De niña, en París, me pasaba las tardes en la cour. Un patio interior en un edificio de Le Marais del que mis padres eran los porteros, además de sus respectivos trabajos. En la cour construía mis mundos. Y tal vez ahí empecé a levantar también mis barreras.
El último año salía con mi muñeca. La que tenía. No recuerdo si caminaba o hablaba, quizás hacía las dos cosas. Sí recuerdo que toda su espalda era una caja con dos pilas grandes. ¿O será que sólo me lo parecían porque yo era pequeña? Mi muñeca, con abrigo incluso en verano y cada día más despeinada, era mi compañera de juegos. Se quedó en París cuando nos fuimos a Galicia. Pero no la he olvidado.
Antes de la muñeca, salía sola. La sinagoga al fondo. La imprenta a la derecha. Y a la izquierda un enorme ventanal, blanco, tras el que nunca vi actividad alguna. Los autos se estacionaban delante. Y entre esos límites una gran superficie de suelo adoquinado. Mi territorio. Lo recorría una y otra vez, viviendo en él infinitas historias en las que me convertía en alguien que no soy yo, si no recordaría todo lo que pasó en aquel patio.
Gracias a la cour recuerdo, por ejemplo, que tenía un juego de té de plástico. Lo sé porque en el patio buscaba y recogía mariquitas. Siempre me fascinaron sus lunares negros sobre su atrevido rojo. Podía pasar horas con la chinita paseándose de una mano a la otra. Después me daba pena despedirme y la guardaba en la tetera, para seguir jugando juntas al día siguiente. Cuando me quise dar cuenta, ya reunía varios cadáveres. Las había matado sin querer.
En la cour nació mi nombre, Alís. Uno de mis entretenimientos era saltar a la cuerda. En un departamento de la escalera del fondo vivían dos estudiantes ingleses. Jóvenes, despeinados, desarreglados… y encantadores. Sólo recuerdo que el más rubio se llamaba Terry. Me alegraba verlo. Creo poder intuir todavía su cara. Siempre se paraban a jugar conmigo. Ellos giraban la cuerda para que yo sólo me preocupara de saltar… y volaba. Ellos, con su acento británico, me decían que era Alice au pays des merveilles. Mis padres debieron escucharlos, porque desde entonces me llamaron Alís (salvo para reñirme). Y a mí me gusta.
Una de las dos soy yo.
Que linda entrada! muy entrañable. Lindos recuerdos melancolicos pero siempre positivos. Asi que ese origen era el de Alis? Muy bello.
ResponderEliminarMis abuelos eran porteros de edifico. los mejores recuerdos con eso.
Y hermosa tambien en esa foto final con tu vestidito claro. Me voy alegre de aca. Besos
Muchas gracias, JLO. Que te vayas alegre de acá es un regalo para mí. Y sí, ya sabéis el origen de Alís, jajaja.
EliminarBesos
Precioso, Alís.
ResponderEliminarNo te imaginas cuantos recuerdos me evocan los tuyos. Yo también coleccionaba mariquitas y guardaba en una caja mariposas para ver, sin lograrlo, todas sus metamorfosis.
Un beso.
cuántos
EliminarIlduara, tal vez deberías haber guardado las orugas. Las mariposas ya hicieron su cambio, jajaja.
EliminarBicos
Madre mía qué recuerdos de infancia en Le cour. Serías feliz como una princesita, con la libertad, la imaginación y el nulo peligro de un patio interior, fuera enorme o moderado.
ResponderEliminarGracias por haber compartido esos recuerdos y la foto sin motos. Un abrazo grande
Era feliz, Albada Dos. Probablemente la etapa más feliz de mi vida. Luego viajamos a Galicia y algo cambió... Pero ésa es otra historia.
EliminarMuchas gracias a ti
Un abrazo grande
Es que ya desde pequeñita eras querible :))
ResponderEliminarBesos y cuídate.
Muchísimas gracias, Carmela.
Eliminar;)))
Besitos
Que bien! Hoy has dado un descanso a la poética doliente y te has aplicado el bálsamo sanador de la memoria que como un túnel del tiempo te lleva y nos lleva a las épocas en que nos bañábamos en inocencia y galopábamos en aquel hermoso caballo que se llamaba candor.
ResponderEliminarRepítelo de vez en cuando (si quieres).
Jajajaja, Noxeus, ¡cómo me reí con eso de la poética doliente! Debo revisar eso... He recurrido a la infancia en textos anteriores, así que seguramente lo vuelva a hacer en el futuro.
EliminarBicoss
Que bellos recuerdos Alis. Saludos amiga.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra.
EliminarUn abrazo grande
:)
ResponderEliminarMe hubiera gustado pelear contigo y tirarte piedras, jajjaajaja
Besos.
Estoy segura de que así habría sido, Xavi. Pero piedras no, por favor, que sólo había adoquines, jajajaja
EliminarMe habría defendido, no tengas dudas
Besos enormes para ti (mejor que piedras ¿no?)
Nos acabas de invitar a un viaje a tu infancia, ya desde bien pequeñita eras adorable, de haber sido Terry yo también hubiese jugado contigo, estoy convencida.
ResponderEliminarUn beso grande.
Laura, ¿sólo habrías jugado conmigo de haber sido Terry? jajaja
EliminarBeso grande
ya sabes que los niños y yo... jajajaja
EliminarAhora ya entiendo el acento de tu nombre. Il me plaît bien.
ResponderEliminarY tu texto también.
De ahí viene, Juncal, del francés. Y termina en s porque no soy Alicia. Y hasta ahí puedo leer, jajaja
EliminarMuchas gracias
Besos
Eres la q está sin osito,no?.
ResponderEliminarParís aún es mi viaje pendiente.
Gracias por este trocito,aunque sea a través del tiempo.
Besos
alasdemariposa, cuando tuve mi primer osito de peluche fue regalo de un novio, así que tardé bastante.
EliminarGracias a ti, por todo
Besos!!
Bonitos recuerdos de infancia. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias, Susana
EliminarSaludos
Con qué nitidez se recuerda la infancia. Bonitos recuerdos y entrañable entrada. Me ha encantado.
ResponderEliminarTus últimas palabras me han recordado a unos de mis abuelas, que cuando nos tenía que reñir nos trataba de usted.
Besos.
Muchas gracias, Macondo. Me alegra que te haya gustado.
EliminarYo tengo nombre compuesto (el de mis dos abuelas) y sólo cuando me reñían me llamaban por los dos. Como comprenderás, no me gusta mucho.
Besos
A veces es más fácil recordar la infancia que lo que sucedió antes de ayer...y siempre se recuerda con más cariño. Apuesto a que eres la más pequeñita.
ResponderEliminarBesos.
Elvis, es muy cierto lo que dices. Yo ando con una memoria pésima a corto plazo. A largo plazo creo que está mejor, claro que habría que saber si las cosas sucedieron como las recuerdo...
EliminarBesos
PD. Ésa soy (o era)
Ese viaje a tu niñez , nos acaba de mostrar, que esa persona que tu eres en tus escritos, está llena de una sensibilidad y una libertad aprendida cuando ya eras niñas y jugabas con las mariquitas, saltabas a la comba y te fijabas en el pelo rubio de un inglés.
ResponderEliminarEsa niña que llevas dentro deberías mostrarla más a menudo.
Besos.
Juan, es que de niña (hasta los 12 o así) me gustaban los rubios. Luego se me pasó, jajaja. Muchísimas gracias por lo que me dices.
EliminarOjalá supiera cómo mostrar esa niña.
Besos
Bonito relato, natural, de unos pasajes de tu vida... Gustan!
ResponderEliminarY gustan precisamente por el momento tuyo, osea tú, en que has decidido expresarlo. En ocasiones es más relevante el estado de la persona que comparte que lo compartido, sobre todo en esto de las expresiones escritas.
Fuerte abrazo Alís.
Te hago llegar una canción por el correo... Evidentemente no soy yo quien canta jajjajajjaaja... Ni el mensaje tiene que ver conmigo...
Un sencillo compartir. La mañana viene así, tal cual la tuya!
Ernesto, ya me explicarás entonces por qué has elegido esa canción. ;)
EliminarMuchas gracias por tus palabras. En esta ocasión, el texto nació por la primera foto, pero es cierto que la tenía reservada hace meses y nació ahora. Por algo será, como dices.
Un abrazo grande
Bellos recuerdos los que nos cuentas Alis , y precioso el nombre que adoptaron para ti ..tal vez seas esa Alicia en el país de las maravillas ..
ResponderEliminarY esa foto es genial me encanta , muchas gracias por compartirla es un buen recuerdo , me has recordado que tengo una foto muy parecida a ella ..sería la época ajjaj un montón de abrazos .
Campirela, lo de ser Alicia en el país de las maravillas me lo han dicho más veces a lo largo de la vida sin saber esa historia inicial. Tal vez porque a menudo me voy de la realidad... ¿quién sabe?
EliminarMuchas gracias. Eres un sol
Besitos
Interesante, es agradable leer estas historias en estos días.
ResponderEliminarBesos
Erik, me alegra que te sirva leer historias así.
EliminarBesos
Qué hermosa historia Alís.
ResponderEliminarGracias por compartirla.
Saludos.
Muchas gracias, Rosa Mª. Para mí es un placer compartirlo.
EliminarUn abrazo
Fijatetu que me había imaginado algo así con la aparición de Alis.
ResponderEliminar¿Infancia en París?
¿Asesina de mariquitas?
¿Jugando con ingleses despeinados/encantadores?
Tu empezaste lanzada.
guille, viví el mayo del 68 en París (con cinco meses, también es cierto). Respiré el gas de las lacrimógenas desde muy pequeña. Yo creo que algo me marcó.
EliminarPero no es asesinato si es sin querer ¿no? jajaja
Besos
Toda una explicación, muy bien contada.
ResponderEliminarAlis suena bien.
Besos.
Muchas gracias, Demiurgo.
EliminarLa verdad es que no respondo ya a otro nombre. Toda mi vida fui Alís, aunque no creas que no me trae algunos problemas administrativos...
Besos
Hola Alice...Veo que te dedicas a la poesía. Pero ¿sabes? Tu prosa es INSUPERABLE...Eres una verdadera escritora. Vengo de leer GATITA y ahora esto..¡Increíble! Esa indagación tan esclarecedora en el alma de esa niña que fuiste, me hace pensar de que ella no se ha ido y que aun vuela alrededor de tu cabeza cuando agarras una pluma o te sientas ante un teclado ¡Me encanta!
ResponderEliminarNo pienses que te lo digo por simple lisonja ¡Nada que ver! Modestia aparte, esto te lo dice un escritor, que sea famoso por lo desconocido, ese no es el punto. Lo importante es que te lo digo como escritor...Eres una colega.
Me vas a perdonar que te haga una propuesta indecente en la primera cita, pero no quiero perder la oportunidad de identificarme con un alma gemela, por eso te invito a leer uno de mis textos...Te aseguro que es corto:
https://freeditorial.com/es/books/la-propiedad
Alí Reyes, ¡bienvenido!
EliminarLa poesía es un vicio reciente. Por alguna razón, en estos dos últimos años me salen, aunque no sé si podría llamarle poesía y desde luego no me convierte en poeta. Lo de escribir sí me acompaña. Como periodista por muchos años y ahora, de nuevo, por placer.
Leeré tu texto y te diré.
Ojalá te sientas cómodo por aquí
Un abrazo
Me encantó y bien podría ser el inicio de una maravillosa autobiografía.
ResponderEliminarUn besote, cuídate mucho!
Uy, AlmaBaires, autobiografía dices... Son más cosas que tendría que callar que las que me atrevería a contar, jajaja.
EliminarMuchas gracias
Besitos
Recuerdos preciosos, que despertaron los míos con el juego de saltar a la cuerda ¡cómo me gustaba! Tenés una capacidad muy especial en tu forma de escribir que involucra al lector.
ResponderEliminarTe agradezco el abrazo que me dejaste en el nido vacío y lo retribuyo con otro enorme, querida Alís.
Mirella, qué alegría verte por aquí. Y no sabes cómo agradezco tus palabras y tu presencia.
EliminarDescansa lo que necesites, pero te estaré recordando de vez en cuando que me gusta cómo escribes. Por si te tienta...
Besos!!
Às vezes, é bom deixar que cartas antigas falem, ressurjam, se manifestem. A memória e a invenção vão pondo ordem no caos, na aluvião de palavras, na torrente das coisas guardadas, que não bastam enfileirá-las. É preciso dar-lhe um sentido, um sabor de fruta madura para que possamos saboreá-la enquanto escrita. Isso você o fez tão bem que o gosto doce da fruta perdura no céu da boca... Eu quero mais...
ResponderEliminarMuitos beijos
José Carlos Sant Anna, ¿será porque ya soy fruta madura, tirando a pasada? jajaja
EliminarYo también quiero más. Me gusta eso de que el sabor perdure en el cielo de la boca...
Muitos beijos
Gracias por compartir un trocito de ti, me has recordado tanto a mi infancia... Yo me hacia llamar Alicia porque adoraba ese cuento, algo que le disgustaba mucho a mi madre. "No reniegues de tu nombre, no paras de darme disgustos" jajajaja. Gracias Alís, me ha encantado.
ResponderEliminarMil besitos soñadores y con cariño para ti ♥
Auroratris, yo fui reacia al principio al nombre de Alís. Mis padres lo usaban y yo no. El problema es que como tengo nombre compuesto y juntos no me gustan, decía uno o el otro, y mis padres se celaban (son los nombres de sus madres). Así que encontré que Alís era una solución. Eso fue a los 10 años. Desde entonces, no obedezco a otro nombre.
EliminarGracias a ti, siempre
Besitos
Me ha encantado esta historia, Alís. Escribes como los ángeles.
ResponderEliminarBisous.
¡Qué linda eres, Eva S. Stone! Muchísimas gracias.
EliminarBisous, bien sure
Conozco este barrio de Le Marais en París, en el distrito IV (quatriéme), también fui a esa sinagoga de la que hablas, aunque entré sin que nadie me pusiera ninguna pega, algo extraño pero real.
ResponderEliminarDe manera que ya ves, otra coincidencia más.
Lo de recoger esos insectos tan curiosos como las marquitas solía hacerlo yo también en el patio del caserón de mi abuelo. También coleccionaba mariposas y grillos.
Me ha encantado también descubrir cómo nació tu nombre, Alís, derivado de la otra Alice au pays des marveilles.
Disculpa mi prolongada ausencia, pero necesito tiempo para retomar el ritmo de vuestros blogs.
De modo que esta vez aprovecho la ocasión para compensar mi ausencia con este amplio comentario.
Besos, Alís.
Estrella, no dejan de sorprenderme las coincidencias entre nosotras. Me sonrío.
EliminarLa sinagoga hace años que salió del patio del edificio (voy siempre a ver la casa cada vez que visito París, que es siempre que puedo). En cuanto a los insectos, sólo recogía mariquitas. El resto me dan asco, jajaja.
Estrella, son tiempos difíciles. No te preocupes y regula tus tiempos como necesites. Yo sigo aquí.
Besos
La infancia nos deja recuerdos angelicales. ESte de tu memorabilia, cuánto dice de la naturalidad tuya para recordar desde la esritura, y de la felicidad del recuerdo infantil. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarCarlos Augusto, mis años en París (mis primeros siete años) son, en mi memoria, los mejores de mi vida. Y mira que he pasado buenos momentos en los años siguientes hasta hoy...
EliminarMuchas gracias
Un abrazo
¡Qué bellos recuerdos! hay momentos, situaciones, personas...que quedan grabados para siempre en la memoria.
ResponderEliminarUn beso grande., Alís
Muchas gracias, Rita. Sí, a veces quedan grabados en ligeras evocaciones, no muy definidas, pero que perduran a fin de cuentas.
EliminarUn besote
Infancia con encanto.
ResponderEliminarPreciosa!
claudia, lo fue o así me lo parecía.
EliminarMuchas gracias
Besos!
Qué linda entrada Alís, un recuerdo precioso ese que nos compartes...
ResponderEliminarHay cosas que nos acompañan toda la vida, como tu muñeca, aunque más no sea sino su recuerdo.
Besazo al alma muakkkkk.
Paula Cruz Roggero, muchas gracias. Me reí escribiendo, porque si bien no olvido esa muñeca, soy incapaz de recordar si hablaba o caminaba. Creo que las dos cosas, pero eso no lo recuerdo. Aún tengo por algún lugar una foto con ella. No imaginas cómo la lloré cuando no pude llevármela a Galicia (y ahora no entiendo por qué, podría haberla llevado en la mano, pero por alguna razón no me dejaron).
EliminarBeso enorme
Es una entrada entrañable! Esos recuerdos que quedan para siempre en el alma. Las imágenes divinas, y sentir que esa niña está siempre ahi, tú,Alis en el país de las maravillas, de tu preciosa infancia.
ResponderEliminarMe ha encantado!
Un beso enorme linda!
Muchas gracias, lunaroja. Fueron años felices, y no creo que fuera por la inocencia, creo que más bien por la inconsciencia. Sé ahora cosas que si hubiera sabido entonces habría cambiado los recuerdos y las emociones que los acompañan. Un ejemplo, supongo, de por qué es importante cuidar la infancia.
EliminarBesitos
Ves que es eterno el ayer, Alís? Lo confirmo gracias a este entrañable caleidoscópico relato jalonado de hallazgos y miradas que aún de reojo inspiran tantos versos con sus respectivas versiones...
ResponderEliminarÚltima versión de abrazo.
Muchas gracias, Carlos Perrotti, por darte el tiempo de pasar por aquí.
EliminarUn abrazo
Qué añoranza esos tiempos de infancia y ese lugar en donde te fuiste conformando .
ResponderEliminarJugando con la muñeca,sin importar cómo estuviera ,era tu muñeca y con las mariquitas..Yo también jugaba con ellas,pero las soltaba,jaja.
Me gustó el motivo de tu nombre.Es precioso!
Son tan lindas,tan niñas, que nadie pudiera elegir.Me gustó recrearme en tu infancia
Besucos niña 2
Gó
Muchas gracias, Gó. Me gusta compartir contigo estos recuerdos. Y me gusta que lo disfrutes.
EliminarBesitos
Entrañable relato.
ResponderEliminarMe pareció verte...
Besos, Alís.
Eva, era yo, sí me viste, jajaja
EliminarGracias
Besos
Cuando un@ tiene una infancia que relata de esta manera es porque realmente ha sido bella, feliz y todo lo que ella implica. Ya que suele pasar que muchas de las personas que no lo pasan de esta manera porque han tenido una infancia rara, suele pasarles factura y potencialmente son más negativ@s y hablaríamos de otras circunstancias que las susodichas. Tu relato es entrañable y nos haces recordar lo que cada cual hacíamos a esas edades. De ahí que me recreo en tus palabras porque son brillantes, intensas y adorables.
ResponderEliminarGracias por compartir tus experiencias más angelicales. Me sentí muy identificado.
Bicos, Alís.
Joaquín, espero no haber despertado ningún mal recuerdo de tu infancia. Me tranquiliza saber que te sentiste identificado, habla de que hubo felicidad, supongo.
EliminarGracias a ti
Bicos
Nostálgica entrada, se me piantó un lagrimón. Me parece que se cuál sos vos.
ResponderEliminarAh, y me hzo mucha gracia que tu hija lea la biblia que le regaló el abuelo (paterno obvio jaja).
Te comento que me enviaron a una escuela católica toda mi primaria. Y ahora leo la biblia así, como si fuera un guión de cine. Salió ateo nomás, el pibe.
Besoooo
Frodo, me enternece imaginarte con ese lagrimón. Y seguramente aciertas sobre quién soy: hay pistas en el texto. ;))
EliminarMi padre no le regalaría una biblia a mi hija, no porque él no crea, sino porque sabe que no me gustan mucho. También tuve educación católica (aunque fui a colegio público y laico) y hasta formé parte del coro de la iglesia. Es el colmo del absurdo: ni creo, ni canto, jajajaja.
Besos!!!!
Linda niña, Alís.
ResponderEliminarSi recuerdas esos momentos así de bien es que fuiste feliz, aunque me temo que los tiempos no lo fueran.
La niñez siempre debería ser feliz para todos los niños.
Muchas gracias, Dyhego. Sí, recuerdo esa etapa como feliz, aunque efectivamente pasaron cosas (fuera y dentro de casa) que no lo eran tanto. Vivía ajena a todo eso y lo agradezco.
EliminarBesos
Esa cuerda sigue girando. Yo al menos, cuando te leo, te veo volar sobre ella.
ResponderEliminarLa infancia es un patio, ya lo dijo Machado. Y qué suerte tenerlo ahí, tan a mano.
Besos, Alís.
XuanRata, y sigo saltando cada vez que traigo ese recuerdo. Muchísimas gracias
EliminarBesos