hay personas que temen a la belleza (de otra persona, de lo que es posible, de una sensación...).
EliminarUn abrazo grande
A mí no me queda otra, es eso o sino tener los pelos al estilo Woody Allen o Larry de los tres chiflados.
ResponderEliminarAsí que luzco un rapado permanente.
Beso!
Así vi, Frodo (supuse que no era un look sólo para la partida de ping pong)
EliminarBeso
Cuando tenía unos 11 o 12 años me corté las trenzas , mi abuela se enfadó mucho conmigo.
ResponderEliminarMe lo has recordado
Saludos
alasdemariposa, dos de mis tres hijas también experimentaron cortándose mechones (casi al cero). Difícil arreglo tenían, por no decir imposible, así que de ese modo lucieron por un tiempo.
EliminarUn abrazo grande
Casi me pierdo este precioso conmovedor relato, prolífica Alís. Sabes que estoy liado de trabajo, por lo que miré de reojo tu nueva publicación y me pareció y acerté -no me sonaba- que no era el título (Cabeza rapada) que había visto en algún momento ayer... Insisto, menos mal que no me lo perdí.
ResponderEliminarAbrazo agradecido. Por no perdérmelo.
Se te ha perdido alguno más, Carlos Perrotti. Pero no te preocupes. Éste lugar no pretende ser parada obligatoria sino un espacio que ojalá disfrutéis.
EliminarAbrazo, con libertad
La valentía de quererse y de quererla
ResponderEliminarme dibujaste una sonrisa y una lágrima emocionada
besos Alís
podría decir más pero estropearía tu belleza
MaRía, me alegra haberte dibujado una sonrisa.
EliminarBicos
La mujer con su cabello tiene unas relaciones muy estrechas y a veces demostrativas de intenciones. Cuando una quiere romper con algo, etapa,sobre todo, se va a la pelu y se corta el pelo, casi siempre. La otra vez, en tu caso, como solidaridad y frescura con una madre, e sun bello gesto, que tu madre valoró.
ResponderEliminarGenial entrada. Un abrazo y a por este día, con ganitas
Albada, yo soy malísima para ir a la peluquería. Cada vez que voy me riñen, para que te hagas una idea, y claro, menos ganas me dan de ir. No aguanté con él rapado sólo porque tenía que ir a cortarlo a menudo.
EliminarMuchas gracias. Me alegra que te haya gustado
Un abrazo grande
Con pelo, y sin pelos en la testa, y mejor en lengua, cuenta siempre conmigo...
ResponderEliminarpa mí, siempre estarás relinda.
Besos sin pelos en la lengua;)
Pelos en la lengua nunca tuve, Eva, aunque con los años he aprendido a callarme alguna que otra vez (ni muchas).
EliminarGracias, por el sostener a lo largo de los años
Besos y más besos